Jungkook caminaba directo hacia su departamento con un cigarro en la boca, estaba mal humorado porque desde hace una semana no había vuelto ver a Taehyung. Quería y deseaba verlo con todo su corazón. Desde que le volvió a ver después de tantos años, no había dejado de pensar en él, aunque algunos meses atrás había pensado en olvidarle por fin porque sabía que no tenía el derecho de amarle y extrañarlo. Suspiró cansado, quería verlo como fuera, sin importar que las cosas no fueran a su favor.
Y como si su deseo se cumpliera, le vio parado unos cuantos metros delante de él. Jungkook veía atentamente cómo Taehyung miraba su aliento formarse en una pequeña nube frente sí. Jungkook no pudo evitar pensar en lo hermoso que el menor lucía, miraba lo hermosas que estaban sus sonrojadas mejillas a causa del frío y sin olvidar sus lindos ojos brillosos observando a la nada.
Simplemente hermoso, pensaba Jungkook.
Era como un sueño verle y, como todo sueño, llega el momento de despertar. Al momento de que Jungkook se armó de valor para dirigirse hacia Taehyung, fue que se detuvo abruptamente. Pudo ver cómo una persona se acercaba corriendo a Taehyung, y cómo este sonrió. El pelinegro abre los ojos en demasía al darse cuenta que era Park Jimin; la persona con la que cada vez que se veía terminaba peleándose. El cigarro que yacía consumiéndose en su boca cae al suelo, igual que su corazón, al presenciar como Taehyung besó a Jimin una vez llegó a su lado.
El pelinegro quedó estático y juró que sus músculos se atrofiaron al ver cómo Park tomaba de la cintura a Taehyung y correspondía gustoso el beso. Aquella escena le dolía a Jungkook, creyendo que le dolía más que sus constantes peleas en donde atentaba contra su integridad. No supo en qué momento pero pesadas lágrimas caían por sus mejillas, queriendo las mismas liberar la tristeza abrumadora que Jungkook sentía. Retrocedió unos pasos para poder esconderse detrás de un poste de luz y evitar la atención de los jóvenes que yacían en su propio mundo. Por alguna razón, para nada agradable, quería quedarse, no sabía por qué si le molestaba y, sobre todo, le lastimaba, aun así quería permanecer ahí y seguir mirando a Taehyung.
Taehyung estaba mal, ¡vaya que lo estaba! Se sentía la persona más asquerosa del mundo, quería pretender que aquel encuentro con Jungkook no había significado nada pero estaba equivocado. Su corazón le reclamaba con insistencia y se sentía idiota al sentirse tan dependiente de Jungkook. Se odiaba por ser débil ese día en la cafetería, en donde por primera vez en años vio de nuevo al mayor. No podía dejar de recordar lo maravillado que estaba por Jungkook en el pasado, recordó aquellos días donde le observaba desde la ventana de su habitación o cuando lo hacía estando en la parada del tren en los días que ambos asistían al colegio. No era justo para él y mucho menos lo era para Jimin, ocultándole a este su inesperado encuentro con Jungkook. Le había escondido aquel hecho porque Jimin creía que él no sabía de sus intentos para que, de ninguna desafortunada manera, él y Jungkook se encontrasen pero a pesar de la cautela de Jimin para que no supiera de sus intenciones, lo había descubierto y lo entendía, porque si se ponía a analizar y se pasaba al lugar de Jimin, él sin duda haría lo mismo, le agradecía que tratara de protegerle. Sin embargo se lamentó porque todo el tiempo que Jimin había gastado en sus intentos de alejarlo de Jungkook fue en vano, ellos se habían encontrado y se apenó aún más al tener al pelinegro presente en su cabeza sin tener consideración del esfuerzo desperdiciado de Jimin, su novio.
No era justo para Jimin, el cual le besaba tiernamente en esos momentos sin conocer los vagos pensamientos del menor. Taehyung tenía ganas de soltarse a llorar porque en vez de pensar en los labios de Jimin sobre los suyos, solo pensaba en aquellos hermosos ojos canela de Jungkook mirarle con total atención aquel día. Su mente le advertía que estaba mal en besar a Jimin mientras pensaba en los labios de otro, que estaba mal pensar en otra voz diciéndole cosas lindas en vez de la de Jimin y que, en definitiva, estaba mal pensar en otras manos recorriendo su cuerpo que no fuesen las de su novio pero no podía evitarlo porque, sin importar cuantas veces se hubiese entregado a Jimin, siempre su cuerpo le pertenecería a Jungkook hasta el final, aún si él no quisiera que fuera así.
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¿Qué se siente estar en mi lugar? •KookTae•
Fanfiction©Drakonk NO ADAPTACIONES NI COPIAS NI PDF