Bruce permanece en silencio durante todo el viaje de regreso al pueblo, incluso cuando Clark intenta hablar con él.
Sabe que no debería perder el tiempo estando de mal humor, no cuando no sabe cuánto falta para que su equipo lo saque del pasado. Aún podría estar aquí por unos días o podrían no creerle a Luthor y sacarlo en un momento.
Pero no puede quitarse la sensación de que ha hecho algo mal. Una parte de él está casi desesperada por que Luthor regrese sólo para poder irse con él, pero entonces ve las miradas suaves que Clark sigue enviándole y la determinación que acaba de comenzar a construir se desmorona.
Es la primera vez que se siente así. Completamente a merced de otra persona. Nadie nunca se ha acercado a los sentimientos que Bruce tiene por Clark, por esa cosita lamentable que él puede llamar amor. Bruce nunca ha sido de los que piensan que alguna vez podría experimentarlo en su vida, sin embargo, aquí está.
Es horrible y emocionante a la vez.
Cuando regresan a su cabaña con los perros recién recuperados, Bruce todavía no ha conseguido hablar con Clark. No sabe qué podría decir, aunque sin pensar mucho en eso, después de colgar su abrigo en el gancho, se dirige directamente a la estantería que se encuentra al otro lado de la sala de estar.
Toma uno de los libros que tiene la tapa y el interior en blanco. Lo gira una y otra vez en sus manos, preguntándose si las palabras alguna vez aparecerán, pero nada se ha mostrado para cuando Clark se le acerca por detrás y le rodea la cintura con los brazos.
—¿En qué piensas? —Clark pregunta mientras apoya su barbilla sobre el hombro de Bruce. El agarre de Bruce alrededor del libro se aprieta mientras lo voltea hacia donde debería estar el título en la portada.
—¿Qué dice aquí? —murmura en voz baja, temiendo la respuesta. Espera que no haya nada, espera que todo esto sea una falacia y que estos libros estén en blanco. Pero eso no probaría nada, y Bruce espera la respuesta de Clark.
—Luces del Norte —lee Clark al tiempo que rodea la cintura de Bruce para sostener el libro él mismo, girándolo para mirar el lomo—. De Philip Pullman. —Vuelve a dejar el libro en las manos de Bruce—. ¿Por qué?
Bruce aprieta los dientes, mirando la extensión vacía de color púrpura, negro y dorado. Realmente no hay nada ahí.
—No puedo verlo —admite Bruce en voz baja—. No puedo ver las palabras.
Se da la vuelta con lentitud en el agarre de Clark, incapaz de soltar el libro mientras lo hace. Clark parece confundido, y con razón, y Bruce tiene que respirar hondo antes de empezar su historia.
Tiene que omitir el nombre de Luthor. Saber ahora que Clark tendrá los recuerdos, por distorsionados que estén, lo hace increíblemente consciente de las palabras que está diciendo. Habla como si otra vez se acabaran de conocer, de forma vaga y poco clara, dejando a Clark parpadeando confundido y haciendo preguntas obvias para las que Bruce no tiene respuesta.
Cuando Bruce llega a la parte sobre los propios recuerdos de Clark y cómo éstos cambiarán, no espera el violento retroceso, puesto que Clark se aleja por completo de él, retrocediendo por la habitación y casi tropezando con los perros que los rodean inquietos a ambos. Deben saber que algo anda mal, ya que Balto deja escapar otro quejido, y eso demuestra lo afectado que está Clark, porque ni siquiera deja caer una mano para que los perros la olfateen tranquilizadoramente.
Omite la parte sobre el trato, mintiendo levemente cuando dice que su equipo lo sacará pronto, pero no tiene claro cuándo. El dolor en los ojos de Clark se intensifica y Bruce quiere acortar la distancia entre ellos, pero no puede hacer que sus piernas se muevan y el libro todavía está tan firmemente agarrado por su mano. Simplemente no puede, y no puede evitar pensar que tal vez tomó la decisión equivocada.
ESTÁS LEYENDO
¿QUÉ PASARÍA SI REESCRIBIÉRAMOS LAS ESTRELLAS?
Romansa𝙎𝙐𝙋𝙀𝙍𝘽𝘼𝙏 ⦙ Sin embargo, sólo rozan las yemas de los dedos, guante contra piel, antes de que lo sienta. Un profundo tirón en su interior. No es doloroso, sólo profundamente incómodo, y sus ojos se ensanchan cuando Clark vuelve a gritar su nom...