Capítulo 4: Feindre

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Aún sin poder entender que era todo lo que había ocurrido y arrastrando los pies de vuelta al salón de clases, Nahoya salió de la oficina del profesor con un reporte, ahora debía quedarse una hora después de clases junto con Ran a acomodar las sillas de los salones de segundo y tercer año.

Eso no era lo que le preocupaba, sino el hecho de tener que pasar la tarde a solas con Ran por quien sabe cuanto tiempo, esa era la mayor de su preocupación y por lo cual no se le veía entusiasmado.

Aún con el pensamiento flotando en su propio imaginario no pudo notar la infinidad de veces que Souya le comenzó a llamar, y es que no tenía absolutamente nada de culpa ya que después de todo y por si fuera sorpresa no era su plan el meterse en serios problemas, apenas recien llegado a esa nueva institución.

─ ¡Nahoya te estoy hablando! ─ Exclamó de una manera más firme el menor de los gemelos, quien a pesar de su rostro sereno en esa ocasión se le notaba con cierta frustración y enojo.

Por otro lado y posicionado en medio de ambos se encontraba un Rindō que enseguida no hizo más que inclinarse un poco como un modo de disculpa para el mayor de los Kawata. ─ Una disculpa por los problemas Nahoya, mi hermano siempre es así de idiota. ─

Aquella acción hecha por el de hebras rubias más lo que había pasado en la enfermería provocó que Nahoya se colocara un poco tenso al pensar que quizá Rindō se había enterado de lo sucedido. Rápidamente su cerebro lo detuvo de decir alguna tontería al deducir que decía eso por los golpes que se había ganado, siendo que su reacción fuera a externarse como una suave caricia en nuca propia en un intento por calmarse y mantener un semblante sereno.

─ ¡No tienes que hacer eso jajaja! Aunque si, tienes un hermano muy idiota y ahora debo hacer esto. ─ Exclamó alzando aquél papel que quedaba como constancia de la sentencia de castigo por sus actos.

─ Te pagaré la comida en compensación Nahoya, Ran debería hacerse cargo de eso por sí mismo. ─

Mientras las palabras salían de labios del Haitani, el Kawata sentía como si aquellos sonidos se disiparan: aún no sabia qué hacer con el otro hermano, no quería verlo otra vez en ese día, no sabía que iba a hacer pero rezaba por estar acompañado de alguien más, incluso tener un profesor arreándolo ya le parecía la mejor de las ideas.

─ No te preocupes, solamente dile a tu hermano que deje de ser tan imbécil. ─ Fueron las palabras que por tener el compromiso de contestar salieron de Nahoya.

Las clases comenzaron después de ese incidente. Nahoya no tuvo cabeza ni mente para retener ninguna de las palabras que salían del profesor en cuestión, todo lo pasaba de largo, literalmente que le entraban por un oido y le salían por el otro. Souya no lo encontró extraño; conocía el desinterés que su hermano presentaba ante cualquier clase, por lo que no era algo que desatara una preocupación para él.

Después de todas sus clases y el almuerzo el sonido de la campana de salida se hizo retumbar por los pasillos. Nahoya estaría feliz, pero para él era como la dictadura de su siguiente sentencia. Souya se colgó la mochila por el hombro, acercándose a su hermano mismo que le miró de inmediato.

─ ¿Estarás bien Naho? Puedo esperarte en la biblioteca si quieres. ─

Nahoya se negó rotundamente; si bien, quería que su hermano se quedara pero sabía que si el profesor que le impuso el castigo lo encontraba junto a él seguro su hermano se llevaría una reprimenda y no estaba dispuesto a meterlo en problemas.

─ Estaré bien, mejor ve a casa y creo que será mejor que le digas a mamá por qué estaré llegando tarde. ─

Souya, tan obediente como un hermano menor pudiera ser, asintió ante el mandado que le había encomendado su hermano, saliendo del salón de clases y dirigiéndose a la salida. Por otro lado Nahoya tuvo que volver a subir las escaleras para ir con Ran y empezar con el acomodo de cada una de las sillas de los salones.

Unholy © 〔❛ RanLey 🔞 ❜〕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora