CAPITULO 4

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—Seokjin, —vino una voz desde detrás de la iglesia.
—Me gustaría hablar contigo.

Seokjin alzó su cabeza de donde había estado rezando, infiernos, había estado suplicando por un milagro para Taehyung. Sabía que había salido del coma en el que había estado después del accidente pero no mucho más. Seokjin se levantó y fue al borde del banco.

—¿Cómo está Taehyung?

El aguantó la respiración mientras esperaba que Hyungsik dijera algo. El hombre tenía su sombrero en sus manos como si fuera a golpear algo si no lo tuviera. Seokjin no estaba seguro de si el sombrero sobreviviría.

Habían pasado dos semanas desde que Taehyung estampara su camioneta en el árbol. En el momento que el Pa de Taehyung vio las
marcas de su espalda, finalmente ato cabos. Nadie tenía permitido ver al hombre sin el permiso de su familia, no a menos que supiera como pasar a hurtadillas a las enfermeras.

—Deberías saberlo, —dijo Hyungsik—. Has estado yendo a verlo
cada noche desde el accidente.

Seokjin agarró el lado del banco apretando hasta que sus nudillos crujieron.
—Siempre está durmiendo cuando lo veo y las enfermeras ninguna de ellas me dirá nada sobre su condición.

—Él... —Hyungsik se lamió los labios cuando sus ojos rodearon la sala. Parecía tenso. —El doctor quitó las vendas de su rostro hace unos días.

—Lo noté cuando fui a verlo. —Seokjin ladeó la cabeza un poco cuando la ansiedad empezó a llenarlo. —Eso es algo bueno, ¿no?

Los ojos de Hyungsik estaban llenos de agonía cuando finalmente miró a Seokjin.
—No puede ver.

—Oh Dios, —Seokjin susurró cuando sus piernas de repente cedieron bajo él. Se sentó pesadamente en el suelo y apoyó la cabeza contra el lateral del banco en el que había estado sentado cuando intentó respirar a través del repentino ataque de pánico que amenazaba con tragárselo. —Dime

—No entiendo mucho de lo que dijo el doctor, pero lo básico es que la cabeza de Taehyung se golpeó en la cabina de la camioneta cuando chocó contra el árbol, y tuvo algún tipo de trauma en la cabeza. Hay mucha hinchazón. Mientras baja, todavía hay daños.

—¿Qué tipo de daños? —El rostro de Hyungsik palideció y apretó su sombrero con las manos. —El doc dice que Taehyung seguramente nunca recuperará la vista.

—Joder. —Las manos de Seokjin empezaron a temblar cuando la agonía lo llenó.

Para Taehyung perder la vista era un golpe devastador. El hombre era un ranchero. Necesitaba la vista cada día para completar su trabajo en el rancho. —Debe estar devastado.

Hyungsik giró el sombrero en su mano mientras miraba abajo. —Eso es algo de lo que quería hablar contigo.

—Lo que sea que pueda hacer para ayudar Hyungsik, todo lo que tienes que hacer es pedirlo.

—¿Lo dices en serio? —Preguntó Hyungsik mientras alzaba la cabeza.

—Sí. —Seokjin tenía la idea de que decirle como estaba Taehyung no era todo para lo que estaba allí. El hombre le estaba despertando curiosidad.

—¿Qué puedes decirme de lo que le pasó a Taehyung antes del accidente? ¿Cómo consiguió esas marcas?

—No sé los detalles pero...

—Pero sabes lo que le pasó, ¿no?

Seokjin apretó sus labios por un momento y asintió.
—Tengo una idea, sí.

—Dímelo.

—Hyungsik no creo que sea algo que yo tenga que decirte. Quizá deberías preguntárselo a Taehyung.

EL CORAJE (Libro IV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora