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– Entonces... – Señalé a Kinn – ¿Son como pareja?

Kinn miró a Porsche – Si, algo como eso –

– Bueno, pero... ¿cómo fue que esto sucedió? – preguntó Ché parpadeando

Kim estaba sentado a mi lado viendo publicaciones en Twitter. La cosa es que mi hermano ahora es gay y le gusta su jefe, ¿cómo lo descubrí? El mismo Porsche me lo dijo en su visita semanal, de pronto entro a mi habitación, alterado y rojo como un tomate, le pregunté que sucedía y me dijo: Soy gay, Ché. No le dije nada, no es como que me interesara su orientación sexual, él me había enseñado que gustarnos personas del mismo género no era nada malo, era normal y natural, entonces le pregunté de quien se trataba y me dijo que era nada más ni nada menos que el hermano de mi novio, ¡buena esa, Porsche, te estás cogiendo a otro millonario! Arriba los hermanos Kittisawads, pero no lo dije así.

– ¿Que te sorprende, bebé? Llevan cogiendo hace días – dice Kim mirando la pantalla de su celular

Kinn lo pateó en la espinilla – Cállate – gruñó – No es verdad, Ché

– ¿No es verdad que cogiste con hia? – preguntó enmarcando una ceja

– ¡Ché! – exclamó Porsche risueño –

Yo también me reí y moví mi mano para restarle importancia al asunto.

– Descuiden, no me importa si salen, solo espero que respetes a mi hermano – le dije a Kinn

Kinn asintió entrelazando sus dedos con los de mi hermano. Esa tarde, cenamos los cuatro en la casa de nuestros padres, Porsche preparó una pasta con pollo y verduras deliciosa, le tocó aprender porque cuando mis padres murieron él velaba por el tío Arthee y por mí, luego cuando él empezó a trabajar, yo aprendí a cocinar algunas cosas.

Fue bonito, Kinn era una persona verdaderamente amable y me agradó convivir un poco con él.

– ¿Y como te has sentido últimamente? – preguntó Kinn en frente de mi

Kim estaba sirviendo el postre, yo quise hacerlo pero él no me dejo, él era una persona tan atenta.

– Bien, con el tanque de oxigeno que Kim me obsequió he podido respirar mejor – dije con una sonrisa

Kim regresó a la mesa con los platos de postre. Sirvió uno para los dos ya que yo no podía comer demasiado, así que le robaría una o dos cucharaditas del delicioso flan de melón.

– Kim, nunca te lo agradecí – dijo Porsche – Lo que has hecho por Ché.

Mi novio no lo miró, estaba partiendo el flan con la mini cucharilla.

– Siempre estaré para él – aseguró, alzó la cuchara a la altura de mi boca

Sonreí y comí, él me sonrió de vuelta y golpeó un beso en las comisuras de mis labios.

– Dios, va a darme diabetes – carraspeó mi hermano

Solté una risita mientras Kim me limpiaba con la servilleta de papel. Kinn y Porsche nos contaron prácticamente como se fueron enamorando, algo dentro de mi se sentía... confundido y hasta preocupado, hace una semana, Porsche me dijo que sospechaba sobre los negocios de la familia Theerapanyakul, y ahora ya es novio de Kinn, eso era raro... quizá cuando tenga tiempo le pregunte de que se trata todo esto, me daba pánico que pudiera meterse en problemas por cavilaciones sin sentido.

– Le dije que ya no tenía que trabajar como guardaespaldas – dijo Kinn abrazándolo por los hombros

Alcé las cejas – ¿Ah, no?

I breathe for you. - KIMCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora