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El sólo quería ser uno de los chicos geniales de la escuela, incluso hizo cosas de las que su tía se sentiría avergonzada, ahora entendía porque le regañaba diciendo que un día, sus amigos se irían con tal de salvar su pellejo

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El sólo quería ser uno de los chicos geniales de la escuela, incluso hizo cosas de las que su tía se sentiría avergonzada, ahora entendía porque le regañaba diciendo que un día, sus amigos se irían con tal de salvar su pellejo.

No le creyó, por qué esa vez en la gasolinera lo felicitaron por salir ileso de las garras del alfa, sin saber que fue gracias al chico pelirojo qué lo sacó del camino furioso de aquel hombre.

Este día, entendió las palabras de su tía…

Ese alfa se alsaba furioso frente a ellos, la fuerza que debía tener era demaciada si podía lanzarlos a dos hombres al mismo tiempo.

Vio lo que su tío llamaría, el llamado de un alfa, que consistía en ver el cambio de un hombre a su lado más primitivo, los ojos de ese hombre cambiaron de color en un parpadeo, ni siquiera se podía llamar gruñido al sonido qué salió de su boca, ese era un rugido, uno de una bestia qué te reta a una batalla.

Ahí fue cuando entendió, ser cool no era ser como esos payasos, ser cool era ser como ese alfa.

—yo los recuerdo.— pudo jurar qué vio una sonrisa llena de colmillos, como los que su madre les contaba en aquellos cuentos para asustarlo.— está vez no podrán escapar de mi.— pero debe admitir, que eso le dio el susto de su vida, sentía que ese hombre media más de 2 metros, que lo podía despedazar con solo su sombra.

—¡no fue nuestra idea!— grito Carl, su líder lleno de temor y por un momento creyó qué le contaría de él dinero qué le debía a su padre, que lo amenazo. —¡fue idea de ese idiota! Nos amenazo, dice que su padre es influyente.— lo miro incrédulo ¿en serio acababa de señalarlo a él? Miro detrás de él, esperando que hubiera otra persona tras el, pero Carl y Dave se arecholaron lejos de él, casi de rodillas ante el alfa.

Pero ni siquiera eso logro hacer entrar en razón al alfa, podía ver con caridad el vapor qué salía de su boca ante el enojo, las venas qué se marcaban en sus brazos.

Después de eso todo es dolor, cuando pudo abrir los ojos de nuevo, vio las luces de una patrulla, sus manos permanecen inmoviles tras su espalda, entre aquel molesto pitido puedo oír una discusión.

Frente a él, están los dos omegas a los que intentaban asaltar, la dueña del restaurante y un oficial.

A un costado esta una ambulancia donde revisan a sus compañeros, parecen estar sangrando.

Logra percibir movimiento frente a él, es la dueña del lugar, camina con firmeza a donde un policía discute con el alfa demonio y el chico pelirojo quien permanece a su lado tomando su mano.

—¡señor! Este ya recuperó la conciencia.— el golpe al techo de la patrulla lo sobresalto, como si todo fuera como una película en un rollo viejo, recupero el sonido y su mente se aclaro.

Estaba dentro de una patrulla, le dolía el abdomen y sentía algo raro en su ojo, cuando volvió a mirar por la ventana tenía los ojos del demonio sobre el, sentía que podía ver a través de su alma y sacaría todos sus pecados arancabdole las tripas.

Mi pequeña lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora