Capítulo 7

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Este capítulo sucede donde terminó el anterior

Orfanato "San Román"

Sin embargo, mientras Benjamín marcaba el número de emergencia, se dio cuenta de que su celular no tenía señal. Trató de cambiar de ubicación, pero la señal seguía siendo débil. Fátima, al ver la cara de preocupación de Benjamín, le preguntó qué había pasado.

—No hay señal. No puedo llamar a las autoridades —respondió Benjamín, frustrado.

Los dos intercambiaron miradas preocupadas, sabiendo que debían encontrar otra forma de pedir ayuda.

Mientras tanto, el niño asustado que había encontrado en la habitación comenzó a llorar de nuevo, recordando lo que había pasado antes de que ellos llegaran.

—Escuché voces en el pasillo. Vinieron por mí, pero me escondí aquí. Tengo miedo de que regresen —dijo el niño, sollozando.

Benjamín y Fátima sabían que debían actuar rápidamente antes de que fuera demasiado tarde. Decidieron buscar una salida y escapar del orfanato para buscar ayuda en la ciudad. Tomaron al niño en brazos y salieron de la habitación, intentando no hacer ruido.

Mientras avanzaban por los pasillos, se dieron cuenta de que habían sido descubiertos. Las luces se encendieron repentinamente y escucharon la voz de alguien gritando detrás de ellos.

—¡Alto! ¡Deténgase inmediatamente!

Benjamín, Fátima y el niño comenzaron a correr hacia la salida más cercana. Sabían que no podían permitirse ser capturados y que debían encontrar una forma de contactar a las autoridades. Sin embargo, a medida que se acercaban a la puerta, se dieron cuenta de que estaba cerrada con llave.

—¡No podemos salir! —exclamó Fátima, desesperada.

—Debemos encontrar otra salida. Rápido —dijo Benjamín, tratando de mantener la calma.

Comenzaron a buscar otra salida, pero se encontraron con varias puertas cerradas. Mientras tanto, los guardias del orfanato los seguían de cerca. Benjamín y Fátima se dieron cuenta de que debían hacer algo para detenerlos y ganar tiempo.

—Ve con el niño y sigue buscando otra salida. Yo los detendré —dijo Fátima.

Benjamín no quería dejarla sola, pero sabía que era la única opción. Tomó al niño y salió corriendo en busca de otra salida, mientras Fátima se quedó atrás para enfrentar a los guardias.

Mientras tanto, los minutos pasaban y las autoridades no habían llegado. Fátima estaba rodeada de guardias, pero no se rindió. Sabía que tenía que resistir hasta que llegara la ayuda. Finalmente, escuchó sirenas en la distancia. Los guardias también las escucharon y se distrajo por un momento. Fátima aprovechó la oportunidad para lanzar un golpe y escapar corriendo.

Afuera del orfanato, Fátima se encontró a Benjamín y al niño esperándolo. Juntos, vieron cómo la directora Marge apareció.

Después de la aparición de la directora Marge, la atmósfera se volvió aún más tensa. Benjamín, Fátima y el niño se miraron entre sí, preguntándose cómo iban a escapar de allí. La directora se acercó a ellos, con una sonrisa siniestra en el rostro.

—¿Qué están haciendo aquí? ¿No se dieron cuenta de que este lugar es peligroso? —preguntó la directora Marge, mientras se movía con una mirada penetrante hacia ellos.

Benjamín y Fátima se pusieron delante del niño, tratando de protegerlo de la amenaza que representaba la directora.

—Estábamos tratando de ayudar a este niño, lo encontramos solo y asustado en una de las habitaciones del orfanato. Intentamos llamar a las autoridades, pero había señal—respondió Benjamín, tratando de explicar su presencia allí.

La directora Marge se rió con desdén.

—Es una lástima que no puedan irse. Tienen que quedarse aquí. —dijo la directora con una voz amenazante.

Fátima comenzó a sentirse nerviosa. ¿Cómo iban a escapar de allí? No podían quedarse atrapados en el orfanato, no sabían qué peligros les esperaban.

Benjamín, que había estado observando atentamente a la directora, notó algo extraño en su comportamiento. Había un misterio detrás de la sonrisa maliciosa de la directora y él estaba decidido a descubrirlo.

Lo primero que hizo la directora Marge fue ordenar a los guardias que detuvieran a Benjamín, Fátima y al niño. Los tres fueron esposados y llevados a la oficina de la directora. Una vez allí, Marge comenzó a interrogarlos con voz dura y fría.

—¿Qué estaban haciendo? ¿Por qué intentaron escapar con uno de nuestros niños?

Benjamín y Fátima se negaron a hablar, sabiendo que cualquier cosa que dijeran podría ser usada en su contra. El niño, por su parte, seguía llorando y temblando.

Marge los observó con una sonrisa malvada, sintiendo un gran placer al verlos así. Sin embargo, algo en la actitud de los chicos le pareció extraño. Parecían saber algo que ella no.

—Muy bien —dijo Marge, cambiando su tono de voz. —Si no van a hablar, no me dejan otra opción que buscar la verdad por mi cuenta.

Los guardias llevaron a los niños a sus habitaciones

[...]

Lo bueno era que los tres niños dormía en la misma habitación.

El niño que habían rescatado había encontrado una foto en el suelo, cerca de donde lo habían encontrado. Se la mostró a Fátima y a Benjamín, quienes se quedaron boquiabiertos al verla. Era una foto de una familia feliz, pero había algo extraño en ella. En el fondo de la imagen se podía ver una sombra misteriosa que parecía seguir a la familia. Benjamín pensó que esa sombra podría ser la clave para entender lo que estaba sucediendo en el orfanato.

Con el corazón latiendo fuerte, Benjamín, Fátima y el niño comenzaron a investigar el orfanato en busca de pistas.

[...]

Descubrieron habitaciones cerradas con llave, documentos y papeles que parecían ocultar algo oscuro.

Finalmente, encontraron la oficina de la directora Marge que parecía ser la clave del misterio. Dentro, había una mesa llena de libros y papeles. Entre ellos encontraron un diario escrito por uno de los trabajadores del orfanato, quien parecía haber estado investigando un incidente ocurrido hace años en el orfanato. Benjamín leyó el diario con atención, mientras Fátima y el niño se mantenían alerta en caso de que alguien llegara.

Lo que descubrieron dejó a los tres sin habla. El diario contenía detalles sobre la muerte de varios niños en el orfanato hace años, víctimas de una serie de extraños accidentes. Además, había una lista de nombres de los niños que habían fallecido, incluyendo niños los cuales parecía no ser del orfanato, esto le dio más miedo a los tres, no se podía creer lo oscuro que era todo esto. No sabía quién los estaba observando.

—¿Otra vez ustedes de chismosos?—dijo la directora Marge

Ellos la miraron con miedo, otra vez los descubrió.

—Ustedes estarán castigados. Pero antes de eso, tengo algo que mostrarles.

Marge se dirigió a la ventana de su oficina y la abrió. Afuera, la noche era oscura y silenciosa. Solo se oía el sonido de los grillos y el viento.

—Miren hacia allá —dijo la directora, señalando un punto en la oscuridad. —¿Ven esa luz?

Benjamín, Fátima y el niño se asomaron por la ventana y vieron una luz tenue en la lejanía. No sabían qué era, pero tenían la sensación de que algo malo estaba pasando.

—¿Qué es eso? —preguntó Benjamín, preocupado.

—Esa es la razón por la cual necesito su ayuda. Algo extraño está pasando en ese lugar, algo que podría poner en peligro a todos los niños de este orfanato.

La directora Marge se acercó a los chicos y les habló en voz baja, casi susurrando.

—Les propongo un trato. Si me ayudan a resolver este misterio, les dejaré ir en paz. Y si no, esto será peor para ustedes

Benjamín, Fátima y el niño se miraron entre ellos, sin saber qué hacer. Tenían miedo de la directora, pero también tenían miedo de que podrían hacerle la directora, así que estaban indecisos sobre qué hacer. 

BENJAMIN: LA HISTORIA DE LA MALDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora