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En cansas, un lugar tranquilo, una noche tan tranquila con los grillos cantando en una casa en particular, había un caos total

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En cansas, un lugar tranquilo, una noche tan tranquila con los grillos cantando en una casa en particular, había un caos total.

- Dile que duerma ya.- el bebé seguía llorando a todo pulmón, todos estaban en la habitación del omega menor, el pequeño bebé se había negado a dormir, estaban cansados pero no importaba si lo alimentaban, mecian o cantaban, solo se negaba a dormir.

- no estamos mejor que tu Drake.- Damián gruño de frustración al no saber que hacer con su bebé, sin darse cuenta lanzó un manotazo en dirección a Tim, al ver que se acercaba al bebé en la cuna.

- jovensitos, no son horas para molestar al bebé.- El beta entró por la puerta, con su pijama y una manta con decoración de halloween, tenía murciélagos naranjas y morados, venia con una pequeña bolsa térmica que envolvió en la cobija para ponerla sobre el estómago del bebé, quien se durmió después de unos segundos curioseando la bolsa sobre el.

- ¿como... como hiciste eso?- cuando el mayor se volteo para explicar los cólicos del niño, los vio a todos amontonados sobre la cama, durmiendo apilados como cachorros, así que solo acomodo la sabana sobre ellos y salió para dejarlos dormir, tendría que darles unas pequeñas clases sobre los bebés.

Decir que la mañana fue más tranquila era una mentira, el primero en despertar fue el adicto al café, quería una tasa, así que empujo todo lo que pudo para poder salir, cayendo a los pies de la cuna, donde se asomo para verificar que el niño no se hubiera despertado.

- oye Brucie ¿estas despierto?- pero cuando movió la sabana amarilla, solo pudo ver el conejo que le había regalado Barbara en su lugar.- ¡NO ESTA!- eso los levanto a todos, no tuvieron tiempo de levantarse porque el omega menor los arrojo al suelo, corriendo a la cuna donde se supone estaba su bebé.

- ¡¿que demonios le hiciste a mi bebe?!- el omega menor agarro al de ojeras del cuello de su camisa, no estaba pensando solo quería al niño de vuelta en sus brazos.

- ¡¿porque le haría algo al bebé?! ¡el me agrada más que tu!- luego ambos miraron al alfa, que buscaba bajo la cama, así que en una mirada cómplice entre los 3 omegas lo neutralizaron en el suelo.

- ¡tu! ¡tu no querías que nadie se acercara al bebé! ¿¡donde esta Roy!?- pero antes de que pudiera hablar escucharon un pequeño balbuceo, decir que bajaron rodando las escaleras no es mentira, pero se calmaron al ver como Martha cargaba al bebé, mirándolos desde arriba divertida con una ceja alzada.

- ya despertaron, subimos a verlos hace un rato, pero solo encontré a este pequeño travieso despierto.- el bebe tomaba de una mamila, sus pequeños pies daban ligeras patadas, cuando terminó de beber Martha dio suaves golpesitos en su espalda hasta que el bebé sacó el aire.

- ¿Jay? ¿Chicos? - el pelirrojo venía con su gorra, parecía algo sudado y su camisa venía remangada.- el piso realmente debe sentirse solo si ustedes lo están abrazando.- así el pelirrojo les dio la mano para ayudarlos a levantarse.

Mi pequeña lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora