Hilos Rojos

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—¿Y si no vuelvo a verte? —Preguntó con voz entrecortada y mirada desordenada que inspiraba todo el dolor que se pudiera imaginar

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—¿Y si no vuelvo a verte? —Preguntó con voz entrecortada y mirada desordenada que inspiraba todo el dolor que se pudiera imaginar. —¿Qué pasará si no vuelvo a verte? ¿Cómo sobrevivirá mi alma, cómo viviré sin tu mirada?

Él se quito el sombrero y mientras lo empuñaba con ambas manos y lo apretaba tanto al punto de deformar sus bordes dijo mirándola fijamente, no a los ojos, ni tampoco a sus labios sino con esa mirada perdida que no sabe que mira pero sí hacia dónde.

—Sí volverás a verme, cada noche, cada bendita noche pasaré por tus sueños, nos encontraremos en cada pensamiento, en cada suspiro, en cada recuerdo. Cerrarás tus ojos y ahí estaré siempre abrazándote,  escuchándote, basándote, nunca estaré tan lejos como para que no puedas verme. Estaré en los laberintos de tu corazón, en cada entrada y en cada salida, en cada perfume estaré, en cada lágrima y en todas tus sonrisas. Nunca pienses que te he dejado porque se va mi cuerpo pero mi alma siempre será tuya.

Ella simplemente cerró los ojos y sin abrirlos dijo:

 —Puedo amor, puedo verte, puedo sentirte con mis ojos cerrados, tengo perfectamente tu rostro en mi mente, tan perfecto que puedo ver tus lunares en el lugar exacto en que se encuentran. Puedo ver tu sonrisa, puedo sentir tu respiración en mi oído. Pero... —hizo una pausa y abriendo los ojos lentamente corriendole un mar de lagrimas por las mejillas susurró —pero tú no volverás a verme, dejaras de existir, dejaras de ser real en el mismo instante en que despierte de este sueño, solo te recordaré yo pero tú ni siquiera sabrás que exististe en mi. 

—Eso no lo sabremos Layla, nunca lo sabremos .

Y en ese mismo momento sonó la alarma, ella abrió los ojos y pudo notar en su almohada la humedad del rastro de sus lágrimas y sus ojos inchados. Se dió cuenta que aquello había sido algo más que un simple sueño si sus marcas quedaron en la vida real.

—Su nombe, su nombre era Bastian —dijo dando un salto en la cama.

Pasaron días, semanas, incluso meses y ella aún cerraba sus ojos y podía ver el rosto de de su amado, podía sentirlo, podía acariciarlo, podía imaginarse tomando su mano, paseando por cualquier lugar, tenían tiempos a solas, días de playa, noches de insomnio y hasta peleas estúpidas. Todo eso en su mente, todo eso en su alma.

Un día uno de esos tantos en que se imaginaba días enteros en una hora en su mente con su amor imposible se le vino un recuerdo a su mente de un lugar done habían estado en sueños anteriores. Un parque que para su sorpresa lo conocía en la vida real. Layla no se pudo resistir y quiso ir a ese lugar tan solo para imaginarse a su lado. Tomó su auto y mientras iba de camino sentía una sensación inexplicable, sentía como si él en realidad la estuviera acompañando. 

Al llegar aquel parque no vió a nadie, solo una brisa muy reconfortante y un banco vacío. Se sentó, cerro los ojos y empezó a imaginarse junto a Bastian.  De pronto sintió como si alguien la estuviera llamando.

—Señorita, señorita!!! Ya es tarde, se quedó dormida y ya es casi de noche, corre peligro quedándose aquí sola.

Abrió los ojos sobresaltada, era esa voz, era esa, estaba segura que era su voz.

—Bastian???

El chico la miró extrañado.

—Disculpa pero... ¿Cómo sabe mi nombre? —En ese momento se miraron fijamente a los ojos y no pudo creerlo, no podía ser, su pelo negro, sus ojos cafés, sus anteojos marrones, no había duda, era ella la mujer que hace meses se le aparecía en sueños. —No puede ser!!! —Exclamó —¿Será? ¿Te llamas layla?

—Si!!! —Dijo en un suspiro —Esto debe de ser otro de esos sueños donde todo parece real, debe de ser eso, ya me estoy volviendo loca. —iba a tomar su bolso para irse cuando él la detuvo agarrando su brazo.

—No te marches por favor —dijo —te he soñado por noches, meses, no sabía por qué, no sabía de donde venias, sólo se que te amé desde esa noche...

—<<En que todo comenzó en este mismo parque en un sueño donde me dijiste que cada bendita noche pasaré por tus sueños, nos encontraremos en cada pensamiento, en cada suspiro, en cada recuerdo. Cerrarás tus ojos y ahí estaré siempre, abrazándote,  escuchándote, basándote, nunca estaré tan lejos como para que no puedas verme>> —Concluyeron ambos al mismo tiempo y sin darse cuenta quedando los dos tan cerca que pudieron reconocer el olor de su respiración. 

Esa noche, ese parque se transformó en testigo de lo imposible y en un sueño hecho realidad .

      Melisa vidal.c

  *Y fue así como te conocí, te conocí y ese hilo rojo nos unió sin previo aviso.*
                 Patri.G

Cuentos Bajo La Manga (TERMINADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora