No entendía cómo había pasado...
Aún no podía procesar lo que decía aquél papel, ni siquiera podía respirar, si no fuera por su grupo de amigos estaría revolcándose en la desesperación.
Había sido violado en una fiesta de fraternidad, y de ese terr...
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Estaba aturdido, sentía que todo le daba vueltas, escuchaba a personas gritando y música fuerte, había una mancha borrosa sobre él, no sabía qué pasaba, solo recordaba que había planeado ir a la fraternidad de su equipo de tenis. Había llegado con su mejor atuendo; pantalones negros de mezclilla, una chaqueta, que le había prestado Jason, de cuero café y su camisa verde sin estampado. Varios chicos con los que practicaba se acercaron a hablar con él sobre entrenamientos, los próximos juegos y demás.
Su mente se sentía confusa después de tomar de aquél vaso rojo que le ofrecieron.
- Veo que ya despertaste, omega.- había un tipo cambiándose al lado de la cama, tenía una sonrisa burlona que le dió asco.- Tal vez te duela un poco cuando te levantes, estuviste fantástico.- tomó con brusquedad el cabello de su nuca para darle un beso forzado y luego marcharse.
Luego de un rato su cabeza lo entendía todo, con el corazón haciéndose trizas y la mente en blanco, forzó sus piernas para levantarse y buscar su teléfono. Con manos temblorosas llamó a su contacto de emergencia, con dolor volvió a sentarse en la cama mientras escuchaba el timbre del teléfono, forzó a su mente a recordar algo más de lo que había pasado pero era como si su cabeza lo hubiera bloqueado.
- ¿Hola? ¿Bueno?- hubo una pequeña pausa, pero solo escuchaba un zumbido en sus oídos, aún así se forzó a hablar.
- ven por mí...- como si su fuerza se hubiera ido de repente, el teléfono resbaló de sus manos y su mirada se quedó en blanco. Se sentía sudado y pegajoso, aún trataba de entender, su mente no quería aceptar tal cosa.
- ¿Dami? ¿Está todo bien? ¡¿Damian?!- aún podía oir la voz tras el teléfono, pero no estaba entendiendo nada de lo que decía, era como murmullos en sus oídos.- ¡Todd, enciende el maldito auto! ¡Little D, no cuelgues! ¡Vamos a ir por ti inmediatamente! ¡Por favor, háblame! ¡¿Damian?!- La voz seguía insistente al otro lado del teléfono.- ¡Todd, Damián no contesta!- Podía oír el llanto de alguien al otro lado del teléfono.- Busca su ubicación, recuerda que él la comparte con nosotros.- El sonido lejano de un motor le trajo recuerdos, de cuando él era más pequeño.
Recién se había presentado como omega, el olor a leche que antes era parte de él se esfumó, dejando solo un olor a té de limón con miel, su madre estaba conduciendo su viejo auto, había una canción que ya no recordaba en la radio y su mamá apretaba el volante con fuerza, recuerda que lo miró con tristeza y anhelo, sus labios se movieron al decir algo, pero no podía escuchar qué era, el sol se estaba ocultando lentamente al lado de su madre, su abuela siempre le dijo que sus ojos eran tan verdes como los de ella.
- ¡Damian! - Unas manos en su cara lo hicieron reaccionar, dió un respingo antes de ver aquellos ojos azules que ya conocía, al ver hacia la puerta encontró a Todd gritando a su teléfono con desesperación.- Todo va a estar bien little D, ya estamos aquí.- Grayson lo tapó con una sabana limpia mientras lo pegaba a su pecho tratando de darle consuelo y no viera el desastre en la cama.- Por favor, di algo...- La voz del otro omega se rompió, sollozando mientras él seguía paralizado.
