Capítulo 3: Arnaque

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Sentado sobre el regazo del mayor, mientras sus labios permanecían sellados por la mano del Haitani, Nahoya hacía un esfuerzo descomunal por no liberar algún sonido indecente de sus labios, tratando de mantenerse pacífico ante la evidente sensación que le recorría todo el cuerpo.

El sonido de cierto chapoteo era lo único que se escuchaba, y no se podía disimular entre las delgadas cortinas que rodeaban a ambos, y más aún rezaba por que nadie entrara en ese mismo instante. Estaba confundido, en un momento estaba limpiando la herida de su mayor y de la nada estaba ahí, siendo sujetado por el chico y a la vez siendo masturbado con los pantalones a medio quitar.

Su mano mantenía un agarre fuerte y firme en la pierna de aquél joven, y ese mismo joven simplemente le miraba serio, sin ninguna otra expresión en su rostro más que esa pero sin dejar de mover de arriba a abajo su diestra junto a su virilidad. Innevitablemente podía sentir como el mayor estaba más que endurecido ¿Intentaría hacer otra cosa? Esperaba que no, intentó quitárselo de encima pero no lo logró, además de que se sentía un poco culpable ya que no había objetado mucho en ello que dijera: quizá, después de todo, si quería que pasara eso.

Sintió una ligera presión ejercida en su miembro, cosa que ocasionó se levantara un poco a la sensación que tenía pero así como hizo ese movimiento de inmediato fue sentado por el joven. Una sensación viscosa comenzó a sentir en el lateral de su oreja; la lengua cálida de Ran era la que pasaba por ese sitio, de arriba a abajo y lentamente como provocándolo ¿Acaso creía el muy descarado que era un conejillo para experimentar? Que ganas tenía de romperle la cara pero la mezcla de pensamientos impuros le frenaba a cometer aquella atrocidad.

Nahoya no iba a aguantar más, simplemente en un jadeo dejó correr sus fluidos sobre la mano de Ran, mientras el color rojo de sus mejillas denotaban un claro placer en aquellas acciones. En la mente de Ran no había otro motivo por el que lo hubiera hecho más que saber qué se sentía: la excitación que tenía en esos momentos era aún mayor que cuando tenía algún encuentro con alguna chica de su clase, el placer era aún mayor y eso le encantaba.

Quizá era por eso que su hermano menor le detestaba, eran tantas las chicas con las que se había acostado que ya había perdido la cuenta, no por nada era tan popular; además de su aspecto físico se sabía que Ran tenía otros atributos por los qué pelear. Entre sus pensamientos y sin soltar a Nahoya subió su mano, admirando el semen como se entremetía en sus dedos y resbalaba lentamente; con que así era tener el líquido de otro hombre con él.

Nahoya estaba agotado, sentía como la piernas le temblaban, apenas y podía sostenerse por si mismo y eso era por la ayuda del Haitani que mantenía su sitio de silla. Nahoya dió un vistazo al rostro de Ran, mostrando un visible ceño enfurecido, volvió a mover el rostro en busca de quitar su mano, pero Ran de nuevo afianzó su agarre, acercándose al oido del chico a susurrar.

─ No puedes actuar como si no te hubiera gustado después de todo lo que te haz corrido, imbécil. ─

Quería una contestación del menor. Retiró un poco su mano y a cambio esa misma la colocó sobre el cuello del gemelo, de manera que no fuera algo salvaje pero si firme.

─ E-Estás loco, no sabía que te gustaran los chicos. ─

─ No me gustan, tú sólo eres una excepción. ─

Después de sus palabras Ran se decidió por probar una cosa más. Se levantó un poco y con esfuerzo, ahí obligó a levantarse al gemelo y con ello se decidió a bajarse el pantalón a medias piernas. El gemelo no tenía mucha experiencia en esas cosas, pero ya sabía que era lo que quería intentar su mayor, y eso no se lo iba a permitir.

Jaló del brazo que este mantenía sobre su cuello en busca de que le soltara, pero nada de eso ocurrió. El agarre de Ran se volvió fuerte comenzando a ahorcarlo de manera inmediata. Nahoya por inercia tuvo que dejar de forcejear si quería seguir respirando, además de que no quería marcas en el cuello o no sabría que decir respecto a eso. El Haitani dejó al descubierto su miembro, sentando nuevamente pero en una de sus piernas al gemelo agregó divertido.

─ ¿Creías que te la iba a meter? No seas tonto, quiero que la jales. ─

Nahoya alzó ambas cejas, al menos no ocurriría lo que pensaba. Tajante se negó con un simple movimiento de cabeza de lado a lado. Como acompañamiento levantó su dedo medio y señaló al más alto enseñándole la lengua.

─ No quiero, púdrete. ─

Su contestación no hizo feliz a Ran. Lo que hizo ahora fue entremeter sus dedos en cabellos ajenos, jalando estos con fuerza hacia atrás a modo de una primera advertencia. Nahoya soltó un quejido, siendo su mano sujetada y guiada por la ajena al miembro del chico, donde fue obligado a sujetarlo.

─ ¡Que la jales! ─ Reclamó el rubio, moviendo la mano de Nahoya de arriba a abajo.

Sentía como su cabello se arrancaría de seguir así. De mala gana y sin ánimos el Kawata atendió a las demandas del de trenzas, siendo él ahora el que comenzara aquél vaivén. Ran dejó de jalar de los cabellos pelimelones, pero dejó su mano alrededor de cuello impropio en caso de que este se detuviera. Nahoya mantenía un movimiento constante, imaginaba como si él fuera el que se la jalara a sí mismo, cosa extraña pero que funcionaba bien para él.

Algunos jadeos se escuchaban provenir de su garganta, pero no era algo más allá de lo extraordinario: Ran estaba suprimiéndolos para, al igual que Nahoya, nadie pudiera escucharlos. Nahoya aceleró el ritmo, escuchándose el característico sonido invadir la habitación. Ran a ratos abría un poco más las piernas a la sensación brindada por el gemelo, echando la cabeza hacia atrás al disfrutar el toque que tenía; era la mejor sensación que hubiera tenido, ninguna chica lo había masturbado tan bien como ahora.

Tras unos minutos de seguir así el Haitani logró llegar al climax, siendo ahora Nahoya quien tuviera cubierta la mano del semen ajeno. Tras eso Nahoya no sabía que hacer, ni siquiera sabía donde limpiarse. Ran, en cambio, levantó al chico para vestirse como si nada hubiera pasado, y el Kawata en cambio seguía confundido por aquella escena tan surrealista que había tenido.

Tras abrocharse el pantalón y terminar de colocarse la gasa, Ran se levantó, y antes de salir de entre las cortinas miró a Nahoya lanzándole una mirada de amenaza.

─ Recuerda que te odio, y todos deben saber que nos odiamos. ─

Nahoya, por si no estuviera ya confundido, ahora lo estaba el doble por aquella declaración ¿Acaso eso que habían hecho se repetiría más veces y sin hablar con él primero? ¿Así sin preguntar? Suponía que sería divertido, extraño pero divertido por algún rato, por lo que antes de que el de trenzas pudiera salir el menor añadió.

─ Créeme que no será difícil seguir odiándote. ─

El Haitani no dijo más. Simplemente cruzó la cortina y salió del cuarto de enfermería rumbo a la oficina del profesor; igual vería ahí al gemelo pero sería bueno tomarse un momento para volver a su expresión normal.

Unholy © 〔❛ RanLey 🔞 ❜〕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora