O1

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Su cuello ardía, no pudo evitar derramar algunas lágrimas al entender el hecho, su alfa había marcado a otro omega, su cuerpo expulsó feromonas fuertes que expresaban su tristeza inconsolable. Sus piernas flaquearon cayendo al suelo, el ruido de algo cayendo alertó a su pequeño que desayunaba huevos con tocino.

─ Mommy! Are you okay? ─ se acercó a su progenitor, preocupado.

─ N-no te preocupes mi niño, sólo fue un mareo ─ le regaló una sonrisa que no combinaba con su rostro decorado con lágrimas.

─ ¿Llamó a papi?

─ No, no, no es necesario, es algo tonto ─ se sentó en el borde de la cama con ayuda de su pequeño. ─ Ve y termina de comer, la hora de la escuela ya llegará.

El menor un poco dudoso acepto.

Cuando el semejante al ruso se marchó, su rostro se invadió de dolor, estuvo aguantando todo esa tortura sentimental para no preocupar a su pequeño. Lo dejaría en la escuela, iría por el al atardecer, en todo ese tiempo de ausencia se encargaría de encarar al alfa.

No era la clase de omega que se dejaba pisotear por la casta alta de la sociedad.

Si tenía que meter garras por su dignidad, lo haría.

La maestra de la escuela organizó una actividad recreativa para los niños a su tutela

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La maestra de la escuela organizó una actividad recreativa para los niños a su tutela.

Dibujar a su familia y presentarla.

Rusell sonrió ante la mención, los demás niños también lo hicieron, tomando sus crayolas y una hoja de papel para plasmar lo mejor que puedan a los suyos. La joven adulta monitoreaba que todo se cumpliera según lo que ella dijo, algunos pequeños incluían a sus mascotas.

Algunas familias estaban conformadas por un alfa y una omega y viceversa, siendo este en su mayoría. Le seguían alfas y betas y, por último, estaban uniones un tanto peculiares.

─ ¿Terminaron? ─ preguntó pasado una hora.

─ Si ─ respondieron al unísono.

─ ¡Excelente! En orden de lista la presentaran ante sus compañeros.

Rusell estaba entre casi los últimos, imitando a los que estaban casi a su nivel siguió añadiendo detalles a sus dibujos mientras escuchaba a sus compañeros para tomar inspiración. Cuando concluía la intervención la maestra aplaudía siendo seguida por el de los niños.

Llegó el turno del eslavo:

─ Él es mi mamá, es fuerte y decidido, lo quiero mucho y él me quiere a mí. Me encanta cuando me cocina el desayuno y lee cuentos en la noche ─ sonrió con un sonrojo en sus mofletes. Su dedo se deslizó y señalo al otro ─ Él es mi papá, es muy fuerte y me enseña a ser una gran persona, lo amo más que mamá porque me da muchos regalos y da rosas a mamá. Quiero a papá, papá es mi héroe.

❝ Nacitav ❞ ─ RusAmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora