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Observé el líquido granate entrar literalmente al cuerpo de Ché, la bolsa que colgaba a su lado estaba por la mitad, todavía faltaría una hora hasta que ya hubiera entrado todo. Me sentía agotado, anoche había trabajado hasta tarde, y hoy madrugué para acompañar a mi novio a la primera sesión de quimioterapia, Porsche estaba con Kinn solucionando algunos negocios, últimamente ambos trabajan juntos... estoy seguro que mi padre no lo sabe y es mejor que se mantenga de esa manera.

– Phi – susurró Ché, estaba encogido en el asiento individual color café

Pestañee para despabilar – ¿Si, bebé? ¿Necesitas algo? – me incliné hacia él.

Negó ligeramente.

Ché estaba perdiendo color, sus mejillas ahora no estaban tan sonrojadas y entendía porque, el medicamento que consumía era fuerte y ahora la quimioterapia, su cuerpo estaba absorbiendo muchos químicos en cantidades desmesurables.

– Te ves cansado – musitó – Deberías ir a casa y dormir, yo estaré bien.

Alcé las cejas – ¿Quieres deshacerte de tu novio? ¿Hay algún paciente guapo por aquí? – pregunté, le pellizque suavemente la mano.

El bufó – No, tonto. Pero quiero que duermas, no puedes descuidar tu salud por la mía –

– No estoy descuidando nada, cuando salgamos de aquí podemos dormir. – dije – Juntos – puntualicé. Porque necesitaba dormir con él a mi lado para tener buenos sueños.

– Ay, phi... – me sonrió – ¿Me puedes besar ahora?

– Por supuesto –

Me levanté un poco de mi asiento y coloqué mis labios encima de los suyos, suaves, fríos, un poco resecos... lo besé suavemente, llenándome de su dulce sabor, besar a Ché era una de las cosas que más atesoraba en la vida, podía pasarme todo el tiempo haciéndolo y no me cansaría.

– Te amo – susurré cuando me separé un poco de él

Ché me sonrió suavemente – Te amo – contestó – Phi, ¿me amarás sin cabello?

Volví a mi asiento y tomé su mano entre las mías.

– Claro que si – contesté – De hecho, te amaré más.

– Pero no me verás atractivo – repuso, vi que hizo un pequeño puchero.

Acaricié su mano con mi pulgar – Seguirás pareciéndome el ser más sexy del universo, bebé – aseguré – ¿Te has visto en un espejo? Tienes un culo de muerte, y ni hablar de tus piernas y tu...

– Si, ya entendí – él sonrió, vi un sonrojo suave en su nariz y mejillas – Solo no quiero que nada cambie, no quiero que me veas diferente...

– No podría, cariño – besé su mano – Te amo y te deseo más que a nada en la vida, no hay nada que temer.

Me miró con seriedad por un momento, luego apretó mi mano y se acurrucó más contra el espaldar del asiento.

– ¿Qué hice para merecerte, Kim? – preguntó en un susurro

– La pregunta es, ¿qué hice yo para merecer a un ángel, bebé?

Ambos nos sonreímos, quizá no habíamos hecho nada... ya estábamos destinados a encontrarnos, a enamorarnos y a dar la vida por otro, si era necesario. Ché cerró los ojos bajo mis caricias y se quedó dormido en cuestión de minutos. Suspiré, traté de acomodarme en el asiento, era incómodo a pesar de que había pagado la zona más "cómoda" para los pacientes con quimioterapia, lo miré, al menos él se veía bien. En algún momento de nuestra relación antes de que nos dieran el veredicto de los exámenes, pensé que vería a Ché así, luchando por su vida porqué el destino es un carbon hijo de puta, y nada puede ser felicidad completa... viéndolo de esta manera, a ese hermoso ángel luchando por algo inexistente me hace pensar en los problemas de la vida, en que algunos la tenemos realmente fácil, y aun así, nos quejamos... Ché no se ha quejado en ningún momento, todo lo que hace es aceptar y avanzar, creo que la fortaleza que tiene se chiquillo...no la tiene nadie más.

I breathe for you. - KIMCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora