sus ojos marrones

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Salí de la sala con una amplia sonrisa en mi cara, y es que ahora me iba a encantar ir a rehabilitación. ¿Era esto profesional? Absolutamente no. Pero podíamos sobrellevarlo.

¿Qué si me gustaba? No. Todavía no. Supongo que me atraía. Era tan guapa. Y su sonrisa... vaya sonrisa. Como se reía porque el pelo le hacía cosquillas y su... Vale, puede que si que me gustara. Pero no iba a admitirselo a nadie. Porque me daba miedo, hacía mucho que no me gustaba nadie de gustarme de verdad, y mi última relación no acabó especialmente bien.

Me dirigí al coche, donde Alba me esperaba. Y parece ser que por mucho que yo intente esconder algo, mi hermana siempre va un paso por delante.

"¿Qué ha pasado hoy?" Me bombardeó con esa pregunta nada más sentarme en el asiento del copiloto. "¿A qué te refieres?" Me quedé en blanco, era imposible que supiese nada, ¿no?
"Vamos tata, a mi no me puedes engañar. Tienes esa sonrisilla. Hace mucho tiempo que no te veía con ella." Lo último lo dijo un poco apenada. Y es que con el chasco de mi última relación, si es que se podía llamar así. Alba había cargado con todo, mis quejas, mis problemas, mís discusiones, mís llantos... "Si tienes esa cara es porque algo ha pasado, o alguien. Va dímelo."

Que insistente era la enana esta, como sacaba su papel de hermana pequeña cuando le convenía.
"Alba, deja de ser pesada. No te lo voy a contar porque luego quieres que te cuente más. Y es que no ha pasado nada, así que no se que quieres que te cuente." Excusa. Ahora vivía a base de excusas y mentiras. Sobre todo para que la gente no se preocupase por mi, aun que no se si eso me beneficiaba.

"Lo que tú digas, pero yo sé que algo si que ha pasado." Ya estábamos con esa cara, su maldita cara de disgusto que a mi me derretía. Y como buena hermana mayor que soy la complacía.
"Vale pesada. Si que ha pasado. Me he besado con alguien, ¿vale?" Sonrío pícaramente, y ya sabía lo que se me venía encima. "Ay Ale. ¿Cómo se llama? ¿Quién es? ¿Puedo conocerla?" Pum, pum y pum. Porque mi hermana nunca se andaba con rodeos. Iba a lo que iba.

De repente me acordé de Andrea, ella y Alba se parecían mucho en ese aspecto. Y otra vez esa sonrisa. "¡Estás pensando en ella! Va tata, dime su nombre al menos, y ya te dejo en paz. Solo quiero saber quien le ha devuelto el brillo en los ojos a mi hermana mayor." Su cara de cachorro, siempre caías en ella. Y supongo que se lo debía, después de soportar las altibajos de mi antigua relación, supongo que le debía algo bueno.

"Se llama Andrea. Nos hemos besado y ya. Pero espero que vuelva a pasar." La sonrisa en su cara se hizo más grande. "Ay Ale, como me alegro. ¿Cuándo me la presentas?" "A ver enana, que la acabo de conocer, nos hemos besado una vez y tampoco creo que salga nada de esto. Por mucho que quiera." Mi voz decayó. Es verdad que la acababa de conocer y no sé porqué me ponía tan triste pensar que se quedaría en eso, en nada. No tenía ningún derecho en pensar tener algo con ella, ni en estar triste por ello. Pero lo estaba. Había estado muy triste, entre mi ruptura y mi lesión, que sucedieron prácticamente a la par. Y ella, después de tantas semanas malas. Había sido como un rayo de luz. Como un punto aparte, un punto que te hace saltar de línea y empezar una nueva parte de la historia. Una historia que quería continuar con ella.

"¿Por qué dices eso Alexia?" Si usaba mi nombre completo, es que esto ya se había puesto serio.
"Alba, es muy difícil de contar" "Tengo todo el tiempo del mundo para ti." Suspiré, quería contárselo, no sabía como.

"A ver, te lo voy a contar. Pero. No me puedes interrumpir." Ella asintió y yo volví a suspirar.
"A ver. Se llama Andrea, como ya te he dicho. Es guapísima, atenta, divertida y cuidadosa. Tiene unos ojos marrones preciosos y una sonrisa que podría iluminar toda la ciudad." "¿Y dices que la acabas de conocer? Parece que la conozcas de toda la vida." Ya me había interrumpido, como no. "Que no interrumpas niñata. Es que Albs, es como si la conociese de toda la vida, pero..." "¿Pero qué? ¿Qué problema hay? Por lo que me has dicho, es perfecta para ti."

Suspiré. No sabía cuantos suspiros llevaba hoy, la verdad que no los contaba. Levanté la vista y la ví. Ella también me vio. Y se despidió agitando suavemente la mano y diciendo "adiós" con los labios. Imité su gesto. Y fue como si el mundo alrededor se pausara, como si Alba no estuviese conmigo. Como si no estuviese en ese coche, con mi hermana, en el aparcamiento del centro de rehabilitación. Fue como si estuviese solo son ella, y con nadie ni nada alrededor.

"¿Es ella?" "Es ella." No había mucho más que decir, mi cara lo decía todo. Era algo que me gustaba y me asustaba a la vez. Como con un simple gesto, una insignificante mueca o una pequeña mirada, se decía tanto y tan poco.
Y supongo que mi cara, era como un libro abierto. Y aun que yo tratase de cerrarlo con candado y esconderlo bajo llave. Mi cara siempre transmitía lo que sentía y pensaba.

"Y es mi fisio." Alba me miró sorprendida. Es la reacción que me esperaba. "Lo sé, no hace falta que digas nada. No es profesional, y no debería hacerlo. Ni si quiera debería pensar en ella. Pero hay algo que tiene que me atrapa." Esperaba que mi hermana estuviese decepcionada conmigo. Tener una relación con tu fisio, aun que no la teníamos, era algo que estaba fuera de lugar y que nos podía traer problemas a ambas.

"Ale no. Lo que hagáis fuera de las instalaciones es problema vuestro. Con que no influya a su trabajo ni a tu recuperación. Todo va a estar bien." Dijo para calmarme, sabía lo nerviosa que me estaba poniendo y ella no quería empeorarlo.
"Eso si, como te haga algo. Me la cargo." Reí. El ambiente del coche se calmó, ahora estaba menos tensa. "Gracias Albs." Le sonreí.

Encendió el coche y pusimos rumbo a casa.
"Ah por cierto, tienes razón." La miré confundida, ¿en qué tenía razón? Me encantaba escuchar que la tenia, pero quería saber en qué.
"Es guapísima." Dijo y rió. Le pegué un leve puñetazo en el brazo. "Ay Ale, encima que te digo que tienes buen gusto." "Perdón, perdón. Lo sé, es guapísima." Y por tercera vez en el dia, esa sonrisa.

Llegamos a mi casa. Alba me ayudó a bajar, sacó mis cosas del maletero y me acompañó hasta la puerta. Se despidió de mi con un abrazo y un beso. Y se separó, no sin antes susúrrame al oído "no pienses mucho en ella." Y se alejó a paso ligero hacia su coche. Dejándome ahí con cara de tonta y una sonrisa boba plantada en ella.

Y me iba a ser difícil. Y como sospeché lo fue. Estuve toda la tarde pensando en ella, en su sonrisa, sus hoyuelos, su risa. Y sus ojos, sus ojos marrones.

Toda la tarde esperé que se hiciese de noche, para que llegase más pronto mañana, para poder volverla a ver.

A ella, y a sus ojos marrones.

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Cuarto capítulo ya. Perdón si actualizo no muy seguido, lo hago cuando tengo tiempo e inspiración.

Espero que os guste y dejar vuestra ⭐️

pd: l@s swifties habréis notado la referencia no?

Sin ti no soy yo misma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora