Capítulo 15 Hacia el templo

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Diana, Mike y Mérula habían llegado a la base, allí estaban todos los del clan de cuervos. Los tres estaban cansados mentalmente; Rowan, Barnaby y Chiara se acercan a Mérula, Mike y Diana. Chiara comenzó a lanzar Episkey sobre los tres, esperando que pudiera servir de algo.

—¿Estan todos bien? ¿Qué fue lo que paso? —Pregunto Barnaby desesperado.
—Estamos bien, Barnaby —Jadeo Mérula—Oigan... y ahora, ¿a donde demonios debemos ir?
—Antes de eso, debemos saber algo que no nos ha dicho Diana. —Dijo Rowan observando a Diana

Diana se sienta en una esquina, y le pide a sus amigos que hagan lo mismo. Da un suspiro, y comienza a hablar.

—William... mi antiguo maestro... es Akuma. —
— ¡¿Que rayos acabas de decir, Diana?! —Espeto Mike con sorpresa.
—Cuando lo vimos... sospeche, pero, pensé que era delirio mio. Pero cuando caímos en la cueva... lo supe.

Todos se habían quedado sin palabras.

Rowan se fue a las afueras de la guarida, con la escusa de necesitar aire por la noticia.
Todos se acercan para consolar a Diana, quien seguía afectada por la oscura revelación de su maestro.
Diana casi no les dijo nada sobre William. Lo poco que les dijo fue que William estaba en quinto año cuando ella recién había llegado a Hogwarts. Ademas de otras cosas más pequeñas, como decir que William era de las personas más amables que hubiera conocido, y su gran don para los hechizos y encantamientos en general, sin mencionar su fuerte odio contra James Potter y sus amigos.

Rowan había llegado a Hogsmade. Lanza Vermillius al cielo, segundos después, aparece frente a él, Hunter.

Hunter se quedo confundido al ver a Rowan, intento saludarlo, pero no pudo terminar antes de que Rowan lo golpeara en la cara.

—¿Que diablos fue eso, Rowan?
—Imbécil, ¿por que nunca me dijiste la verdadera identidad de Akuma?
—Era peligrosa esa información, y ademas, ¿de que te serviría? ¿Acaso tienes alguna relación con William Kenji Park? ¿No, verdad?
—Tal vez yo no, pero mi mejor amigo si, carajo. ¿Conoces al profeta? Él me dijo que William era el mejor amigo de Oliver Decker, no solo su maestro.
—El Profeta no es más que otro lunático que dice ver el futuro. Nadie puede hacer eso. La magia sera muy poderosa y todo lo que tu quieras, pero, no puede predecir el futuro, solo son leyendas.
—Dios... no puedo creer lo que oigo.

Rowan da un suspiro para calmarse de la estresante situación. Regreso la mirada hacia Hunter quien seguía observándolo con cierta desaprobación por el golpe que le dio.
Ninguno quiso seguir la conversación, solo se despidieron de mala gana y se fue cada quien por su lado.

Rowan se encaminó una vez más a la guarida del clan de cuervos. Encontró a todos reunidos en un círculo; estaban esperando a Rowan para comenzar.

—Te tomo mucho recuperar el aliento, Khanna. —Dijo Mérula con tono burlesco—.
—¿Estas bien, Rowan? ¿No quieres agua o un abrazo? —Pregunto Barnaby—.

Rowan se negó, pero agradeció el gesto amable de Barnaby.

—Bien, ya que estamos todos reunidos, debemos hablar de la próxima bóveda maldita. —Dijo Diana— ¿Donde estará?

De las sombras salió El profeta, quien se acercó con la respuesta. El santuario de dragones. Más exactamente en un templo.
Nadie sabía cómo El profeta lo sabía, ni porque se los dijo, pero, todos acordaron ir esta vez, pues Jacob, Barnaby, Chiara, Rowan, Penny e Ismelda querían ayudar.
Una vez organizados, se acercaron a una chimenea y con los polvos Flu en mano exclamaron todos al mismo tiempo: Santuario de Dragones.

Cuando llegaron al santuario, vieron que no había nadie todavía, no habían rastros de Akuma ni de ningún Renegado.
El profeta les pidió que lo siguieran para guiarlos hasta donde se encontraba la bóveda maldita. El grupo comenzó a seguir al profeta, aunque sentían muchos escalofríos cada vez que pasaban más tiempo con él.
Tras una larga caminata, llegaron hasta una cueva, aparentemente abandonada. El profeta dio un fuerte suspiro, como si le diera nostalgia estar de vuelta en esta área.
—He aquí la entrada a la bóveda maldita. —Exclamó El profeta.
—¿Está es la entrada, Profeta? —Pregunto Mike.
Al voltearse, se dio cuenta que El profeta había desaparecido, todos quedaron confundidos; hace un instante estaba detrás de todos, y, en un abrir y cerrar de ojos, ya no. Omitieron el escenario y optaron por entrar todos a la cueva. Apenas entrar un horrible hedor a putrefacción y muerto emanaba en toda la cueva.

—¡Pero que peste, Dios...! —Exclamó Barnaby—Huele peor que mi habitación.
—¿Que provocará todo ese mal olor? —Pregunto Mike.
—Creo que todo esto. —Exclamó Mérula señalando a la distancia.
Muchísimos cuerpos a medio descomponer, otros en puros huesos, pero eran tantos cuerpos que era casi imposible contarlos a todos.
Siguieron avanzando pese al mal hedor del lugar. Mientras más avanzaban. Más y más raro era el lugar, pero más que raro, era increíblemente frío.
Tras una larga caminata, encontraron el cuerpo de un basilisco y que tenía los ojos completamente destrozados, no como si alguien se los hubiera arrancado, sino, como si alguien le hubiera lanzado un encantamiento para cortarle los ojos. La escena fue cuánto menos perturbadora, pero a Barnaby le generó mucho enojo, pues si bien el basilisco era extremadamente peligroso, seguía siendo un ser vivo, y para él, esto era más cruel que nada.

—¡Allí está el templo! —Exclamó Mike— Solo debemos caminar un poco más y podremos finalmente terminar con la maldición de los boggarts-

Mike cayó por un agujero hasta uña tipo "fosa" logro sobrevivir a la caída gracias a que frenó su caída con el encantamiento de levitación.

—¿Estas bien, Mike? —Pregunto Penny.
—Estoy bien, Penny. —Aseguró Mike.
—Ya voy hermano, espérame. —Dijo Jacob.
—No —Dijo Mike a Jacob— No bajes, hermano, vayan a la bóveda y acaba con ella. Yo buscaré otro camino para subir.

Todos estuvieron de acuerdo con Mike y siguieron con sus caminos.
Mike, guiándose con Lumos continuó caminando. En esta parte baja de la cueva no habían cuerpos, el aire era algo limitado por la profundidad, pero, al menos se podía respirar.
Mientras continuó caminando, encontró una especie de entrada a la que se podía acceder, su arquitectura recordaba bastante a la del templo, por lo que Mike supuso que había encontrado una entrada secundaria.
Al encaminarse a ella, se topó con una figura misteriosa. Un hombre cubierto por una túnica negra y que utilizaba un bastón para mantenerse de pie.

—¿Quien eres tú? —Pregunto Mike apuntando su varita al hombre.
—No me lastimes, solo soy un pobre hombre que tuvo la desdicha de caer aquí —Exclamó la figura encapuchada.
El hombre vio a Mike y notó que era un mago joven, lo que levantó su interés en Mike.
—Vaya, vaya, vaya, pero si eres un mago. —Dijo con satisfacción la figura.
—Si —Aseguró Mike con despecho— ¿Que hay con ello?
—Yo también soy un mago —Aseguró la figura— No quedan muchos por... esta zona ¿sabes? Deberíamos ayudarnos mutuamente para salir de aquí.
—Oye, ni siquiera se quien eres. —Argumento Mike.
—Oh, claro ¿pero en donde están mis modales? —Dijo la figura mientras se quitaba la capucha, mostrando el rostro de un hombre con sombra en los ojos— Mi nombre es Reylan. ¿Cuál es tu nombre, amigo mío?
—Mike... —Exclamó Mike con cierta inquietud.
—Bien, Mike... ahora que nos hemos presentado, deberíamos ayudarnos en esto —Dijo Reylan.
—Si no queda de otra —Dijo Mike con desagrado—Pero que te quede claro algo... Reylan, no confió en ti. Solo te ayudaré porque necesito regresar con mis amigos.
—Tal vez, al salir de aquí, cambies de parecer, Mike —Aseguró Reylan.

Mike y Reylan comenzaron a caminar juntos por la primera puerta, no sabían lo que les esperaba adentro, pero, estaban por descubrirlo ambos.

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