CINCO

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Los pensamientos de Jin se alejaron del peligro que estaba fuera de la puerta de su búnker y se dirigieron hacia el pequeño hombre que estaba saltando de un pie a otro detrás de él mientras marcaba el código para abrir el pasaje secreto de huida.

Jungkook era un enigma para él. Parecía tener miedo de su propia sombra. Y por lo que Jin tenía entendido sobre su pasado tenía derecho a tenerlo. Por otra parte, la preocupación de Jungkook por él parecía genuina. Simplemente no conseguía averiguar si esa preocupación era a causa de su posición de Maestro o si verdaderamente era por cuidar de él. No podría decir exactamente que estuviera decepcionado si Jungkook quisiera cuidar de él. Era una buena cualidad en una mascota. Sencillamente no tenía la certeza de qué hacer exactamente con Jungkook.

Habían pasado algunos años desde que había sido dueño de su propia mascota. Y Jungkook no encajaba en el papel típico de una mascota. Había algo sobre él, algo especial, así como Jimin había insinuado. Y Jin estaba más intrigado cuánto más tiempo pasaba con el hombre.

-Podemos salir por aquí, Jungkook.- Jin apuntó a la pared que empezó a abrirse después de que marcó el código de seguridad. -Sostente. Tenemos que ir más rápido. Una vez que la puerta se cierra, un temporizador se iniciará. Tenemos cinco minutos para llegar al otro lado del túnel de huida antes de que explote.-

Jungkook palideció.

-¿Explosión, Amo?-

Jin sonrió.

-Amo mi búnker, pero maldita sea si voy a dejar que alguien me lo quite y se divierta. Este lugar está preparado para explotar hasta el cielo.-

Jin había vivido muchos años en la Tierra. Después de algunos siglos de jugar, finalmente se había tomado en serio su vida. Pasó el siguiente par de siglos acumulando riquezas y usándolas para construir bunkers en todo el mundo. Era un hecho bien conocido que los Dom no podían manejar la luz solar. Por ese motivo, muchos cazadores perseguían a su clase durante el día. Y, por causa de eso, Jin había creado agujeros y túneles de huida entre sus propiedades.

Era en realidad propietario de todas las casas de la manzana y de algunas pocas de la siguiente. Esta ruta de escape en particular le llevaba hasta una casa al final de la manzana. Desde allí, podría pasar por otros túneles que conducían a más bunkers y rutas de escape. La mayoría le llamarían paranoico, pero Jin estaba preparado para lo peor y eso estaba salvando su culo ahora.

Cerrando la puerta secreta detrás de él, agarró la mano de Jungkook y lo llevó hasta el final de las escaleras. Estaba oscuro, pero no se atrevía a encender una antorcha. No ahora, por lo menos. Tal vez cuando llegara más lejos, lo haría.

-Sólo quédate detrás de mí, Jungkook.-

-Sí, Amo.-

La voz de Jungkook estaba llena de miedo, pero no había nada que Jin pudiese hacer sobre eso ahora. Tenían que llegar lo más lejos que pudieran, y después, Jin tenía que descubrir por qué diablos habían venido tras ellos.

Se movió tan rápido como pudo en la oscuridad, moviéndose alrededor de la madera y escombros mientras se abría camino para la nueva casa. Se calmó cuando llegó a las escaleras.

-Quédate aquí.-

-¿D- Dónde va, Amo?- Preguntó Jungkook vacilante.

-Voy a asegurarme de que nadie esté esperando por nosotros.- Jin respondió mientras empujaba lentamente la puerta, abriéndola. Miró alrededor y vio que nadie estaba al acecho. -Vamos.-

Jungkook rápidamente subió los escalones hasta llegar a la habitación, mirando alrededor cuando Jin cerró la puerta. No estaban aquí, Pero estaban muy cerca. Necesitaba su arma favorita si iba a luchar. Nunca estaba de más tener un arma adicional.

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