Ángel • Farfadream

Prólogo

▪︎▪︎★▪︎▪︎

La luna hoy se veía más brillante de lo normal entre las gotas de agua.

Era lo único que iluminaba esta desolada calle por la que tuvo la fortuna de caer, ningún humano lo vería en su estado más crítico pues la herida que lo acompañaba la sentía como una vergüenza propia.

Sus pies ya no caminaban normales, en su lugar se arrastraban con la amenaza de ceder en cualquier segundo por el peso que se les infligia; podría excusarse con que no estaba acostumbrado a utilizarlas con frecuencia o admitir que la herida de su tórax le dolía demasiado. Su pecho ensangrentado se sostenía con su mano en bano, su camisa blanca ahora era rojiza por el corte en lateral desde su costilla hasta la cadera. La sangre brotaba por más que la tape con su brazo y se desparramaba más y más a cada paso.

Miró hacia arriba y sus ojos verdes captaron cómo la lluvia se mezclaba con sus lágrimas saladas, mientras la tristeza lo invadía por completo. Sabía que ya no podría volar pues el ala faltante en su espalda indicaba eso, su única ala no aguantaría su peso para volar al cielo.

Ahora, arruinado, buscaba un lugar donde pudiera fallecer en paz entre su miseria.

Como si Dios lo iluminara una última vez, divisó a pocos metros un callejón oscuro, sus pies dolían en el suelo húmedo y deforme, sin embargo, no pudo llegar más lejos.

Con unos pasos más su respiración iba en picada por el esfuerzo, su aliento se perdía en cada paso como si corriera los kilómetros que volaba, y en un suspiro su cuerpo cedió al dolor, cayendo boca arriba en el húmedo y frío suelo, siendo recibido con un golpe retumbante en la parte posterior de su cabeza, donde lo que alguna vez fueron sus rizos habían desaparecido en la lluvia.

El quejido que salió de sus labios sonó ligero, abriendo sus ojos con lentitud entre el rocío la vista lo sorprendió.

Era, sin lugar a duda, diferente desde ésta perspectiva, la cual no habia apreciado estando allá arriba. La lluvia constante empapaba su cuerpo extendido por el agua acumulada de la calle donde ni una sola alma pasaba para observar su situación. La sangre iba corriendo en el suelo a sus alrededores y extendiéndose por el agua. Sus ojos verdes apenas se abrían paso por las gotas sobre su cara y su cuerpo cansando por caminar sin rumbo no tenía la fuerza suficiente para volver a funcionar, su única opción era esperar su muerte entre su sangre y evaporarse en la fría oscuridad en medio de la calle.

¿De qué servía sin su ala? Era un inútil ángel que no podía volar hacia el reino de los cielos y servir a su superior.

Sus párpados ya pesaban en su miseria, cerrándose de a poco y buscando el final de sus tiempos, doscientos años ya son demasiados para vivir después de todo.

Ya no sentía nada y, aunque quisiera ver más allá de esto, no podía visualizar un final feliz en él.

A lo lejos, en un susurro casi silencioso, distinguió el ruido de algo que se acercaba por el suelo, pesado y grande, con luces blancas que iban iluminando la calle en su dirección. Sintió como frenaba de golpe a unos metros de él.

Pobre sea la persona que lo vea en este estado, solo necesitaba tiempo para desaparecer en su miseria.

Escuchó la puerta del auto abrirse y un juramento sonando en voz baja, absorto de lo que contemplaban sus ojos humanos. Él apenas movió su cabeza hacia esa dirección, indicándole que aún estaba con vida, por lo que el humano actuó moviéndose hasta su cuerpo extendido. Sus botas mojandose a su alrededor eran un indicio de eso.

Lo último que vio fueron unos ojos blancos cual nubes, iguales a los que representaban su hogar arriba, extrañaba eso: volar entre nubes con sus amigos.

Sin embargo, esas situaciones quedaban en el pasado, ahora solo veía a este extraño hombre mirándolo con sorpresa en su miserable estado.

▪︎▪︎☆▪︎▪︎