7. Desolado

1 0 0
                                    

ORIOL

Lagrimas, lagrimas sinceras humedecían mi cara sin saber a donde ir. Así me lo pasaba día y noche todos los santos días de mi vida, estaba siendo una auténtica pesadilla.

Mi vida ahora se basaba en levantarme, comer, dormir, comer dormir, y así todo el rato sin cesar. Mis padres seguían sin ser mis padres ya que bueno, ni me hablaban ni me miraban. Para ellos era un fantasma, por dentro creo que me tenían rabia por lo ocurrido con mi hermana pequeña.

Me encontraba sentado en el salón con la cabeza gacha cuando escucho unos pasos acercándose. Pasos que en el primer segundo los reconocí.

Eran de mi madre.

-....—Todo estaba en un profundo silencio.— Hijo... Sigo estando enfadada contigo, obviamente eso no se me va a pasar de la noche a la mañana. Pero tengo que decirte que no aguanto mas estando sin hablar contigo. Tu padre me dijo que no te dirigiese la palabra pero ya han pasado 2 meses y no puedo mas.— Su voz sonaba rota y tenía unas ojeras verdes bastante notorias, parecía que no había dormido bien. Hacia mucho tiempo que no le miraba a la cara.

Mi madre me había vuelto a hablar después de 2 meses, en lis cuales había dejado de toser, cosa que me extrañaba. El caso es que yo estaba estaba todavía sin poder siquiera creerme que me estaba volviendo a hablar.

- ...— Estaba sin palabras.

-...— Se hizo el silencio incómodo.— Mira hijo se que ahora mismo no quieres hablar conmigo y te entiendo perfectamente solo espero que tan solo un día puedas perdonarme por mi ignorancia contigo en todos estos meses.

- Mamá, dime una cosa. ¿Papá por cuanto tiempo seguirá sin hablarme?.— Pregunté finalmente.

Se quedó cabizbaja por unos instantes inhalando y exalando el aire lentamente.

- Oriol, ya sabes como es tu padre, si se enfada con algo le queda ese recuerdo por años.

- Y tu que, no hablas con el ni nada. ¿Acaso te parece bien que todavía siga sin hablarme?— Le espeté elevando un poco el tono de voz.

- Hijo, traté de hablar con él pero me dijo que continuase sin dirigirte la palabra y sin siquiera mirarte a los ojos. Tu padre está muy enfadado todavía. Pero yo ya como te he dicho no podía más, necesitaba tener de vuelta a mi hijo y poder mantener una conversación con él.— Extendió sus brazos hacia mí invitándome a abrazarla.

Dudé por unos segundos, pero finalmente me tragué mi orgullo y decidí aceptar su abrazo. La estreché fuertemente entre mis brazos, no recordaba lo mucho que la había echado de menos.

Nos separamos tras terminar el abrazo, mi madre me miro sonriéndome y me dio un beso en la frente.

- Gracias hijo, me alegra que volvamos a estar bien de verdad te lo digo. —Se alegró mi madre.

Repentinamente escuchamos otros pasos.

Los pasos de mi padre.

Evdentemente era el único que podía venir. Mamá se puso nerviosa, me miraba y desviaba la vista hacia donde provenían los pasos.

- Oriol, tengo que alejarme de ti por ahora pero cuando no esté volvemos hablar ¿Vale cariño?

Asentí dedicándole una sonrisa.

Me la devolvió antes de que se alejara hacia la cocina y ahí aparecio ese señor, ese hombre me había maltratado físicamente y ahora psicólogicamente también. No merecía mi amor ni mi respeto hacia él. Pero, aun así era mi padre y eso no podía cambiarlo. Y a pesar de que no me gustaba admitirlo le quería, me dolía que no hablase conmigo incluso mas que el maltrato físico al fin y al cabo ya me había acostumbrado a ser maltratado por él.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 13 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Sangre Que CongelasteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora