Epílogo 🔥💖

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Neben acarició la flor blanca que adornaba su esmoquin cuando la marcha nupcial sonó

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Neben acarició la flor blanca que adornaba su esmoquin cuando la marcha nupcial sonó. La puerta de la imponente sala del hotel se abrió y un Matthi, más bello que nunca, caminó hacia el altar, donde lo esperaba Davo. Lloraba, por supuesto que lo hacía, de lo contrario no sería Matthias Freeman. El joven tímido que se animó a todo, que conquistó el corazón triste y lastimado de Davo. Neben de pronto se sintió muy orgulloso. ¡Era un maldito genio! Él era gran artífice de esa boda, de la felicidad de esas dos almas que se daban una oportunidad.

Matthi se acercó a Davo, quien también tenía lágrimas en los ojos.

La madre del muchacho le dio un abrazo y lo dejó en sus manos.

Neben pensó que era mucha responsabilidad, pero creía que era el tipo de responsabilidad que su hermano disfrutaría toda la vida.

—Gracias por iluminar mis días, por hacer de mi vida algo extraordinario, porque nunca me dejaste caer incluso cuando las fuerzas me abandonaban y no tenía nada. Eres mi mayor logro, mi mayor premio, ese diseño que estaba en mi mente y que jamás pensé ser capaz de crear. Quiero un final feliz contigo, pero sobre todo anhelo un camino, horas, minutos, segundos de sonrisas y amor. Te tomo como esposo, Matthias Freeman, porque eres la locura más bella que tuve la oportunidad de vivir.

Matthias rio y lloró, como cada uno de los que estaba en ese lugar.

—Te tomo como mi todo, Davo Petrich, no solo como mi esposo —dijo Matthi con el amor que brotaba en cada uno de sus gestos—. Agradezco a la vida, que me da la chance de arriesgarme cada día contigo. Con el hombre maravilloso que eres, con un ser que da todo, incluso en sus momento más oscuros. ¿Cómo alguien podría dejar a un hombre como tú? Es imposible. Por más que lo pienso, no admitiría una vida sin ti. Me haces amarme un poco más cada día. Me muestras el lado más bello de la existencia, y eso es impagable. Y si alguien dice que no eres perfecto, miente. Eres perfecto, siempre lo fuiste para mí. A partir de hoy eres mi marido, pero este lazo que nos une siempre estuvo, incluso cuando no nos conocíamos. Lo siento y agradezco cada día por él.

Sus bocas se unieron en ese instante. Davo sintió que sus pies se movieron solos y que su cuerpo fue llamado por el de Matthi. Lo sostuvo de la cintura y sus labios se encontraron en ese beso que ansiaban desde la noche anterior, cuando ambos se pensaban, cuando ambos se deseaban en sus camas separados. Ya no habría más momentos de soledad, pues eran uno. Y quizá Matthi tenía razón. Davo tuvo que esperar mucho tiempo para conocer al amor de su vida. Matthi solo necesitó una ocasión para saber que Davo era su lugar y que anidaría allí por todo el tiempo que les quedaba.

La música sonaba y los invitados reían y bailaban. Neben estaba sentado y miraba a la flamante pareja que se divertía junto a su novio Carter, Phillip y Massimo, dos de sus amigos.

Carter dejó el baile y caminó hacia su novio. Se sentó en su regazo y lo besó sin pedir permiso.

—¿Cómo estás?

—Tranquilo.

Carter le acarició el cabello.

—Me alegro de verdad.

Neben volvió a besarlo y esta vez lo aprisionó contra su cuerpo.

—Te amo, Carter.

—Yo también te amo, Neben.

Se mantuvieron abrazados mientras la música seguía y el baile no paraba. Habían creado su propia burbuja, una en donde tenían ojos solo para ellos.

Y en medio de un abrazo sucedió. Neben miró unos metros más allá. Davo, impecable como siempre, le sonreía, y a su lado había un muchacho. Su pequeño estaba allí. Carter y Neben se congelaron por unos segundos, hasta que el asistente reaccionó y se puso de pie.

Milo caminó hacia ellos. Había tristeza en su ojos azul verdoso, la misma que Neben había visto en Julissa, su madre, quince años atrás.

«Gracias por haberme hecho sentir amada».

La frase volvió a resonar en su pecho, y Neben sintió la necesidad de acercarse a Milo.

—Alguien tiene que hablar contigo —comentó Davo con una sonrisa.

Neben frunció el ceño.

—¿Cómo?

—Me contacté con él hace un mes. Es mi sobrino, y lo invité a mi boda, aunque no estaba seguro si vendría.

Neben asintió.

—Gracias.

Davo le tocó el hombro como siempre hacía, como lo había hecho desde que eran unos niños y Neben tenía miedo. Su hermano le infundía confianza.

—Hola, hijo —saludó Neben con un nudo en la garganta.

Milo estaba a punto de llorar.

—Hola, papá.

Y eso fue todo lo que el empresario necesitó para moverse hacia él y abrazarlo tan fuerte que sintió que sus huesitos se rompían. Pensó que se había excedido un poco, pero Milo le correspondió con la misma intensidad.

—Perdóname.

—No hay nada que perdonar, papá —aseguró el muchacho—. Hiciste lo que pudiste para acercarte. No lo valoré en ese momento, pero estoy cansado de pelear con este sentimiento. Te quiero, y no me importa que te hayas equivocado. Eres mi padre y te amo por eso. Mamá tenía razón, eres un hombre maravilloso.

Volvieron a fundirse en un abrazo.

Neben besó su frente y limpió sus lágrimas.

Carter dio pasos hacia ellos y esta vez se abrazaron los tres.

—Milo...

—Son mi familia, papá. Quizá no son como la soñé, pero no por eso es menos linda.

—¿Crees que Julissa estaría contenta?

—Pienso que mamá te eligió porque siempre serías su mejor opción. Vio en ti algo que nadie más vio. ¿Qué más pruebas necesito?

—Te he llamado y mandado mensajes, tantos que perdí la cuenta.

—Lo sé. Los he escuchado y leído cada uno, pero...

—Tenías miedo —interrumpió Carter, y Milo sintió que sus ojos se volvían a llenar de lágrimas.

—Sí, tenía mucho miedo. Las cosas que la abuela decía eran...

—Nada de eso es verdad.

—Lo sé, Carter, pero toda mi vida siempre escuché sus consejos. Estaba a su sombra. Contradecirla no era fácil.

—¿Y cómo lo lograste?

—¿Cómo puedes callar la mente cuando el que grita es el corazón? —preguntó el muchacho—. Mientras más me decía que lo de ustedes era malo, más quería estar a su lado. Los quiero, y no deseo estar en otro lugar que no sea contigo y con mi papá.

—Entonces, ya no busques más —dijo Neben con plena felicidad después de semanas de angustia—. Si tu deseo es estar con nosotros, eres bienvenido.

—Sí, lo quiero.

—Hecho.

Neben abrazó a los amores de su vida y entendió que, después de años, tenía un hogar. Un verdadero hogar, y era merecedor de él. 

Locura de amor T.L.A  Libro 2 (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora