CAPITULO 8

169 37 18
                                    

Habían pasado dos semanas, y no había oído ni una palabra de Roseanne. Taehyung estaba empezando a preocuparse. Supo cuando se fue que no sería el final. Roseanne quería a Jisoo, y era lo bastante malvada para intentar alejarla de Taehyung. Esperar que actuara sobre sus amenazas le estaba volviendo loco. Temía dejar a Jisoo en caso de que Roseanne viniera a por ella. A pesar de lo que Seokjin dijo, había una parte de Taehyung que estaba asustado de que un juez le diera a Roseanne derechos sobre Jisoo. Taehyung no podía permitir eso, pero tampoco sabía cómo evitarlo.

Seokjin siguió intentando asegurarle a Taehyung que la mujer no tenía base para un caso, pero conociendo a Roseanne, no necesitaría una orden del juez para llevarse a Jisoo. Si el juzgado no le daba permiso, Roseanne contrataría a alguien. Taehyung lo sabía. Lo sentía profundamente en su alma. Roseanne quería a Jisoo y no pararía hasta conseguirla. Que era por lo que Taehyung estaba fuera de la oficina de Seokjin, intentando reunir coraje para entrar.

Seokjin había ido al rancho varias veces en las dos últimas semanas y Taehyung había estado en su casa una. Aunque todavía no tenían una noche entera juntos y eso molestaba a Taehyung más de lo que quería admitir. Quería pasar toda una noche envuelto en los brazos de Seokjin, despertarse junto al hombre por la mañana. Quería gritar desde los tejados que Seokjin era suyo. Pero también quería darle a Seokjin el tiempo que necesitaba para asumir su relación. Le había prometido que lo haría, pero se estaba volviendo más y más difícil cada vez que tenía que decirle adiós a Seokjin en lugar de buenos días.

Taehyung suspiró y abrió la puerta. No había nada que pudiera hacer hasta que Seokjin estuviera preparado. Sólo tendría que esperar a que el hombre saliera. Colocó una sonrisa en su rostro y entró a la oficina del abogado, parando delante del escritorio de la recepcionista.

—Hola Wendy, ¿tiene el Sr. Huening un momento para encontrarse conmigo?

—Buenos días, Sr. Kim —dijo Wendy, la recepcionista, mientras alzaba el teléfono en su escritorio. —Está en una reunión en este momento, pero le diré que estás aquí. ¿Por qué no te sientas?

Taehyung podía escuchar a la recepcionista hablando por teléfono mientras caminaba hacia una de las sillas al lado de la puerta y se sentaba. Tiró del borde de la manta y comprobó a Jisoo, sonriendo cuando vio que estaba dormida y entonces la volvió a cubrir. Había estado dormida desde que Taehyung la ató al asiento del coche y condujo hasta la ciudad. Ni siquiera se había despertado cuando la puso en la mochila para bebés. Jisoo podía dormir con cualquier cosa menos ruidos realmente fuertes o repentinos.

—¿Qué tiempo tiene tu hija?

Taehyung alzó la mirada y sonrió a Wendy. Trabajaba para Seokjin desde que conocía al hombre. Taehyung sabía que Seokjin confiaba en la mujer como su mano derecha en la oficina. —Tiene casi siete meses.

—¿Puedo ver? —preguntó Wendy mientras salía de detrás del escritorio. Taehyung apartó la manta para revelar el rostro dormido de Jisoo.

—Oh, es tan linda —susurró la recepcionista, bajando la voz.

—Sí, se ve como su madre excepto por mis ojos.

El rostro de Wendy cayó.
—Lo siento Taehyung. Escuché lo que le pasó a tu mujer.

Taehyung asintió. Se estaba volviendo más fácil recordar a Jennie sin sentirse como una mierda. Esperaba que con el tiempo fuera capaz de recordarla con cariño en lugar de la pérdida. No se había dado cuenta hasta que se fue cuánto echaría de menos a la mujer que se había convertido en una gran amiga para él.

—¿Vas a ir al programa de navidad en la iglesia en nochebuena? —preguntó Wendy mientras volvía a sentarse en su escritorio.

—¿Programa de navidad? —se estremeció Taehyung.

LA FAMILIA (Libro V)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora