Salimos del restaurante con las manos entrelazadas, mientras todas mis compañeras de equipo nos miraban. Y me daba igual.
Nos volvimos a despedir de ellas a través del ventanal y nos dirigimos al coche de Andrea. Me abrió la puerta del copiloto y se lo agradecí con una sonrisa. Fue hasta su puerta y entró. Pocos segundos después ya estábamos en la carretera.
"¿Te dejo en tu casa?" Me preguntó. Sinceramente me esperaba otra pregunta, una como, ¿vamos a tu casa?. Supongo que me hacía demasiadas ilusiones.
"Si, claro." Después recordé una cosa. "¿Te molestaría mucho que pasásemos por casa de una persona un momento?" Le pregunté un poco apenada.
"Claro que no, dime donde vamos y te llevo." Le dije la calle, y sin preámbulos y sin ninguna pregunta, puso el intermitente y se dirigió a esa calle. Estaba nerviosa, me sudaban las manos y las intentaba secar contra la tela de mi pantalón. Cosa que me resultaba difícil porque mi pierna izquierda no dejaba de pegar botes. Sentí una mano recorrer mi muslo y pararse en el medio de esta. Era su mano. Me relajé. Pero mi mente seguía pensando en lo que iba a pasar ahora.
"Hemos llegado." Las palabras de Andrea me sobresaltaron, había entrado en trance y no me había dado cuenta de que ya estábamos allí. En casa de mi madre.
"Oye, ¿dónde estamos? ¿Hoy no duermes en casa?" Me preguntó, ¿con pena? A lo mejor pensaba quedarse conmigo en casa o irse o- Dejé de darle vueltas en mi cabeza y le contesté.
"No, no. Si que duermo en casa, es solo un momento." Dije mientras me desabrochaba el cinturón y habría la puerta. Ella me miró, dudosa. Quería una respuesta a la otra pregunta. "Es la casa de mi madre." Contesté rápidamente y cerré la puerta de golpe. A paso apresurado me acercaba a la puerta de la casa, no queriendo que este momento fuese más incómodo.
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¿Estaba aparcada en la puerta de la casa de la madre de Alexia? Me quedé estática.¿Qué se suponía que tenía que hacer?
¿Salir del coche e ir con ella? ¿Quedarme?
No sabía nada, absolutamente nada.
Unos minutos después, Alexia salió, con algo entre los brazos. Su madre estaba en la puerta, o supuse que era su madre. Le dio un abrazo y un beso en la mejilla y la dejó marchar. No sin antes retenerla y decirle algo. Algo que nunca sabré.
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Nada más entrar por la puerta, fui abordada por mi madre en un gran y fuerte abrazo."Alexia, hija mía. Cuanto tiempo." Dijo mi madre en una mezcla de emoción y tristeza.
"Lo sé mamá, no he tenido tiempo de venir. En cuento pueda os invito a comer en casa. Tengo ganas de estar con la familia." Dije honestamente mientras buscaba a la bola de pelo.
"Está en el sofá, ven." Dijo mi madre y me cogió de la mano arrastrándome hacia donde el cachorro estaba.
"¡Nala!" La llamé animadamente, sus orejas se alzaron rápidamente, giro su cabeza hacia mi y vino corriendo en mi dirección. Yo también la había hechado de menos.
"Muchas gracias por cuidarla mamá. Han sido unos días difíciles y no podía hacerme cargo. Se que le encanta quedarse contigo." Le confesé a mi madre mientras el pequeño perro, en mis brazos, me chupaba la cara.
"Y a mi me encanta quedarme con ella. No te preocupes cariño." Dijo mi madre. Me dio un beso en la mejilla y se fue hacia la cocina. Yo me dirigí a la entrada, donde la correa de Nala debería estar.
"¿Te quedas a cenar?" Mi madre preguntó desde la lejanía. Mierda. Ahora tendría que contárselo. No tenía secretos con mi madre, ni con nadie de mi familia, pero no quería ilusionarla con algo que ni yo sabía lo que era.
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Sin ti no soy yo misma
FanfictionAlexia Putellas, tras su operación de cruzado, tiene que trabajar duro para volver al campo más fuerte que nunca. Tras unas sesiones, cansadas y sin resultados para la capitana, son el punto final de su carrera, y decide darse por vencida y olvidars...