11: Hombre al agua.

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Se levantó de lo que vendría a ser su mas larga jornada de sueño, se sentía con más energía y felíz, y se dió cuenta de lo mucho que influía la falta de horas de sueño en su estado anímico.
Justo cuando termino de lavarse los dientes y la cara, escucho la puerta de la entrada abrirse. Se dirigió hacía ahí y vió a sus padres entrar. Se sentía aliviado de que le hayan dado el alta, que su padre pueda descansar en su cama y todos tengan un poco más de paz.

- Hola pa, hola ma.- decía Mauro mientras los abrazaba.- ¿Frenó la tos?

- Si, me dieron medicamentos nuevos y tengo que hacer menos actividad.- su padre tenía la voz más rasposa, y lo observó dejar sus nuevos medicamentos sobre la mesa, ya había una pila enorme y no sabía en que momento todo había terminado así.

- Si, ahora mismo tenes que ir a reposar, la quimio lo va a debilitar por lo menos por estos días.- decía su mamá.

- Me voy a descansar, vos recupera todas esas horas pérdidas que te gastaste cuidandome y anda a juntarte con amigos.- decia su papá mientras lo abrazaba y dejaba un beso en su cabeza.

- No son horas pérdidas para mi, encima la enfermera me cayó bien.

Cuando terminaron la conversación su padre fue a descansar y él solo pensó en que tal vez podría ver a Matías, para trabajar en su patio, obviamente. Así que envió un mensaje al pelinegro.

"Eu estoy desocupado si querés puedo ir a tu casa."15:00
"Por lo del patio" 15:01

"Sisi venite, mi vieja se fue pero el otro día me dio una explicación de todo lo que te iba a pedir así que yo te digo. 15:05"
"¿Que galletitas compró para el mate?" 15:05

"Mira que voy a trabajar, no me distraigas como el otro día" 15:08
"Compra don satur los bizcochitos" 15:08

"Como usted mande" 15:09

"Yendo" 15:13

Antes de salir se volvió a ver en el espejo, se lavó la cara por segunda vez y se aseguro de que su pelo este bien peinado y su ropa decente.
Salió con una gorra ya que el sol estaba fuerte, y con los auriculares al máximo arrancó a caminar.

Cuando estaba llegando, le mandó un mensaje a Matías, y de lejos vió al mayor observando por la ventana a ver si llegaba o no.
No tuvo que tocar la puerta ya que Matías abrió antes de que eso suceda, y lo recibió con una sonrisa amplía. Un beso en el cachete y esa corriente extraña que pasaba por ambos cuerpo, y que ambas mentes decidían ignorar.

- Extrañe verte cortar mis plantas.- le decía Matías.

- Ah ¿así que te gusta que sea tu exclavo jardinero?- contestaba Mauro, bromeando.

- Y puede ser, pero solo si cortas mis plantas ya si te veo trabajando para otro no se si me divierte.- decía Matías bromeando de igual manera, pero ambos sentían que la conversación tomaba un tono raro, asi que Mauro la desvió.

- ¿Cuantos paquetes de galletitas compraste boludo?- decía el menor entre risas al ver cuatro paquetes de los bizcochito que él había pedido.

- No me juzgues, entre en pánico y no sabía si comprar dos o cuatro.

- Ya dos son un montón pero si querías comprar mas de dos ¿porque no compraste tres?- decía mientras sonreía y negaba con la cabeza.

- No me gustan los números impares.

- Sos un caso aparte Spallati.

Matías comenzó a preparar el mate mientras Mauro lo veía y hablaban de temas triviales, escuchando música tranquila de fondo. Podría haber empezado con su trabajo pero Matías quería que lo espere hacía salían afuera juntos.

Luego de que Mauro corte el pasto, Matías quería ayudar así que comenzó a barrer mientras Monzón se concentraba en areeglar las plantas y demás, todo esto con pausas para tomar mates y comer bizcochitos.
Los vecinos los estaban odiando pero ellos no pararon de reirse por horas.

Luego de terminar con las plantas y que Matías barra la vereda, Mauro comenzó a regar las plantas y mientras Spallati alcanzaba mates y le contaba anécdotas de la semana.

- Y vos que onda esta semana.- preguntaba Spallati.

- Yo no le cuento mis cosas a la gente que me cae mal.- jodía Mauro.

- Que te haces si me conoces hace re poco y ya me amás.- decía Matías con aires de grandeza, dedicandole una sonrisa arrogante.
Mauro lo vio con las cejas levantadas, y con la manguera le mojó la cara así borraba esa sonrisa arrogante, ahora era él quien sonreía ampliamente.

Matías dejó el mate de lado y salió a buscarlo para agarrar la manguera y mojarlo a él. Entre risas comenzaron a perseguirse, hasta que el mayor logró sacarle la manguera y era él quien lo mojaba ahora.
Comenzó entonces una guerra de agua, donde ambos luchaban por mojar al otro y terminaban tentados de la risa.

Luego de un rato, cuando ambos ya no tenían más aire, apagaron el agua y se vieron, agitados y empapados, al verse ambos sintieron esa misma sensación que volvieron a ignorar pero por unos segundos se miraron fijo hasta que voltearon su mirada un poco sonrojados.

- Que pelotudo, ahora como vuelvo a mi casa así, mi vieja va a pensar que me metí en mundo marino a nadar con los lobos- decía Mauro y Matías se reía mientras iba adentro a buscarle una toalla a Monzón.

- Yo te prestó ropa boludito, toma secate.- le pasaba la toalla.- Vamos adentro.

Ambos subieron las escaleras para ir al cuarto de Matías y ahí Mauro se sacó su remera, no aguantaba el tacto de la ropa mojada. Matías escaneo inconscientemente el cuerpo de Monzón y tuvo un fugaz pensamiento que ignoró otra vez.

- Si queres pasa al baño, y agarra ropa de ahí.- señaló su ropero.- la que vos quieras.

Mauro salió del baño ya cambiado y su ropa le quedaba mucho mas grande de lo que pensaba, por suerte sus pantalones eran ajustables porque sino seguramente ya estarían en el piso, esa imagen le causo a Matías una especie de ternura que solo pudo reflejar en una cálida sonrisa.

- Vamos a tomar mates abajo, y ahora te toca contarme que onda tu semana, sin peros.- decia Matías.











No me gusto mucho como escribi pero bueno

Té para tres [litcko]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora