De una extraña y jodida manera, Harry desea que las cosas fueran peores. Sería justificable entonces, supone, ¿por qué todo se siente tan jodidamente difícil?
No debería ser así. Lo ha conseguido, joder. Lo tiene todo: su propia música, su base de fans leales y de alguna manera aún madura, la libertad creativa que se extiende mucho más allá de los supuestos roles de género cuando se trata del aspecto visual de su trabajo... Puede usar lo que quiera, puede cantar sobre quien quiera, puede actuar, puede bailar, puede divertirse. Tener mucha diversión.
Estar en el escenario nunca pasa de moda, ¿verdad?
Está bien. Está todo bien. Brillante. Destrozó la mayor parte de su adolescencia, luego luchó contra fantasmas y demonios a lo largo de sus veinte, y finalmente, aquí está. Libre. En casa. Y todavía...
Hay horas, y días, en que todo parece algo extraño. Como si lo estuviera mirando desde una pared de cristal. Nunca dirá que falta algo, porque ese es un puto cliché que simplemente no va a pasar por su garganta, pero la verdad es que algo anda mal.
Tal vez sea normal. Tal vez así sea la vida. No puedes tener esos subidones sin sentirte un poco deprimido de vez en cuando.
Aun así, cuando está solo, y trata de no estarlo, siempre que puede, la inexplicable ola de ansiedad y arrepentimiento se apodera de él. Es como si no pudiera recordar que ha perdido algo, pero la sensación de vacío sugiere que sí. Está cansado. Está abrumado. Probablemente está triste, pero también muy inseguro acerca de admitirlo, ¿por qué cojones estaría triste?
—Vamos, Harry—, se dice a sí mismo todos los días, acostado en la cama a altas horas de la noche y mirando al techo—, eres privilegiado. Lo tienes todo. No inventes problemas que no tienes. Deja de sentirte triste.
Solo deja de estar jodidamente triste.
Se le pasa. Todos los días, se le pasa y cuando se ríe, su risa es honesta, y cuando sonríe, su sonrisa es brillante y la vida es buena. Su nuevo disco es genial. La gira también está a punto de comenzar. Hay muchas personas que lo quieren y muchas personas a las que él quiere de vuelta. Ha sobrevivido a lo peor. Al infierno que viene con la fama, con la industria en la que está. Ha sobrevivido. Finalmente está en casa. Finalmente puede respirar hondo y simplemente disfrutar.
Se le pasa, pero siempre vuelve. Como la marea.
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Harry está a punto de salir a correr y la única razón por la que no rechaza la llamada es porque es de Niall.
Uno: no le dices que no a Niall. Simplemente no lo haces. Y dos, es inusual que llame a Harry. Cuando se trata de los otros antiguos miembros de One Direction, Niall es definitivamente con quien Harry estuvo más en contacto. Todavía interactúa con Liam de vez en cuando, pero es principalmente a través de redes sociales. Zayn la jodió en el momento en que renunció y eso es todo. Louis... Bueno. Él y Louis se separaron lentamente cuando la banda aún seguía en pie y una vez se disolvió, el silencio y la tensión entre ellos creció, explotó, se expandió como un virus y se tragó todo lo demás. A veces, Harry se sorprende pensando en Louis de la misma manera en que piensas en personajes de películas o libros. Como si nunca hubiera sido real. Solo una criatura suspendida en el tiempo, hecha para ser analizada, admirada y eventualmente olvidada.
El punto es que, aunque él y Niall se mantuvieron en contacto, no es como si se llamaran a mitad del día sin motivo alguno. Así que Harry se detiene en el pasillo y contesta.
—¿Hola?
—¡Harry, hermano! —. La alegre voz de Niall resuena. Debe estar afuera en alguna parte, porque hay algo de ruido de fondo—. Escucha, escucha, tengo que preguntar, ¿sí? Como...—, hay una vacilación clara, casi tímida en su tono—. No quiero ser un idiota o entrometerme, sabes que soy una mierda en general ... como, no quiero ser irrespetuoso ni nada y estoy jodidamente feliz por el muchacho, seguro. Pero necesito saberlo o explotaré. Estoy seguro de que lo entiendes.
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Leave It At That • [ls ; traducción]
Fanfic-¡Solo di "felicidades" y deja de torturarte con esto! -Sin embargo, suena un poco homófobo, ¿no? -. Harry arrastra las palabras, estirando el cuello para mirarla a la cara. -¿El qué? -, interviene Mitch desde el otro lado de la habitación-. ¿Felici...