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Porsche me llamó después de haber salido de una reunión de trabajo, esa noche había quedado con Ché para llevarlo a una cita especial, quería que patinara en hielo, nunca lo había hecho y ya me había dicho que era uno de sus planes que no había podido cumplir por el tema del cáncer y falta de tiempo. Desde que él y yo estuvimos juntos no hay un día que no piense en lo bien que me sentí con su cuerpo junto al mío, era como... si todas las personas con las que me había acostado antes desaparecieran solo por la existencia de Ché.

Solía preguntarme cosas sobre el sexo, Ché era una persona abierta a experimentar... al menos eso me decía y aunque yo quería vivir con él todas las emociones de una relación sexual sin limitantes, sabía que había uno: Ché estaba enfermo. Ché no podía agitarse. Así que le dije qué iríamos paso a paso, cuidando de su salud.

– Hola – saludé a mi cuñado

Porsche me había dicho que hoy le entregarían los resultados de los exámenes que le hicieron a Ché la semana pasada, y quería que lo acompañara porque Kinn había viajado a Pattaya esta mañana por negocios con mi padre.

– Hola, Kim – me abrazó como ya era costumbre – Gracias por venir, odio ver expedientes médicos solo y a veces no entiendo nada de lo que dice el doctor.

Le di un par de golpes cariñosos en el hombro – Está bien. ¿Y Ché? No he hablado con él hace poco.

– Está durmiendo, llegó muy cansado de la escuela, me alegra que ya en poco tiempo se gradúa –

Ambos comenzamos a caminar por los pasillos.

– ¿Qué tienes planeado? – pregunté

– Mm, una reunión... quizá una cena con tu familia, Khun y Kinn lo quieren bastante, podemos ir a un buen restaurante – comentó rascándose la nuca – ¿Tu piensas hacerle algo sorpresa?

No quería contarle a nadie porque era una sorpresa, pero sabía que Porsche no le diría nada a Ché, asentí metiendo mis manos en los bolsillos del jean.

– Quiero llevarlo a Japón, me ha dicho que es su sueño –

– ¡¿Japón?! Mierda, creo que podría sufrir un paro respiratorio por la emoción – me dijo

Golpee su hombro – No seas estúpido, pero sí... básicamente es lo que quiero darle.

– Le encantará, Kim – entonces se detuvo antes de que entráramos al consultorio – Gracias por amar tanto a mi hermano

Le sonreí y empujé la puerta para que ambos entráramos, nunca pensé que la relación con Porsche seria tan genuina y buena, podría considerarlo fácilmente como un hermano más y quizá, así sea. Me alegro que Kinn haya encontrado a alguien como él para compartir su vida.

– Doctor, buen día – saludó mi cuñado

El doctor sonrió – Hola, Porsche. Hola, Kim – saludó amablemente – Siéntense, ¿un café, agua o té?

– Agua, por favor – pidió Porsche

– Yo estoy bien, gracias

Me senté al lado de Porsche y esperamos que la secretaria le trajera el agua que él pidió. Luego el doctor carraspeó sacando una carpeta del archivador con el nombre de Ché en la portada.

– Bueno, los exámenes que le hicimos a Porsché la semana pasada ya están listos – movió la carpeta – Y... no tengo buenas noticias.

Mis cejas bajaron rápidamente y un escalofrío recorrió mi cuerpo, desde la punta de mi cabeza hasta los talones... Porsche y yo nos miramos creo que sabíamos que algo así podía pasar, pero una cosa era imaginarlo y otra era escucharlo.

I breathe for you. - KIMCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora