II

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La luz del sol se filtraba por la ventana,el suave cantar de los pájaros lo adormecía y el amanecer se hacia presente en la tierra

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La luz del sol se filtraba por la ventana,el suave cantar de los pájaros lo adormecía y el amanecer se hacia presente en la tierra.
Se quedó mirando el techo sin expresión alguna,podía sentir como su cuerpo ya empezaba a volverse más débil con cada minuto que pasaba.
Comenzó a temblar de frío cuando una muy leve brisa se filtró por su ventana entreabierta.

Era una brisa muy ligera y apenas notable pero él se sentía como si estuviera dentro de un iglú y cubierto con una manta de nieve.
Quizás estaba exagerando un poco pero así es como se sentía.

- Vamos,tú puedes,eres fuerte - se dió ánimos a si mismo para comenzar un nuevo día y ocultar su enfermedad a sus compañeros,pero sobre todo,a la persona que ama.

Con pocas fuerzas,se sentó en su cama mientras temblaba,ya sea por frío o por la tristeza que habitada en su corazón.

- Debo hacerlo por él,tengo que hacerlo por él - se dijo a si mismo para levantarse cuando todo lo que quería era acostarse a dormir.
Se rió de sí mismo,es tan loco lo que uno hace por amor.

Todos en la oficina miraban en shock a su compañero de vendas quien,por muy imposible que pareciera, había llegado más temprano de lo habitual al trabajo

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Todos en la oficina miraban en shock a su compañero de vendas quien,por muy imposible que pareciera, había llegado más temprano de lo habitual al trabajo.
Por que si,de llegar cuatro horas tarde a empezar a llegar dos horas tarde era un gran cambio.

Kunikida se acercó al castaño con los ojos entrecerrados con sospecha y puso la palma de su mano en la frente del contrario para ver si no tenía fiebre.

- No estoy enfermo,a veces yo puedo llegar a tiempo también-se excuso el de vendas con un puchero y con los brazos cruzados.

- Claro,si eso es llegar a tiempo para tí -se quejó el rubio.

- Kunikida-kun está siendo muy malo conmigo sin justificación alguna - sollozó falsamente el castaño haciendo enojar al de lentes.

- ¡Deja de quejarte y vete a trabajar! - le ordenó el de coleta,Dazai estaba apunto de replicar hasta que vio que el otro sacaba su libreta y estaba por golpearlo con ella.

𝑷𝒆𝒓𝒔𝒊𝒈𝒖𝒊𝒆𝒏𝒅𝒐 𝑨𝒕𝒂𝒓𝒅𝒆𝒄𝒆𝒓𝒆𝒔 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora