Capítulo 5: Que empiece la fiesta.

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Es cierto eso de que el tiempo vuela cuando te haces mayor porque cuando me quiero dar cuenta ya han pasado dos semanas desde que vivo aquí.

Ojalá mis clases de álgebra fueran igual de rápido porque siendo sincera me enteraría de lo mismo. Aunque en general la universidad cada vez me gusta más y me emociona el poder pensar que cada día que pasa estoy un poco más cerca de conseguir mi sueño.

Durante estos días casi no he hablado con mis padres por la diferencia horaria y lo ocupados que están ambos con sus trabajos. Yo misma apenas he tenido tiempo de nada entre las clases y los turnos en la cafetería, que agotan todas mis fuerzas y mantienen mi cabeza ocupada. Justo lo que necesito en este momento; estar centrada, sin distracciones.

Pero nada más salir de mi clase, se me presenta la primera cuando recibo un mensaje de un número desconocido:

657565447

Mi hermano te busca.
✓✓

No sabía que en el infierno había cobertura.
✓✓

Si sigues así lo descubrirás pronto.
✓✓

Ja ja.
¿Por qué no me escribe Bill desde su móvil?
✓✓

Se le estropeó y me ha pedido que te avise. ✓✓

Ya.
✓✓

¿No me crees?
No es ninguna excusa para conseguir tu número.
Preferiría tirar mi teléfono al mar.
✓✓


El móvil no tiene la culpa.
Mejor tírate tú y me ahorras el trabajo. ✓✓


Sugiero y mi paciencia llega a su límite.
Sin dejar que conteste, le envío un último mensaje y silencio mi teléfono.

Dile a Bill que lo espero donde siempre.✓✓


Guardo el móvil y me dirijo a la parada de bus mientras me despido de Bella con la mano.

Es viernes y aunque la cafetería no cierra, mi contrato no incluye los fines de semana, además de que hoy no abre por descanso y doy gracias internamente, porque si tuviera que mantenerme de pie diez segundos más necesitaría una camilla.

He quedado con Bill en el mismo café al que fuimos el día que huimos de sus fans devora hombres y que estas últimas semanas se ha convertido en nuestro sitio de confianza.

Me siento frente a él, que parece no darse cuenta de mi presencia hasta que carraspeo un poco y le saco de su trance.

Me mira y noto cierta preocupación en sus ojos, lo que me asusta.

- Hey, que ocurre - poso mi mano en la suya para tranquilizarlo. De repente, su expresión cambia totalmente y me da una sonrisa maliciosa que sé perfectamente lo que significa.

Está tramando algo.

Oh, oh.

- Verás, tu amiga...

- Bella - interrumpo y creo saber a dónde quiere llegar.

Estas últimas semanas no he hecho más que presenciar la evidente tensión que había entre ellos dos y los intentos de Bill de que ella le hiciera caso.
Bella se ha dedicado a ignorarle y hacerse la tonta pero conseguí que me lo confesara gracias a mi don de la persuasión. Eso y que le prometí invitarla a su restaurante favorito si me contaba que estaba sucediendo entre los dos. Sobornar con fines justificados no es pecado, dice la biblia.

Todas mis vidas | tom kaulitz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora