Capítulo 18.

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Xiao Zhan daba vueltas en su cama, tratando de conciliar el sueño, pero por más que lo intentaba, no podía. Incluso se hacia el dormido, para ver si se engañaba a si mismo y se dormía, pero no funcionaba. Ya llevaba casi una hora así.

Había tantas emociones arremolinándose en su interior. Culpa, molestia, desesperación, miedo y tristeza.

Culpa porque por el hecho de sentirse rechazado por Yibo, lo había estado evitando, razón por la cual ese día no lo había acompañado a llevar las cosas de la maestra y después se desarrolló aquella situación, lo que resultó en que el mayor perdiera su trabajo. Molestia porque Zhou Cheng no tomo en cuenta su opinión. Desesperación por no poder hacer nada para ayudar a su guardaespaldas. Miedo al saber que Hao Xuan seguía tras él. Y tristeza porque no vería más a Wang Yibo.

Se levantó de la cama con decisión, no podía dejar las cosas así.








Yibo estaba sentado en una de las sillas del pequeño comedor, observando la taza llena de té que se mantenía intacta frente a él, en completa oscuridad. Solo pensando.

Salto un gran suspiro y escucho un sonido proviniendo de fuera de la casa. Guardo silencio, tratando de escuchar algún otro sonido.

Unos golpesitos resonaron en la puerta.

Se levantó de la silla y, en completo silencio, se acercó a la puerta. Acercó su ojo a la mirilla para poder ver quien estaba afuera.

De sorprendió al ver quién de quién se trataba y rápidamente abrió la puerta.

-Hola -saludo el chico frente a él- ¿podemos hablar? -preguntó tímidamente.

Yibo asintió y se hizo hacia un lado para permitirle pasar. Aseguro de nuevo la puerta y, con su mano, hizo un gesto, invitándolo a pasar a la sala.

-Toma asiento, por favor -pidió al ver que el contrario se mantenía de pie.

-Gracias -timidamente se sentó en el lado derecho, al otro extremo del sofá en dónde el mayor se había sentado- siento venir a esta hora, me disculpo si te desperté.

Yibo negó- No te preocupes, aún no estaba durmiendo.

Zhan asintió, su vista se paseo por toda la sala, deteniéndose en la maleta que estaba cerca de la puerta- ¿Esas son tus cosas? -preguntó manteniendo su mirada en ella.

-Si -respondio- estaba terminando de empacar, solo me falta organizar algunos papeles.

-Oh -fue todo lo que salió de la boca del menor.

El silencio reino en la habitación. Ninguno de los dos sabía que decir. O mejor dicho, ninguno sabía por dónde comenzar a hablar.

Fueron varios minutos en los permanecieron así, hasta que el menor decidió terminar con aquel silencio.

-Lo siento

-¿Porqué?

-Porque es mi culpa que todo esto esté pasando.

-No es tu culpa, Zhan.

-Claro que lo es -Afirmo- y no trates de acerme creer lo contrario -dijo al ver que el mayor lo iba a contradecir- porque los dos sabemos que es verdad, si yo no te hubiera estado evitando...

-Ey, ey -Hablo Yibo, llamando la atención del menor- no te culpes por eso, fue una reacción normal el querer alejarte de la persona que te hirió -Dijo acariciando el dorso de la mano contraria.

Fue entonces que Zhan se dió cuenta de que Yibo había acordado la distancia entre ellos. Estaba a solo unos centímetros de él, con su mano sobre la suya, dándole suaves caricias.

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