Caminaba de un lado a otro en mi habitación «¿Por qué me suceden estas cosas a mí?» «Le dije que no volvería a molestarlo» Tomé mi celular con mala gana, no creí volver a pedirle un favor «¿Por qué tuvo que ser él?» Busqué su nombre en mis contactos.
— ¡Dylan! ¡Mi persona favorita! — exclamé apenas contestaste.
— Siempre — dijiste; puedo imaginar tus labios curveándose en una sonrisa coqueta. — Apuesto cien dólares a que me necesitas de novio otra vez
— ¿Cómo lo sabes?
— Tienes esa voz, esa de cuando quieres pedirme un favor, es algo chillona
— Entonces... ¿Me ayudarás?
— Para eso vivo. — sonreí y colgamos, me tiré a mi cama y sobre toda la ropa en ella.
[...]
Tocaron un par de veces a la puerta.
— ¡Ya voy! — grité desde el baño, hoy quise vestirme bien y según yo, me maquille, pero solo es rubor; tocaron otra vez con más fuerza. Deje todo y abrí la puerta.
— ¿Por qué tardaste tanto? — te quejaste entrando a mí habitación como si fuera algo de lo más normal. — Ni que te estuvieras arreglan-do. — abriste bien los ojos y alzaste las cejas sorprendido. — Te ves bien
— ¿Solo bien? — inquirí acomodando mi vestido y llevando un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.
— Te ves hermosa — dijiste viéndome con ternura, yo sonreí feliz sintiendo mi cara iluminarse «Me veo hermosa» — ¿Nos vamos? — me ofreciste tú brazo, enredé mi brazo con el tuyo y salimos de la habitación. - Si esto se vuelve algo de todos los días, empezaré a cobrarte — me dijiste al caminar, yo reí a carcajadas.
Ya en el restaurante, Elizabeth no dejaba de hablar de lo mucho que ama su nuevo apartamento en la ciudad, es muy Chic según el idioma de ella. Dylan a veces me mira y hace unas muecas extrañas, yo hago lo posible para no reírme, pero no hago milagros.
— ¿De qué se ríen? — preguntó Irene molesta porque la interrumpimos al no aguantar la risa, no dejaba de hablar de lo mucho que ama su nuevo auto. Siempre de trata del amor a lo material cuando se habla con ellas.
— ¿Ah? — dijimos los dos al mismo tiempo.
— ¿De qué hablas? ¿Quién se está riendo? — dijo Dylan haciéndose el desentendido.
— Ustedes...son muy raros. — nos miró con incomodidad y sacudió su rostro. Miré a Dylan el cual me guiño el ojo haciéndome sonreír otra vez.
Después de cenar, las chicas se fueron a una fiesta, nos invitaron, pero no quisimos ir, más bien me llevaste por un café y volvimos a la universidad.
— Realmente amas el café — dije sonriente al ver como bebiste un poco y cerraste los ojos respirando satisfecho, me miraste sonriendo y asentiste; seguimos caminando por la universidad un rato más, esta es la quinta vez que hacemos el mismo recorrido, de una esquina a la otra. Ninguno quiere irse. — ¿Dylan?
— Si, señorita Sawyer. — Te detuviste frente a mí, me detuve de golpe con la mirada en tus labios, luego la alcé a tus ojos que me miraban en un intenso y muy brillante azul. — ¿Me ibas... a decir algo?
— ¿Ah? Si, perdón, ehmm... — respiré profundo. — ¿Por qué me ayudas siempre? Es decir, jamás dices que no ¿No te sientes obligado o sí?
— ¿Cómo puedes decir algo así? — respondiste con rapidez y molestia. — ¿Obligado yo? Nadie me obliga a hacer nada. — yo te miraba asombrada. — ¿Eso responde a tú pregunta?
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DE VUELTA A TI
Storie d'amoreKristen y Dylan se conocen de toda la vida ya que él es el mejor amigo de su hermano mayor. Sin importar que, Dylan siempre ha sido el auxilio de Kristen, siempre ha estado ahí para ella y en todos sus cumpleaños, hasta que no asistió a su cumpleañ...