SIETE

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La cabeza de Jin le daba vueltas Jungkook era su pareja. ¿Cómo podía ser eso? Era muy raro que una mascota fuera una pareja. Era tan raro que sólo había ocurrido dos veces en la historia. Sus instintos protectores entraron en control mientras observaba a su compañero soñado. Las reglas del juego habían cambiado, y Jin no planeaba perder.

Puso una sábana sobre el cuerpo del muchacho, colocándola alrededor de su pequeño cuerpo, y luego se dirigió a los monitores. Se frotó la frente con la mano mientras se preguntaba qué haría ahora. Jungkook era una mascota. Él tenía los papeles. Jungkook era su pareja. Los papeles no servían ahora.

Mierda.

Sabía que tenía ir al vampiro anciano que mantenía los registros de la historia de su pueblo para registrar a Jungkook como su pareja. Todos los compañeros tenían que ser registrados igual que todos los Dom tenían que registrar a sus mascotas. Pero era reacio a hacerlo. Los cazadores estaban detrás de su muchacho.

Un rugido se arrancó de su pecho cuando pensó en que alguien colocara las manos en su pareja. Lo rompería en pedazos. Tenía que averiguar quién puso a los cazadores en el juego.

Jin sacó su teléfono celular y se alejó más de Jungkook. Su pareja necesitaba su descanso después de todo lo ocurrido y de tanta emoción. Estaba seguro de que el muchacho no estaba acostumbrado a todo esto.

-NamJoon.- Dijo Jin cuando el otro Dom contestó el teléfono.

-Kim, ¿dónde estás?-

Jin puso los ojos en blanco. NamJoon debía saber mejor que no tenía que preguntar. No iba a decir su ubicación a cualquiera, sobre todo ahora.

-Seguro.-

-Escuché una buena cantidad de rumores sobre ti.-

Tenía la certeza de que NamJoon los había escuchado. Es por eso que él llamó, en primer lugar. NamJoon sabía toda la red de chismes. El hombre incluso pagaba por información para saber todo lo que sucedía a su alrededor.

-¿Cuáles?- Preguntó Jin, aunque tenía una buena idea.

-Que hay cazadores detrás de ti. Me dijeron que el Hombre Gordo sabía quién había llamado a los cazadores.-

-Gracias.- Jin colgó sin decir nada más.

No tenía ni idea de si los teléfonos de NamJoon estaban intervenidos o no, y mientras más rápido colgara, mejor oportunidad de estar escondido.

El Hombre Gordo era un tipo que vivía en el lado oeste. Él era un Dom intratable que abusaba de sus mascotas. Jin odiaba al hombre, pero sabía que las guerras Dom habían causado un distanciamiento entre los propios Dom. Ellos ya no miraban unos por otros. Era el sálvese quien pueda. Y la verdadera personalidad del Hombre Gordo había comenzado a surgir cuando comenzaron las guerras. Jin no quería tratar con el hombre, pero sabía que era la única manera de que pudiera averiguar quién contrató a los cazadores. Sólo había un problema para salir fuera y obtener su información.

Jungkook

¿Qué iba a hacer con su pareja? Dejarlo solo estaba fuera de cualquier decisión. Jin moriría si algo le sucedía. El vínculo se había formado cuando se aparearon, y sus sentimientos hacia su nueva pareja sólo fueron creciendo a pasos agigantados. Sabía que iba a matar sin remordimiento si alguien trataba de hacerle daño.

-¿Por qué eres tan infeliz, Amo?- Jungkook preguntó mientras se quitaba el pelo de los ojos.

Dioses, su compañero parecía un desastre confuso. El pequeño hombre tenía una mirada sexy.

-Tengo que ir a hablar con alguien, pero no te quiero en público mientras que los cazadores estén detrás de nosotros.-

Él no corrigió a Jungkook cuando le llamó Amo. Sabía que el título honorífico le fue inculcado y su compañero no dejaría de usarlo.

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