La vida de Neben Petrich, un hombre de 35 años, al fin tiene el equilibrio que soñó. Su hermano dejó atrás el dolor y está comprometido con su hermoso asistente. Neben tiene a Carter, su novio de 20 años, loco y apasionado que cumple todas sus fanta...
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«Creo que se aman y eso es invencible».
La frase de Carter antes de volver a tener sexo la noche anterior sobrevoló la mente de Neben. Estaba en la oficina frente a unos clientes que Davo no había podido atender y su mente solo tenía espacio para esa oración. Carter se acercó en ese momento y les trajo el café. Neben le dio una mirada y este le dio un guiño de ojo. Dios, le encantaba.
—Sres. Les presento a Carter Benington, mi asistente. Estará a cargo de todo el proceso una vez que terminemos la etapa de negociaciones. —El muchacho estrechó la mano del hombre y la mujer y luego dirigió su vista hacia su «jefe».
—Si necesita algo, Sr. Petrich, me llama.—Y en ese momento, Neben entendió que era un imbécil.
Para el mundo, excepto Davo y Matthias, Carter seguía siendo su asistente. Mientras Davo había publicado en todos los diarios del universo que salía con Matthias. Neben, mantenía a Carter a la sombra, como su amante. Y si bien en un principio ambos estuvieron de acuerdo en que eso era lo mejor, ahora, las cosas estaban cambiando. El rostro de Carter en una milésima de segundo le demostró que estar en las penumbras lo estaba cansando. Y de seguir así el muchacho, por más que el sexo fuera grandioso, buscaría algo mejor, alguien que lo respetara y le diera su lugar ¿Neben estaba dispuesto a que eso sucediera?
Esa revelación, mientras hablaba con sus clientes, lo llevó a pensar en la mejor manera de hacer las cosas, en darle la sorpresa de su vida a Carter. Un joven maravilloso con el cual disfrutaba mucho, no solo en la cama.
En los meses que llevaban juntos, Carter se había convertido en su mundo. Iban de vacaciones, a los restaurantes, al cine. Leían, hablaban de diseño y de otras cosas que muchos pensarían que eran tonterías o que estaban dementes.
Carter sabía que Neben estaba loco, y aun así lo aceptaba. Entonces, ¿por qué no entregarse de lleno? ¿Por qué no darse la oportunidad de algo nuevo? ¿Qué podía salir mal?
—Oye, deja de fruncir el ceño. Se te va a partir.—Carter lo sacó una vez más de sus pensamientos cuando los clientes habían dejado la oficina cinco minutos atrás.
—Lo siento, mi cabeza hoy no me ha dado respiro—El muchacho asintió y dejó la documentación del último proyecto sobre su escritorio.
—¿Y ese milagro?—Neben le mostró el dedo medio a Carter y este rio.
—Soy un hombre muy pensante.
—Por supuesto, Sr. Petrich.—Carter frunció los labios y Neben estrechó los ojos.
—¿Eso fue una ironía? ¿Me estás llamando mentiroso?
—Usted sabe que jamás sería capaz.
—Voy a nalguearte si te portas mal, asistente.
—¿Eso sería premio o castigo?—Carter se burló y Neben le arrojó una carpeta sobre la cabeza. Una que fue esquivada por el muchacho—Ya, era bromita.
