1.

2.7K 128 71
                                    


1.

Siempre me pregunté porqué... porqué era un tipo con mala suerte, quiero decir, cuando pasan cosas buenas, casi siempre, suceden otras malas, era como si el destino dijera: bien, Ché, disfruta los gozosos porqué llegarán los dolorosos, algo así. Inhalé, golpee un poquito la maquina de oxigeno a mi lado, hizo un sonido raro, y luego, exhalé, ajusté bien la mascara. Dios, me sentía tan patéticamente cansado.

Quizá debería... no sé, contarte un poco mi historia para que comprendas a que me refiero con "mala suerte" y no digas solamente que soy un chico exagerado, no te culparía pero vamos, no seas tan mierda: Tengo cáncer, ¿ok? Para empezar, exactamente cáncer de pulmón y es una porquería, me lo diagnosticaron cuando tenía catorce años... y me desahuciaron a los quince, pero mis pulmones son más fuertes de lo que pensaba, ahora tengo diecisiete y los médicos no se explican como después de veinte operaciones, casi trasplante de médula espinal porqué el cáncer hizo metástasis... seguía con vida, Porsche dice que es una clase de milagro.

Porsche es mi hermano, la única familia que me queda, de hecho, el tío Arthee es un hijo de puta, le robaba a mi hermano para apostar su dinero y hasta nuestra casa... ¡Apostó la herencia que mis padres nos habían dejado! Anoche, Porsche peleó por él, para que pudiera saldar su deuda ya que unos tipos peligrosos fueron a cobrar a la casa y justo esa noche, tuve un ataque, lo único bien que hizo el tío Arthee fue haber trasladado de urgencias al hospital, de otro modo, hubiese muerto asfixiado.

Lo que pasa es que ya no respiro por cuenta propia ¿entiendes? Tengo que usar una cánula de oxigeno que siempre va en mi nariz, el oxigeno iba a mi lado en un aparato azul con ruedas, al principio era vergonzoso salir así a la calle pero con el pasar del tiempo me acostumbré, lo malo era que a veces ese oxigeno no me servía... no pasaba mucho, pero pasaba... sobre todo cuando me estresaba o hacía mucho esfuerzo físico, mis pulmones no sirven mucho que digamos. Cuando tenía los ataques... bueno, tenían que internarme por algunos días y es que yo detesto los hospitales, son deprimentes, no van con mi personalidad... todo huele a muerte y son fríos, me gusta el calor... aunque rara vez lo siento, usualmente, siempre estoy frío como un lagarto, era desagradable.

– ¿Como amaneció el paciente más guapo de aquí? – preguntó Porsche entrando a la habitación

Hice un mohín – ¿Guapo? ¿Has visto mis ojeras, Porsche? – pregunté – Anoche no logré dormir nada, seguramente estoy tan pálido como esa pared.

Porsche se acercó a mí, distinguí un hematoma en su pómulo. No dije nada porqué no quería que me mintiera o que se sintiera mal al explicarme, yo sabía que él estaba involucrado en peleas clandestinas para solventar nuestras necesidades a pesar de que le rogué todo Junio para que me dejara trabajar, claro que es difícil encontrar un trabajo cuando tienes que cargar con un tanque de oxigeno.

– Te ves guapo – apuntó, se sentó en la orilla de la camilla – ¿Tienes frío?

– Ya le bajaron al aire – razoné – Pero sigo teniendo algo de frío.

Sus manos acariciaron mis piernas por encima de la frazada gris tratando de inyectarme calor.

– El tío Arthee se marchó de la casa – anunció.

Enmarqué las cejas – ¿A dónde se fue ese bastardo?

– No lo sé, y honestamente, no me importa – dijo – Ahora solo quedamos tú y yo.

– No necesito más – le sonreí y descansé mi cabeza en la almohada – ¿Me darán de alta hoy?

Él asintió – Sí, no fue tan grabe como veces anteriores.

I breathe for you. - KIMCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora