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“Quedate en piscis, y no salgas hasta que vuelva” habían sido las palabras de su mentor a la joven de ahora nombre Haruko. Pero su curiosidad de salir a ver el resto del santuario sobre todo ese lugar llamado Coliseo. Que el señor Kardia le menciono en su breve conversación, cuando pasaron por su casa. La curiosidad mato al gato y eso no fue la excepción para Haruko que decidió salir de Piscis desobedeciendo las órdenes de su mentor.
Todavía no tenía su máscara de hierro. Lo que le daría ventaja no la reconocerían si salía después de todo sería la última vez que verían su rostro o eso pensaba ella. Saltó los primeros escalones de piscis, para no caminarlos, cayendo con elegancia hasta el final de los escalones. Los olanes de su vestido se habían expandido al aterrizar dándole apariencia de mariposa al llegar, a pisar el pisó.
Unos aplausos desconcertaron a la menor que alzó rápidamente la mirada topando sé. Con la sonrisa ladina de Kardia de Escorpio.
— Vaya espectáculo sabes dar pequeña mariposa .—halago el caballero frente a ella—. Albafica sabe ¿qué vas a salir?.
— No pero porfavor no le diga nada.—tartamudeo ante la mirada del Escorpio—. Solo iré rápido al Coliseo y volveré.
Kardia lo pensó un momento, para luego sonreír—. Está bien pequeña mariposa, solo no te metas en problemas.
La azabache asintió, para luego marcharse agitando su mano en señal de despedida.
✿ 🌙 人
— Haruko ¿qué haces por aquí? —la reprende Shion de Aries al verla—. Albafica no te había, dado permiso de salir.
— Volveré antes de que el regresé, lo prometo solo. Porfavor no se lo mencioné .—hizo un reverencia esperando su respuesta.
— Cuídate solo recuerda que todavía no eres un caballero .—paso a su lado, eso había contado como un “si” para Haruko.
La azabache salió del templo de Aries, para dirigirse al Coliseo. Bajo todos los escalones para ver sorprendida como una mujer lanzaba a otra, contra un pilar partiendolo alzando una gran nube de polvo. Bajo con cuidado a otra área donde entrenaban los varones y pocas mujeres. Pero un joven en particular llamó su atención un joven castaño claro, que llevaba una peculiar cinta roja en su frente.
Miro como algunas amazonas, suspiraban enamoradas por aquel tipo. Haruko solo arrugó la nariz, no era feo al contrario se le hizo atractivo pero no algo excepcional. Miro como el castaño volteó haber dónde ella se encontraba. La azabache se asustó ocultándose tras un pilar.
Antes de que se diera cuenta, el ya se encontraba cerca de escondite. Dispuesta a irse de dio vuelta rápidamente, algunos de sus cabellos quedaron a la vista del chico. Quién quedó impresionado por el oscuro tan intenso de su cabello. Sin pensar mucho el joven la tomo del antebrazo deteniendola.
Por la fuerza ella se dio vuelta rápidamente chocando contra el pecho del contrario. Alzó la vista los ojos marrones del chico hicieron contacto con los ojos oceánicos, sin brillo de ella. Se quedaron pasmados admirandose unos minutos.
— ¿Qué hace una doncella en este lugar? —pregunto el joven.
— No soy una doncella, y solo vine haber este lugar —miro a un costado evitando su mirada.
— ¿Puedo saber su nombre? Yo soy Sísifo caballero dorado de Sagitario.
A él no lo ví ese día, pensó la azabache —. Soy Haruko, solo eso Haruko. ¿Pero como eres un caballero si no llevás la armadura de oro?
El castaño sonrió—. No acostumbro, a usarla mientras entreno.
