Capítulo 9

9 5 3
                                    


Orfanato "San Román" 

Los pasillos del orfanato estaban envueltos en silencio mientras Benjamín, Fátima y el niño se preparaban para enfrentar su desafío final. Se habían reunido con el pequeño grupo de niños valientes que también buscaban respuestas y juntos habían trazado un plan para revelar la verdad y escapar de las garras de la directora Marge.

Con cada paso que daban hacia lo desconocido, los latidos de sus corazones se aceleraban. Sabían que el peligro los rodeaba, pero su determinación era más fuerte que nunca. Avanzaron sigilosamente por los pasillos oscuros, evitando las cámaras de seguridad y cualquier indicio de la presencia de la directora.

Finalmente, llegaron a una puerta que parecía llevar a un área restringida del orfanato. Con cuidado, Benjamín giró el pomo y abrió la puerta lentamente. Una luz se filtró desde el interior, revelando una habitación llena de equipos científicos y monitores parpadeantes. Era el laboratorio secreto donde los experimentos habían tenido lugar.

Los niños entraron con cautela, conscientes de que estaban adentrándose en el corazón de los secretos del orfanato. Examinaron cada rincón en busca de pistas y evidencias que pudieran respaldar sus descubrimientos hasta ahora. En los estantes, encontraron frascos con sustancias desconocidas y archivos con nombres en clave que los intrigaba aún más.

Mientras Fátima revisaba los archivos, su respiración se entrecortaba al descubrir un informe que mencionaba a un científico involucrado en los experimentos. El nombre era el mismo que el del niño que los había estado guiando desde el inicio de su búsqueda. Parecía que había más en él de lo que habían sospechado.

Justo cuando estaban a punto de profundizar en el informe, las luces del laboratorio se apagaron repentinamente. La habitación quedó sumida en la oscuridad, y el silencio fue roto por el sonido inquietante de una risa proveniente de las sombras.

—Así que han llegado hasta aquí —dijo la voz siniestra de la directora Marge, resonando en la habitación—. Pero les advierto, niños, que no podrán revelar la verdad. Están atrapados.

La luz volvió a encenderse, y allí estaba la directora Marge, rodeada de sus secuaces. Su expresión era triunfante, segura de que había atrapado a los niños en su trampa. Sin embargo, no esperaba la determinación y el coraje que ardían en los ojos de Benjamín, Fátima y el niño.

—No nos detendrás, Directora Marge. Hemos descubierto tus secretos y revelaremos la verdad al mundo —declaró Fátima con valentía.

Fátima y el niño asintieron con determinación, dispuestos a enfrentarse a cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino hacia la libertad.

La directora Marge soltó una carcajada llena de desprecio.

—Créanme, niños, no tienen idea de lo que les espera. Han despertado fuerzas que no pueden controlar.

Enfrentando la amenaza que se cernía sobre ellos, los tres niños se prepararon para una batalla épica. Sabían que la verdad estaba al alcance de sus manos, pero también estaban conscientes de que enfrentarían peligros inimaginables para protegerla.

El enfrentamiento final entre los niños valientes y la directora Marge estaba por comenzar. En ese momento crucial, su amistad, valentía y determinación serían puestos a prueba. Y así, con el destino en juego, se lanzaron hacia adelante, dispuestos a descubrir la verdad y desafiar el poder de la directora Marge, sin importar las consecuencias.

.[... ]

Los tres niños se abalanzaron valientemente sobre los secuaces de la directora Marge, luchando con todas sus fuerzas para abrirse camino hacia ella. Utilizando su astucia y habilidades, lograron esquivar los ataques y contraatacar con determinación.

Benjamín se enfrentó a uno de los secuaces, lanzando golpes precisos y rápidos. Su determinación era palpable en cada movimiento. Fátima desplegó su destreza en artes marciales, desarmó a otro secuaz con movimientos ágiles y protegió al niño, quien demostró tener una sorprendente habilidad para evadir los ataques.

La directora Marge, enfurecida por la audacia de los niños, se unió a la batalla. Su experiencia en el combate era evidente, pero los niños no se dejaron intimidar. Trabajando en equipo, se apoyan mutuamente y aprovechan cada oportunidad para debilitar a su formidable oponente.

A medida que la batalla se intensificó, el laboratorio secreto parecía cobrar vida. Estantes se tambaleaban, luces parpadeaban y los frascos con sustancias desconocidas amenazaban con romperse. Era como si el mismísimo lugar estuviera en contra de la directora Marge, aliándose con los niños en su búsqueda de la verdad.

En medio del caos, el niño que los había estado guiando desde el principio mostró una sorprendente habilidad para controlar la energía a su alrededor. Con un movimiento de sus manos, los objetos volaron por el aire, desequilibrando a los secuaces y proporcionando una ventaja crucial a los niños.

La directora Marge, asombrada y furiosa, se vio acorralada. A medida que los niños se acercaban a ella, su expresión de confianza se desvaneció. Su desesperación se reflejaba en sus ojos mientras se daba cuenta de que su poder estaba siendo superado.

En un último intento por mantener su dominio sobre el orfanato, la directora Marge intentó huir, pero fue bloqueada por una misteriosa barrera de energía que parecía rodearla. El niño, utilizando sus habilidades controladoras de energía, la había atrapado.

—Ya es suficiente, Directora Marge —dijo Benjamín con voz firme—. Tus días de opresión han llegado a su fin. Es hora de que todos conozcan la verdad.

[... ]

De repente, mientras la batalla alcanzaba su clímax, Fátima dio un paso atrás, sorprendiendo a todos. Su mirada cambió de determinación a una expresión de desafío y malicia. Lentamente, una sonrisa siniestra se formó en su rostro.

—¡Ja, ja, ja! ¡Qué ingenuos han sido todos! —exclamó Fátima, revelando su verdadera lealtad—. Nunca fui una aliada de ustedes. Siempre fui una infiltrada de la directora Marge. Mi misión era ganar su confianza y asegurarme de que no descubrieran la verdad.

El asombro y la incredulidad se reflejaron en los rostros de los demás. Benjamín, herido emocionalmente por la traición de su amiga, sintió cómo su corazón se rompía.

—¿Cómo pudiste hacer esto, Fátima? ¿Cómo pudiste traicionarnos así? —dijo Benjamín, luchando por contener la rabia y la decepción en su voz.

Fátima soltó una carcajada fría y se acercó a la directora Marge, quien sonreía triunfalmente.

—Oh, Benjamín, siempre fuiste demasiado confiado. Marge me prometió riquezas y poder si ayudaba en su plan. Y créeme, las dos seremos recompensadas mientras ustedes, niños tontos, enfrentan su derrota final.

Mientras tanto, los secuaces de la directora Marge se reagruparon y rodearon al niño que había demostrado habilidades de control de energía. Aprovechando la confusión y la traición, intentaron someterlo y anular sus poderes.

Benjamín, lleno de ira y determinación, se lanzó hacia Fátima, enfrentándola con una mezcla de tristeza y furia en sus ojos.

—Si crees que esto es el fin, te equivocas. Aunque hayas traicionado nuestra confianza, no permitiré que destruyas todo por lo que hemos luchado. Juntos, aún podemos vencer a la directora Marge y revelar la verdad

Enfrentados en una batalla interna y externa, los niños se encontraron en una encrucijada. La lealtad de Fátima se había desvanecido, pero Benjamín estaba decidido a no rendirse. El destino del orfanato San Román y la verdad detrás de los oscuros secretos pendían en el equilibrio mientras la lucha continuaba.

BENJAMIN: LA HISTORIA DE LA MALDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora