Capítulo 13 Una reunión sin invitación

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Diana reúne en un círculo a Mike y sus amigos, incluyendo a Jacob.
—Escuchen, es una misión de investigación. No ataquen a menos que sea muy necesario —. Dijo Diana con mucha seriedad. —No sabemos a cuantos Renegados vamos a ver, y aunque fueran pocos, deben volver intactos para que no sospechen nada.
De pronto, otro mago llega con Diana. Otra carta de R había llegado, informando de la llegada de Renegados en una vieja mina, cerca de Hogsmade.
Diana ordenó que una mitad del clan fuera a investigar a la mina, y los demás, la acompañara.
Barnaby, Ismelda, Chiara, Ben, Rowan y Penny decidieron quedarse en la guarida.

Todos estuvieron de acuerdo con lo explicado.
Diana, ocho magos del clan, Mike y Mérula salen transportados de la guarida.
  Llegan hasta el callejón Knocturn. No había nadie, al menos, por ahora. Todos suben hasta los tejados de las tiendas del callejón para tener una vista aérea del escenario.
Pasaron los minutos, y finalmente, cinco Renegados aparecieron en el callejón.
—¿Y a que hora llega ese maldito quemado?
—Cállate idiota. Si te escucha, nos dejará peor que a los otros que le ocultaron la información de los Decker.
En ese instante, Rakepick apareció frente a los Renegados.
—No se apuren, el no llegará. Está ocupado con otras cosas.
Ahora escuchen atentamente. Quiero que busquen ese libro. Esperaba que Castelobruxo lo tuviera, pero, no lo tenia.
Los Renegados asintieron a la orden de Rakepick.
Diana al ver a Reickpick se reflejo una mirada de odio y apretaba su varita con tanta furia que parecía que la iba a romper a la mitad, eso dejó consternada a Mérula, pero a Mike lo asusto un poco.

Al mismo tiempo, pero en Hogsmade, Akuma caminaba por el bosque buscando la mina.
El clan de cuervos lo observaba. Organizándose, optan por rodearlo para que no escapara.
Los magos rápidamente se ponen al rededor de Akuma.
—¡Akuma, estás rodeado! —Gritó un mago del clan.
Akuma ni se inmuto.
—De lo único que estoy rodeado es de miedo... y muertos —. Dijo Akuma sacando su varita.
Akuma empezó a lanzar múltiples hechizos a una gran velocidad contra todos los magos que estaban. El clan de cuervos tenía complicaciones para acertar los tiros contra Akuma. No querían lanzar ninguna maldición imperdonable sobre Akuma, no después de que él usara como escudo humano a un compañero suyo.
Poco a poco el miedo iba dominando al clan. Decían mal los hechizos, no lograban acertar ningún hechizo contra Akuma, o no estaban concentrados. Pero, siguieron peleando pese a todo.
Akuma ni siquiera estaba cansándose, para él, no era más que un simple enfrentamiento con muchos magos. Pero el clan, no lo veía así, solo sentían que la cosa se iba poniendo más y más difícil.
El clan no era asesinado, pero, si eran muy mal heridos.
Akuma no los mataba porque sabía que si lo hacía, el resto del clan usaría como inspiración las perdidas para detenerlo a él, y a los renegados. En cambio, si los dejaba vivos, pero muy heridos, bajaba las esperanzas del clan, conservaban su miedo y pensarían dos veces antes de confrontarlo sin un plan mucho mejor elaborado.

Fue cuestión de minutos, para que Akuma derrotara a todos, pero, un solo mago del clan, seguía de pie, tenía el espíritu de un guerrero. Akuma lo veía. Pero no sentía enojo, ni indignación; ningún sentimiento negativo.

—Mientras siga de pie... seguiré peleando... hasta mi último aliento —. Exclamó el mago con las pocas fuerzas que le quedaban.
Akuma se pone enfrente del mago. Él le sacaba una cabeza de altura.
—Aunque rompí a todos tus aliados, tú, sigues peleando por tu causa. Yo peleo por la mía —. Exclamó Akuma.
Akuma pasa del mago sin hacerle nada, pues aunque lo matara, él ya había perdido, pues bastaba con un solo mago que se mantuviera firme y de pie, para que el perdiera la batalla.
Tras el conflicto, se dirige a la mina que se encontraba a unos pocos metros de donde él estaba.
El último de los magos del clan de cuervos que aún quedaba de pie, lanza Chispas azules para llamar la atención del otro grupo. Tras lanzarlo, cae desmayado al suelo.

En el callejón Knocturn, los Renegados y Rakepick habían comenzado a hablar sobre Akuma.
—Sigan obedeciéndolo a Akuma, pero, no olviden su verdadera lealtad, ¿entendido? —Remarcó Rakepick.
Los Renegados afirmaron con la cabeza.
Todos quedaron algo extrañados con lo que habían escuchado.
Mérula observó las chispas azules y se lo informó a sus compañeros. Los ojos de Diana saltaron casi de sus cuencas, y ordenó que todos fueran allá, sin excepción. Mike y sus amigos no entendían nada, pero, hicieron caso igualmente.
Todos se fueron lentamente y en silencio del callejón Knocturn, los renegados no los vieron, pero Rakepick sintió que no estaban solos desde que llegó, volteó a ver al techo donde no hace mucho estuvieron Diana y los demás. Solo sonrió y regreso la mirada a los renegados.

El clan de Cuervos se adelantó mientras que Diana, Mike y Mérula iban más atrás, tenían que hablar en privado.
—Prima, ¿quien era esa bruja a la que miraste con tanto... enojo? —Pregunto Mérula aun consternada por lo qué pasó.
Diana dio un suspiro antes de empezar a hablar.
—Se llama Patricia Rakepick, solía ser como nuestra "jefa mayor", por así decirlo, pero ella... nos traicionó; reclutó a Akuma para asesinar a mi maestro, disipar el clan entero... y su hermano casi me mató... en aquel día donde todo lo perdimos...
Mérula y Mike compartieron una mirada de confusión pero no preguntaron más.
Al llegar donde se estaban todos los magos del clan de cuervos, estaban apenas despertando, uno de ellos, afirmó que Akuma ya estaba en la cueva, por lo que Mike, Mérula y Diana fueron corriendo hasta allá.

En la guarida, Jacob se encontraba meditando un poco, pero un tipo eco, casi como un susurro, le decía que debía ir hasta la cueva donde estaban Diana, Mérula y Mike. Cuando volteó a ver quien era, no vio a nadie, pero, no dejó que se quedara como una simple corazonada. Se puso de pie y corrió a buscar a alguien que le dijera donde estaban Diana, Mérula y su hermano.
En el camino, encontró a Rowan.
—Rowan, ¿donde están mi hermano, Mérula y Diana? —Pregunto Jacob desesperado.
Rowan estaba algo confundido por la reacción que tuvo Jacob.
—Fueron a la cueva que esta cerca de Hogsmade —. Dijo Rowan mirando confundido a Jacob.
Jacob corrió rápidamente por su escoba y salió disparado cual Abraxan en una pista.
Rowan pensó que eso fue muy raro, pero, en ese momento, comenzó a sentir una extraña ventisca detrás suyo, al darse vuelta, vio a una persona completamente encapuchada, no se veía su rostro y sostenía un bastón con una esfera en la base.
Rowan desenfunda rápidamente su varita, pensando que se trataba de un Renegado infiltrado.
—¡Aléjate Renegado! —Exclamó Rowan.
—Por favor, guarda tu varita muchacho, no vine a lastimarte —. Dijo el hombre encapuchado con una voz tranquila.
Rowan no estaba tan convencido con lo que aquella persona le dijo, se acercó a ella y se puso más agresivo.
—¡Lárgate de aquí! ¡YA! —Gritó Rowan.
La figura no hizo caso y simplemente se acercó más a Rowan.
Rowan empezó a dudar de lo que estaba sucediendo, ¿por que no responde a mis advertencias? ¿Es para empezar un Renegado?
El hombre encapuchado puso su mano sobre la de Rowan y bajo su varita delicadamente; la mano de aquella figura se sentía tan fría como un hielo.
—Tus amigos y mentora corren peligro —. Dijo la figura encapuchada. —Me temo que tu mentora esta por descubrir una horrible verdad que... les costará a todos creer.
Rowan estaba confundido. —¿Quien eres? —Pregunto.
—Puedes llamarme: "El profeta"
—¿Estas vinculado de alguna manera con: "El diario al profeta"?
—No. Es el apodo que me han dado por... predecir muchos acontecimientos.
—¿Y que me vienes a contar... profeta?
El Profeta voltea a ver la entrada principal del cuartel.
—El futuro... y la verdad —Dijo el profeta

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