🌃BUSCANDO UNA CASA🌃

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Epílogo 

Este iba a ser el verano más largo de mi vida. Había estado en Daegu por exactamente seis horas y veintitrés minutos, y ya sabía que lo odiaba. El aire era tan espeso que casi se podía beber, y había demasiados árboles. Hacia donde mirara, había árboles. Árboles y hormigón.

Como si el aire caliente y húmedo, y los árboles, no fueran suficientes para sofocarme, el pensamiento de tener que vivir con un grupo de coreanos incultos y sencillos de clase media, definitivamente lo hacía.

¿Los mataría escuchar algo que no sea pop?

Justo cuando pasábamos a otro centro comercial en ruinas, entramos en un barrio llamado Buk-gu.

—Sé que van a amar esta —gritó la señora de la inmobiliaria desde el asiento delantero—. ¡Este vecindario en particular tiene mucho carácter!

—¿Qué opinas, Jungkook? —dijo mi tía, mirándome a los ojos por el espejo retrovisor.

Una palabra vino a mi mente. Infierno. Técnicamente, el mapa decía que "Hell" estaba justo a una hora al noroeste de aquí, pero aún así. Era lo suficientemente cerca. Por supuesto, no podía decirle eso a mi tía. Fui yo el que escogió esta ciudad de mierda. En serio, ¿en qué pensaba?

Me encogí de hombros sin comprometerme.

—No es Gangnam.

—Pero esa es la aventura, ¿cierto, Jungkook?

Tía Bae Nari sonaba como si estuviera tratando de convencerse a sí misma más que a mí. Me di cuenta por la expresión en su rostro que cada una de las últimas cinco casas que habíamos mirado la habían dejado tan impresionada como a mí.

—¡Bueno, aquí estamos!

La señora de bienes raíces era demasiado alegre para su propio bien.

En cierto modo, quería apuñalarla. Podría haberlo estado considerando inconscientemente, porque a medida que nos acercábamos a la puerta principal, de la que rezaba no fuera mi futura residencia, mi cuchillo había encontrado de alguna manera su camino a mi mano, y yo lo giraba, abriéndolo y cerrándolo. Tía Bae Nari se enoja conmigo cuando hago eso.

Guardé el cuchillo en el bolsillo de mi pantalón y cuando la señora de bienes raíces fue a mostrarle a mi tía la cocina, vagué por las escaleras ya que no quería oír su voz nunca más.

Supuse que las habitaciones eran bastante grandes, pero quien sea que haya decorado este lugar (lo que me imaginaba que sólo podría haber sucedido hace 40 años) tenía algo con las sucias alfombras de pelo largo, los paneles de madera y papel pintado con colores rojo-naranja, y oro. Era como si alguien hubiese vomitado otoño dentro de aquella casa.

Ya había visto suficiente. No me importaba si yo era un mocoso malcriado y rico de Gangnam. Toda esa idea de experimentar la clase media era falsa.

Yo estaba, literalmente, saliendo de la habitación con el propósito de marchar abajo para exigirle a la tía Bae Nari que olvidara este plan estúpido y me llevara a casa, cuando de repente alguien en el vecindario decidió interrumpir la paz con Social Distortion. Mi curiosidad me traicionó. Me olvidé de mi misión actual y me acerqué a la ventana.

La música venía de la casa al otro lado de la calle, de la ventana del piso superior, justo enfrente de donde yo estaba de pie, en la ventana completamente abierta.

Me apoyé en ella y esperé a ver si podía echar un vistazo al vecino. A pesar del buen gusto para la música, no quería ser atrapado viviendo en la calle de algún idiota. Realmente no tenía mucha tolerancia para la mayoría de la gente de mi edad. Otros alfas, especialmente.

TRANSTORNADO  ❦ ᴷᴼᴼᴷᴳᴵ ❦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora