Neben no mentía. No miraba películas románticas ni nada que involucrara sentimientos. Quizá estaba en negación. A lo mejor todavía no aceptaba que él también tenía un corazón susceptible de ser lastimado.
«El amor es de idiotas. Creo que has aprendido la lección duramente. Eso te servirá para la próxima. Cuando tu corazón pregunte: "¿Un nuevo amor?" y tu cerebro conteste: "¡Ni loco!", estarás listo para una aventura en unos meses. Confía en mí».
Vino a su mente la frase que le había dicho a su hermano cuando descubrió la infidelidad de su esposo. Neben no servía para consolar y mucho menos para sentir. Fue lo que pensó toda la vida, hasta que conoció a Carter Benington y el mundo se pintó de otro color.
Simona fue quien abrió la puerta. Lo miró con tristeza y frialdad, como si tuviera en frente a ladrones que venían a llevarse lo que le pertenecía por derecho. Después de quince años, Neben pensó que a lo mejor tenía un poco de razón. Esa mujer tenía mucho más derecho que él. Neben apenas había conocido de la existencia de su hijo hacía solo unos días.
—Pasen. —La mujer se apartó y les permitió el ingreso a la humilde vivienda.
Los hombres entraron y se quedaron cerca de ella.
Simona les hizo seña para que avanzaran.
La casa estaba divida en dos partes, y en medio de ellas había un gran patio, que separaba las dos estructuras de madera. Frenaron en medio de él y miraron alrededor los escasos muebles y los dos perros desnutridos. Neben tragó saliva cuando uno de ellos les gruñó.
—No le temas, solo gruñe.
Neben se giró hacia donde venía esa voz. El muchacho caminó por el pasillo hasta ellos.
El patio polvoriento tenía un mesón rústico circular en el centro y cuatro sillas deterioradas. Milo se detuvo a unos metros de ellos. El olor a humedad y lluvia impregnaba el ambiente en donde el calor los hacía sudar más que nunca. Neben tragó saliva y sonrió. No sabía que decir ni cómo actuar. Estaba mudo, perplejo. Los miedos se abalanzaron sobre él y le quitaron la escasa capacidad de raciocinio. Milo se enfocó en él. Carter sostenía el bolso de mano y estaba un poco más atrás.
—Soy Milo. —Fue el muchacho quien dio el primer paso, de lo contrario sabía que ese momento sería interminable. También estaba nervioso.
—Hola, Milo —saludó Neben con un nudo en la garganta, un nudo que presionaba cada vez más—, soy Neben.
—Lo sé. —El muchacho sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas—. Te he estado esperando.
—¿De verdad?
—Sí, por muchos años.
El empresario sintió que se moría en ese instante. Dio pasos hacia él, más seguro que nunca que esta decisión era la correcta.
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Locura de amor T.L.A Libro 2 (+18)
Roman d'amourLa vida de Neben Petrich, un hombre de 35 años, al fin tiene el equilibrio que soñó. Su hermano dejó atrás el dolor y está comprometido con su hermoso asistente. Neben tiene a Carter, su novio de 20 años, loco y apasionado que cumple todas sus fanta...