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Dicen que la vida es inesperada, porque de un momento a otro todo puede cambiar

Habían sido unos días difíciles.

Estaba aprendiendo a vivir sola, hacerme cargo de la casa, comprar la comida, mantener limpio el lugar a demás de la escuela y el trabajo medio tiempo en la tienda de conveniencia. 

No tenía la edad de un adulto pero ya tenía que convivir con todas estas responsabilidades y parecía que mi energía se estaba agotando estos días.

Mientras desayunaba, sin darme cuenta me encontré mirando el asiento vacío en la mesa, el lugar donde se solía sentarse la abuela. Y me encontré pensando que aunque ella ya no estuviera debía cumplir lo que le había prometido.

Comí el último bocado de arroz de mi plato y luego me fui a lavar los platos. Cuando los deje secando, fui por mi mochila y salí.

Los últimos días iba caminando hacia la escuela, para tratar de ahorrar un poco de dinero. Cuando llegué a la parada de autobus, el semáforo estaba en rojo. 

Esperé un momento a que cambiará, cuando el bus abrió su puerta, ví a algunos estudiantes con mi mismo uniforme y también estaba Tae Yoon, que me miraba como si esperaba a que subiese también.

—Puedes subir primero — me indico.

—Esperaré el siguiente bus— le dije.

—Oh—respondió encaminandose al bus y pasando su tarjeta.

Voltee la mirada hacia el cruce de la calle y el bus avanzo. Cuando pasaron unos segundos más el semáforo cambio a verde. Y me fui caminando.

Llegué con el tiempo justo, antes de que sonará la campana. Y cuando entré al salón vi a Tae Yoon sentado abriendo su cuaderno y cruzamos miradas.

Me apresuré a mi asiento y la profesora comenzó con la lección de ese día. Estaba tomando apuntes de lo que decía, debía estar atenta a su explicación ya que faltaba muy poco para terminar la escuela y sabía que después no me podría pagar una academia por lo que debía aprovechar al máximo las clases.

Mientras le daba la vuelta a la hoja de mi cuaderno, mi vista reparo en la ventana que daba hacia el patio y me di cuenta que pequeñas gotas de lluvia estaban comenzando a caer a través del cristal.

Me dije que tal vez se detendría al paso de unas horas, pero cuando terminaron las clases ya estaba lloviendo y recordé que había olvidado traer el paraguas.

Vi como mis demás compañeros se detenían en la entrada y abrían sus paraguas. 

Extendí la mano y cayeron unas gotas empapando me.

—Esta lloviendo mucho—escuché decir alguien detrás mío y me voltee al instante.

Era Tae Yoon había aparecido sin hacer ruido y sostenía un paraguas celeste. Me estaba mirando e hizo un movimiento acercando el paraguas y lo coloco en mi mano.

—Toma esto— me dijo mientras esbozaba una sonrisa.

—Eh—pero..

Y le vi caminar hacia adelante sosteniendo su mochila sobre su cabeza mientras le caía la lluvia.

Me tomo un momento ir detrás de él, caminaba rápido y cuando lo alcancé lo miré confundida.

—¿Por que te fuiste así?—le pregunté.

—Funcionó— dijo con su sonrisa .

—¿Qué?

—Sabía que si te decía para compartir el paraguas te sentirías incomoda.. —y aunque lo necesitarás dirías que no.

Las puertas del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora