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𝗥𝗼𝗿𝗼𝗻𝗼𝗮 𝗭𝗼r𝗼 𝗻𝘂𝗻𝗰𝗮 𝗾𝘂𝗶𝘀𝗼 𝗲𝘀𝘁𝗼.Su cuerpo quería esto pero él no. Un compañero era lo último que le preocupaba. Por supuesto, siempre era bueno que te cuidaran de vez en cuando. Especialmente ahora cuando estaba entre dos alfas en celo, y ambos estaban absolutamente locos de lujuria.
-Roronoa, Roronoa-, gimió Sanji en su oído. Una y otra vez como si su nombre fuera un mantra sagrado. Zoro no pudo responder, tenía la boca llena. Tenía la barbilla en carne viva y roja debido a los interminables chorros de baba que le corrían por la cara. Sanji tenía un fuerte agarre en su cabello, sus dedos producían un agradable ardor que hacía que la polla de Zoro saltara alegremente. Su alfa estaba jodiendo su garganta con una fría crueldad. Tenía arcadas, asfixia y gemidos alrededor de la polla de Sanji.Contento con el conocimiento de que su alfa se sentía bien mientras usaba su boca.
Luffy estaba detrás de él, sus fuertes manos se clavaban en las caderas de Zoro. Había rasguños agitados y mordiscos esparcidos por todo su cuerpo. En todas partes menos en su nuca, se había negado a permitirles el acceso a su nuca. Docenas de moretones y chupetones cubrían su pecho y la parte interna de los muslos. El dolor se había reducido a una quemadura apenas perceptible y también se sumaba a su placer. Roronoa maulló, le dolía terriblemente la mandíbula, afortunadamente parecía que Sanji estaba a punto de correrse. Su rostro estaba enrojecido con sangre, el sudor goteaba y goteaba de su flequillo rubio. El sabor a sal se extendió por la lengua de Zoro. El nudo de Sanji se hinchó y se enganchó entre sus dientes mientras movía sus caderas.
Su Capitán se estiró y agarró su polla goteando. Acariciándolo y arrullándole al oído. Las palabras de aliento de Luffy fueron amortiguadas y no las entendió. Su mente cansada solo registró el oleaje de un segundo nudo en el culo. ¿Qué tan patético era? Convertido solo en un agujero para reproducirse, era jodidamente débil. Roronoa Zoro no podía creer que había dejado que su mente fuera completamente destruida. Los últimos fragmentos de dignidad que tenía fueron quemados y descartados mientras sus alfas lo jodían. Sanji gimió suavemente y se corrió sobre su ansioso rostro. A Luffy no le importó retirarse y su nudo los unió.
La niebla de su mente se disipó durante preciosos segundos. La vergüenza y la humillación se apoderaron de él. Zoro suspiró, Luffy acarició su espalda y lo abrazó, su boca peligrosamente cerca de la nuca de Roronoa. Mientras Sanji gruñía y abrazaba su cabeza.
Roronoa quería irse, quería levantarse y esconderse, vencido por su vergüenza. Sanji debe haber notado su inquietud.
-¿Qué ocurre?-, murmuró en el cabello de Zoro. Jugando con los tres aretes que cuelgan de su oreja izquierda. Roronoa negó con la cabeza.
-Nada- hizo una pausa y tragó saliva. Sanji fue paciente, Luffy estaba callado, ambos escuchaban atentamente. -¿Y si...?¿y si yo no fuera un omega?-
