Adiós, Even.

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Sus labios en los míos. 

Su piel suave.

Sus músculos fuertes.

Su rostro sonrojado. 

Su piel con la mía. 

Sus gemidos en mi oído, llenando la habitación, enredándose con los míos. 

El dolor de estar a su lado.

La felicidad en forma de lágrimas, lágrimas frías y amargas, las recordaría todos los días. 

❁❁❁❁❁❁

Even me arrastró por las escaleras con la llave sujeta en su mano, corrimos los dos tramos que nos separaban de la habitación, hasta llegar a una puerta de madera blanca con el número 15. 

Él abrió la puerta, sus manos tomaron mi cuello y sus labios besaron a los míos una vez más.

En ese momento nada más importó, solo éramos él y yo en una habitación desconocida de sábanas verdes y una puerta cerrándose a nuestras espaldas. 

Su beso fue desesperado, como si temiera que en algún momento yo pudiese desaparecer, pero justo ahora solo quería estar ahí con él.

Sus manos deslizaron mi abrigo por mis hombros, cayó al suelo junto a mis pies con un ruido sordo.

Sus labios dejaron los míos, suspiró pesadamente, mi mente se sintió confundida por su presencia y su olor.

Besó mi cuello, sus manos se deshicieron de mi corbata y comenzaron a quitar los botones de mi camisa blanca con algo de torpeza al principio, hasta ese momento no había notado que aún llevaba puesto el uniforme de la escuela, sonreí un poco.

Él delineó mis labios con la punta de sus dedos, uno de ellos se abrió paso por mi boca y con suavidad tocó mi lengua y presionó contra ella.

Even se mordió el labio, un suave suspiro casi perezoso se arrastró por su garganta.

Mi camisa cayó al suelo, mis párpados se cerraron con vergüenza, sentí mis mejillas arder. 

—Hey, Johannes mírame — su voz era apenas un susurró.

Su mano tomó mi barbilla alzando mis rostro, mis ojos se negaron a mirarlo, sus labios volvieron a dejar una estela suave de besos sobre mis mejillas, mis labios, mi cuello y luego mi pecho, sus manos quitaron con facilidad mi cinturón, lo escuché caer contra el suelo, quitó el botón de mis pantalones y luego bajó mi cremallera, mis manos temblaron y sujetaron las suyas. 

Abrí los ojos con pánico, mi corazón golpeó con fuerza contra mis costillas, mi respiración estaba al borde de la locura, las lágrimas cayeron por mis mejillas calientes, los recuerdos de esa tarde en su casa me golpearon con fuerza.

¿Qué tan dispuesto estaba yo de hacer todo aquello con Even?

Even sonrió tranquilamente, su mano derecha aún con algo de sangre que se había secado hacía un rato, alejó el cabello de mi frente, me mordí el labio.

Quería gritar y salir corriendo de ahí. 

—No tienes que hacerlo, está bien — susurró Even, se alejó de mí y recogió mi camisa del suelo, me la entregó con una sonrisa ligera en su hermoso rostro. 

—Me iré primero, Johannes, perdón por arrastrarte a un lugar como este. Estoy desesperado, lo siento, no es tu culpa.

Se frotó el rostro con una mano, parecía cansado y extrañamente triste, mis labios temblaron, las palabras se quedaron atrapadas en mi garganta.

"Us"《BL》EN PAUSA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora