Todo se había salido de control muy rápido. Maldita sea Alexis, tu deber era cuidarlo.
Retomemos un momento el hilo del tiempo. Las clases habían terminado ya, y junto con Luzu se disponía a ir hacia su auto con intenciones de llevar al menor hasta su casa.
—No hace falta, Alexis. Te estás tomando demasiadas molestias. —expresa con el entrecejo fruncido y un ademán en rechazo cuando el muchacho le pide que lo espere mientras saca el carro.
—Pero Luzu, somos amigos, si puedo llevarte lo hago con gusto hermano. —Alexis se pone las manos en la cintura y deja caer su expresión entre la seriedad y la preocupación.
—Tranquilo hombre. Tomaré un taxi a casa, quiero darle una sorpresa a mi madre que llegó hace poco del trabajo. —eso explicaba su buen humor, lo había visto sonriéndole varias veces al teléfono a lo largo del día.
El morocho mira su celular «04:37pm» retumba en su cabeza.
—Pero, pero... Ahg. Vale. —el moreno se rasca la nuca de nuevo, pero otra vez es detenido por el Omega.
—Qué tengo que hacer para que no te preocupes. —desea saber, con el corazón acelerado.
—Guarda mi número, y escríbeme al llegar. Sabes lo peligrosa que se ha vuelto ésta zona y no me gustaría que algo te pasara. —el moreno ni lo mira, parece un tomate y tiene la mirada perdida en un interesante guijarro del suelo.
—Anota lo.
Y así es como Alexis lo deja ir, pero en su pecho hay un sentimiento que se remueve inapacible. Su Alfa le ladra desde dentro suyo y le gruñe en forma de reclamo. Lo espera, lo espera pacientemente hasta que se ha subido al taxi.
Se despiden con un ademán y cuando le ve alejarse inmediatamente levanta el teléfono, subiéndose a su auto mientras marca.
—Contesta, contesta.
Uno, dos, tres y click. La angustia se revuelve en la boca de su estómago cuando por fin atiende.
—Ehehehe mi niño~, ¿cómo vas?. —la voz enérgica de Auron resuena alegre del otro lado.
—Tenemos un problemita. Luzu se me ha escabullido a su casa, he tratado de convencer lo para poder llevarlo a donde me dijiste, pero sospecho que algo malo está por pasar.
—Donde estás ahora.
—Encendiendo el auto para seguirlo, se ha ido en taxi. Sin embargo no me parece que vaya donde De Luque. Dijo que su madre había regresado y que la sorprendería. —ha puesto el teléfono en altavoz mientras saca el carro del estacionamiento. Tiene que alcanzarlo o lo perderá. ¿Lo perderá?, ¿Qué significaba eso para él?. Nono, no era momento de interiorizar nada.
—Voy enseguida, debería llegar un poco antes que ustedes. No lo pierdas de vista y tienes permiso de atacar en caso de que el ambiente se tense. ¿Queda claro?.
—Si señor.
Así termina todo, Auron cuelga y el se permite respirar. Raul es un hombre muy rígido en su labor, pero ha sido el mejor padre que ha tenido desde que el suyo propio murió. Le ha enseñado todo lo que sabe sobre defensa y control de la ira, a manejar sus emociones lo mejor que pueda, y sobre todo a sentir con toda la empatía que le cabe en el corazón.
Ha trabajado duro codo a codo con el hombre porque quiere llegar a ser parte del servicio de inteligencia, desea un cambio en la sociedad y el cambio debe empezar por uno mismo.
Le debe mucho a Auron, tantos consejos, abrazos, tantas lágrimas y secretos que nadie más que él ha sabido guardar. Lo admira mucho, y se esfuerza siempre por ser mejor, más educado, puntual y acertivo porque quiere ser un orgullo para su madre y también para él, los dos que creyeron en él.
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«𝐶𝑢𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑒𝑙 𝑐𝑖𝑒𝑙𝑜 𝑠𝑒 𝑎𝑝𝑎𝑔𝑜́». (LuzuPlay)
FanfictionUltrajado, mal tratado y denigrado eran los adjetivos que definían el estado de Borja, un Omega roto y sin consuelo cuyos ojos parecían una tormenta eterna. Su madre, preocupada por su salud, acude con el mejor psicólogo que puede costear, el doctor...