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En la mañana el elevador seguia sin haber vuelto a bajar desde que llegó Aris

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En la mañana el elevador seguia sin haber vuelto a bajar desde que llegó Aris.

Todas en el área estaban muy preocupadas, temían que si ese elevador no vuelve a bajar no pueden sobrevivir.

Y era cierto, la mayoría de las veces el elevador traía algunos animales.

En el bosque también habían, pero no los suficiente como para alimentar a más de veinte chicas.

Fiona tomó la decisión de ir con dos chicas al laberinto a buscar la salida.

—¿Es necesario que vayas?—  preguntó Rubí mientras veía a Fiona equipar sus flechas en el carcaj.

—Es muy necesario — respondió la pelinegra terminado de colocar sus flechas y se agachaba a la altura de la rubia— Escucha, te prometo que encontraré una salida y cuando lo haga, nos iremos de aquí y nos iremos a casa—

—Mejor prométeme que regresarás sana y salva—

Fiona se quedó callada por unos segundos, ¿Cómo podía prometer que regresaría sin un rasguño? O peor, con una picadura.

Siguió callada hasta que habló.

—Lo prometo— al decir esto, la niña se abalanzó a los brazos de la mujer que consideraba su madre.

Las dos salieron tomadas de la mano y se acercaron a las puertas que conducen al laberinto.

Fiona esperaba pacientemente a que las dos corredoras vinieran.

Sarah y otra chica del área llegaron junto a Sonya y Harriet.

—Si no sales con vida de ahí, te mataré en la otra vida por terca— amenazó Harriet mientras abrazaba a Fiona.

Por alguna extraña razón, todas en el área tenía un mal presentimiento, por lo que Harriet y Sonya le rogaron a Fiona que no fuera. Pero la terquedad de la pelinegra era más fuerte que rinoceronte.

—Lo intentaré — respondió Fiona.

Cuando la pelinegra se despidió de ambas mujeres, se agachó hacia Rubí quien estaba abrazando la cadera de Fiona.

Cuando Fiona se agachó, Rubí empezó a hablar.

Siempre me protegeras ¿Verdad?—

La pelinegra la observó en silencio hasta que respondió.

—Hasta el día de mi muerte—

Las dos se abrazaron una última vez y Fiona se dirigió hacia Sarah y la otra chica.

Las tres chicas le dieron una última mirada al área antes de adentrarse corriendo al laberinto.

Al ya estar más adentro del laberinto comenzaron a caminar.

Las tres estaban alerta a cualquier sonido o movimiento que pueda ocurrir.

Siguieron caminando hasta que se escuchó unos gruñidos cerca de ellas.

𝙄 𝘼𝙈 𝙄𝙈𝙈𝙐𝙉𝙀 || 𝓝𝓮𝔀𝓽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora