O6.

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Para sorpresa de nadie, no tienen los ingredientes para preparar los brownies que Clark ya había prometido a los conductores.

Bruce piensa que Clark es ridículo mientras éste busca en los armarios como un ladrón, sacando todo en montones desordenados sobre las encimeras. Esto demuestra lo mucho que realmente ha usado esta cabaña desde que llegó aquí, y Bruce se sienta en una de las encimeras observándolo con las cejas levantadas al tiempo que Balto y Jenna se meten por los codos de Clark para olfatear dentro de los armarios. Entre Clark y los perros, el lugar es un desorden espantoso en cuestión de minutos.

—Sabes, simplemente podrías ir y conseguir los ingredientes —señala Bruce divertido mientras Clark mira con desesperación una bolsa de harina a la que apenas le queda una taza—. Las cocinas están abiertas y ya que vamos a ir por más suministros, probablemente podrías coger algo de lo que queda.

—Deja de ser tan petulante —le reprende Clark mientras golpea uno de los tobillos de Bruce con la bolsa básicamente vacía. Eso deja una mancha de polvo blanco en sus pantalones—. Normalmente no soy tan desorganizado.

Bruce piensa en el Clark del futuro, piensa en su habitación desordenada en la Granja Kent, en el desastre que hace en la cocina de la Mansión de la Liga cada vez que se ofrece como voluntario para cocinarle a alguien, e incluso simplemente en su sección de la mesa del equipo; cada vez que tienen reuniones se llena de papeles y libretas en un instante.

—Sí, lo eres —murmura Bruce, sonriendo suavemente a espaldas de Clark. Recibe un gesto grosero como respuesta, pero Bruce simplemente se ríe.

Eventualmente, Clark admite la derrota y decide dirigirse a la cocina para ver si los ingredientes están disponibles, llamando a la cocinera a través del sistema de walkie talkie que hay en cada cabaña. Bruce lo ayuda recogiendo sus abrigos y empujando el de Clark hacia él e ignora sus quejas en respuesta. Los dos perros también aparecen junto a la puerta, expectantes, y Bruce les ata las correas antes de salir y esperar a que Clark se les una.

Juntos se dirigen a la cabaña de reuniones. No está muy lejos y los perros saltan animadamente a su alrededor. Bruce los reprende cuando enredan sus correas alrededor de él y de Clark, consiguiendo que ambos choquen mientras caminan, aunque es principalmente a causa de la vergüenza. Le echa la culpa del rubor en sus mejillas al aire frío en lugar de al hormigueo en sus manos por haberlas apretado contra el pecho de Clark.

Para cuando llegan a la parte trasera de la cabaña y ven que la puerta de la cocina está abierta, los perros se han enroscado alrededor de los dos tantas veces que casi están apretados uno contra el otro. El brazo de Clark ha llegado en algún momento a rodear la cintura de Bruce, y Bruce está intentando activamente no pensar en eso mientras lucha contra los dos perros extremadamente enérgicos.

—No es de extrañar que sean buenos perros de trineo —se ríe Clark mientras intenta sacarlos de nuevo, pero falla, su brazo se aprieta alrededor de la cintura de Bruce mientras son empujados juntos por el fuerte tirón que Balto le da a la correa—. Tienen demasiada energía.

La risa de Bruce se interrumpe justo cuando Jenna choca con su nariz en la parte trasera de sus piernas y le hace tropezar contra el pecho de Clark. Una vez más, siente que sus orejas comienzan a arder y sus mejillas se ponen rojas, especialmente cuando la mano de Clark sube para agarrar su hombro mientras mira hacia abajo, puesto que sus narices chocan justo cuando Bruce levanta la vista a su vez.

Se congelan donde están, con las correas envueltas alrededor de sus rodillas y con los brazos de Clark alrededor de Bruce. Comparten el aire entre ellos, Bruce se estremece cuando baja los ojos para mirar los labios de Clark y éste empieza a inclinarse...

¿QUÉ PASARÍA SI REESCRIBIÉRAMOS LAS ESTRELLAS?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora