📚En medio de la música 🎸

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La casa pequeña, pero acogedora en la que viví mi infancia y adolescencia me dió la bienvenida. Subí los escalones desgastados y sonreí mirando la placa dorada al lado izquierdo de la puerta que ponía "Carlos Santana, Abogado"

Mi padre era un abogado de prestigio, además daba charlas en la universidad a la que yo asistía, a los de primer año principalmente, buscando mentes brillantes que quisieran llevar su camino por el lado de la ley.

Al entrar con mis antiguas llaves escuché una voz femenina desconocida. Reía mientras mi padre la acompañaba y hacía uno de sus chistes malos sobre abogados.

¿Acaso estaba con una mujer? ¿Ya había olvidado a mi madre? Se me hacía un nudo en la garganta solo de pensarlo. Estaba en todo su derecho, pero sería demasiado pronto.

Han pasado cuatro años

Ya, eso es irrelevante. Ella aún parece estar aquí.

En la mesa de la cocina había una chica sentada de espaldas a mí. Cabello rojo, sudadera con un letrero que decía YALE, jeans ajustados y Vans negras.

Lindo outtfit. Linda chica

-Hola papá.

-Hola cielo. No sabía que venías.

-Ni yo, fue de imprevisto.

-Ella es Skyler, comenzó en tu universidad y está interesada en ser abogada, una muy buena.

-Me llaman Sky. -admitió con un acento como si viniese de otro lugar.

-Soy Kailen. Debes ser una genio, Yale no acepta a cualquiera y papá tampoco.

Reímos. Tenía una sonrisa preciosa.

-La verdad es que sí. Me gradué con honores, fui la mejor cada año de inicio a fin.

-¿Reina del baile?

-No para tanto.

Esa chica parecía potencial. Creo que tenía una mente maestra delante. ¿Qué tal si decidía dominar el mundo y morimos todos?

Tienes veinte años, deja de comportarte como una niña de cuatro que cree en los extraterrestres.

¿No existen?

No sé cómo es que eres famosa.

-Entonces, ¿Leyes?

-Así es. ¿Qué quieres hacer tú?

-No estoy segura. Me va bien en lo que estoy, pero no creo que sea un futuro en el que me vea.

-¿Y en qué estás?

-Estudio artes. Música, para ser concreta. Tocó la guitarra electrica y canto.

-¡Lo sabía! -exclamó. -Sabía que te conocía de algún lugar. Eres la cantante de Night Rays ¿Verdad?

Asentí sonriente.

-Me gusta vuestra música.

-Me alegra saberlo. Daremos un concierto este martes. Puedes venir si quieres. -saqué dos entradas de mi mochila. -Toma. Puedes invitar a alguien.

-Muchas gracias. ¿Cuánto es?

-Son un regalo.

Y sus mejillas tomaron el color de su pelo.

-Vale, pero si me aceptas luego un café. -sonrió cuando asentí. -Señor Santana, debo irme, la universidad queda lejos y el último autobús está por pasar. Mi coche aún se encuentra en el taller.

-Deja de llamarme señor, apenas cumplo cuarenta y tres. Ten cuidado, los conductores son un poco irresponsables aveces.

Ella dejó de sonreír de golpe, se frotó el interior de la muñeca con el pulgar y asintió. Se dió cuenta de su comportamiento y volvió a poner la sonrisa, una incómoda, pero lo logró.

La nota que nos uneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora