-¿Por qué tengo que conocer a una nueva persona?- Jungkook preguntó mientras corría tras Jin.
Caminaban por un largo pasillo en su camino para encontrar a algún vampiro al que incluso Jin parecía tener miedo, lo que sólo duplicó su miedo cien veces. Prefería quedarse atrás en su nueva casa segura y pasar el día en la cama con su pareja.
Frunció el ceño.
Todavía no estaba seguro de lo que era ser una pareja, al no ser el hecho de que nunca tendría que dejar a Jin, y que eso era lo suficientemente bueno para él. En las últimas semanas, su vida había dado un giro que no esperaba, y mucho menos había soñado. Bueno, había soñado con tener un Maestro y no tener que dejarlo, sólo que no había soñado con tener un amo que realmente se preocupaba por él. Eso era algo que ni siquiera había pensado en sus fantasías. Los Maestros no cuidaban a sus mascotas como Jin parecía preocuparse por él. Excepto, y según él, que ya no era una mascota. Todo era muy confuso.
-El anciano quiere conocerte porque sólo hubo otros dos cruces entre amos y mascotas en la historia.-
Oh. ¿Y eso significaba...?
-Él no puede alejarme de ti, ¿verdad?-
Jin rio.
-No, Jungkook, no puede alejarte de mí. Nadie puede. Pensé que ya te lo había explicado.-
-Lo hiciste, pero...-
Frunció los labios cuando de repente Jin se detuvo y se volvió a mirarlo. Rápidamente miró hacia abajo. Demonios, había vuelto loco a su Amo con todas sus preguntas. Tendría que haber mantenido la boca cerrada.
El fastidio de Jin era evidente en su mirada y la comisura de sus delgados labios. Miró a su alrededor por un momento y luego agarró su mano, arrastrándolo hasta una puerta a mitad de camino por el pasillo. Casi dejó de respirar cuando Jin abrió la puerta, lo empujó y luego golpeó y cerró la puerta detrás de ellos.
-¿Amo?-
La mano herida de Jin cogió su pelo, tirando de su cabeza hacia atrás.
-¡Tú eres mío, pareja!- Jin se le acercó más con sus ojos intensamente oscurecidos. -Nunca voy a renunciar a ti. Tienes que metértelo en la cabeza. El destino te regaló a mí, y voy a luchar hasta la muerte para mantenerte a mi lado.-
-Sí, Amo.- Susurró.
-Jin.- Gruñó. -Mi nombre es Jin. Dilo.-
El cuerpo de Jungkook se puso rígido en estado de shock. Era inaudito que una mascota se referirse a su amo por su nombre.
-¡Dilo!-
-J-Jin.-
-A partir de ahora, te vas a dirigir a mí como Jin. No Señor, no Amo, no otra cosa. Sólo Jin. ¿Lo has entendido?-
Jungkook asintió rápidamente, aturdido y sin poder hablar.
Los ojos de Jin se suavizaron, una mirada más tierna apareció en las profundidades de sus ojos.
-Sólo me puedes llamar Jin, porque ese es mi nombre.-
-Pero todo el mundo te llama Kim.- Protestó.
Los labios de Jin se curvaron.
-Es por eso que mi pareja, y sólo mi pareja, puede llamarme por mi nombre. Nadie más tiene ese derecho, excepto tú, Jungkook.-
-Jin.- Intentó decirlo, gustándole su sonido.
Jin le hizo sentirse mejor, y le dio algo que nadie más tenía... El derecho de llamarlo por su primer nombre.
-Dios, amo el sonido de mi nombre en tus labios.-
Su boca se apretó con la de su pareja, saqueándola y haciendo que se derritiera contra él casi al instante. Jungkook estaba disfrutando de los labios de Jin presionados con los suyos hasta que éste se distanció.
-Necesito follarte.-
Jungkook lo miró fijamente, con la lengua trabada por las palabras feroces de Jin. Sin decir una palabra, se volvió, empujó sus pantalones hasta los tobillos, los pateó fuera y se inclinó en el lavabo, ofreciendo su culo a su amo.
Se estremeció al sentir sus manos acariciándole.
-Eres tan jodidamente perfecto, Jungkook.-
Estaba tan feliz de que su Maestro lo creyera así. Estaba aún más feliz cuando oyó el chasquido de un tapón de botella abriéndose y después los dedos suaves de Jin hundiéndose en su agujero ansioso cuando el hombre empezó a estirarlo.
En las semanas desde que había sido entregado a Jin, Jungkook había disfrutado mucho de ser follado por su amo. No había nada en el mundo que se sintiera tan bien como el grueso pene del hombre golpeando su culo mientras se alimentaba de él.
-Am...- Se lamió los labios al recordar cómo debería llamar a su amo. -Jin.-
-Oh, mierda, sí.- Jin gimió. -Una vez más, bebé, quiero escucharlo de nuevo.-
Era muy feliz por agradar a su amo. Haría cualquier cosa por él... Gritar, gemir, llamarlo Amo, cualquier cosa que quisiera, se lo daría.
-Fóllame, Jin.-
Fue un movimiento audaz exigir a su Amo que lo follara, pero el gruñido que oyó salir del pecho de Jin le dijo que había elegido bien.
Casi no podía respirar por el placer que le recorrió el cuerpo mientras Jin extendía su culo con sus dedos, los sacaba todo el camino de vuelta y volvía a meterlos.
Jungkook extendió la mano y agarró el brazo de Jin, sus dedos clavándose en la carne, en el sólido músculo.
-Por favor, Jin, te necesito.-
Iba a entrar en combustión si no lo follaba pronto.
Gimió suavemente cuando Jin sacó los dedos. Y entonces sintió la cabeza de la polla de Jin apretando contra su apretada entrada. Sabía que quería llevarlo a perder el control cuando empezó a moverse lentamente, centímetro a centímetro, allanando el camino hacia el interior.
-Dime, Jungkook.- Le exigió Jin. -Dime lo que quiero oír.-
-¡Te amo!- Gritó.
Oyó un suave suspiro detrás de él cuando Jin se calmó por un momento, y se preguntó si debería haber mantenido sus crecientes sentimientos para sí mismo. Pero entonces, Jin empujó sus caderas contra él y comenzó a golpearlo.
-¡Mi Jungkook!- Jin gritó justo antes de que sus afilados dientes se hundieran en el lado de su cuello.
Jungkook podía sentir el calor del cuerpo Jin contra el suyo. Su cuerpo se derritió contra él, su mundo se llenó de su Amo, y se sintió abrumado por un increíble sentido de plenitud.
La mano Jin se movió y se cerró alrededor de su pene, y eso fue todo lo que necesitó. No pudo controlar su grito de placer cuando ondas de éxtasis le recorrieron, y cubrió su mano con su liberación. Mientras estaba allí jadeando, goteando sudor de su cuerpo caliente, sintió como Jin retiraba sus colmillos. Miró por encima del hombro a tiempo para contemplar la vista más hermosa que había visto en su vida cuando Jin echó hacia atrás la cabeza y rugió su placer. Se quedó sin aliento cuando chorro tras de chorro de semen caliente llenó su culo, calentándolo desde adentro hacia afuera.
Jin cayó sobre Jungkook, apoyando su frente en medio de su espalda. Su polla seguía pulsando y palpitando dentro de su pareja, enviando pequeños temblores de placer a través del cuerpo del muchacho.
-Amo.- Susurró al sentir las manos de su amo acariciándolo mientras bajaba de su orgasmo.
Se sentía como si ronroneara de felicidad. Era tan bueno como su Maestro lo tocaba.
-Yo también te quiero, Jungkook.-
Sintió lágrimas escurriendo de sus ojos con las palabras de Jin. Nadie nunca se lo había dicho, sobre todo, un amo.
Tal vez era más que una mascota, después de todo
Fin