Taehyung tenía la mirada perdida entre unos frondosos árboles de roble que eran cubiertos por una capa de nieve algo espesa; se encontraba sentado en una banca a lo largo de un camino que llevaba a la carretera central. Era posible que sus ojos estuvieran en un punto, pero su mente se encontraba distante, en pensamientos traicioneros y dolorosos tanto para él como para terceros.
Pensaba detenidamente sobre la repentina y para nada creíble —según su punto de vista— declaración de Jungkook, sobre su relación con Jimin y sobre aquel asunto que le tenía destrozado. Su vida comenzaba a deformarse de a poco.
Jimin era lo que más le preocupaba, ya que comenzó a notar su actitud distante. Él, Jimin, era la persona a la que menos quería hacerle daño pero las cosas no salen como uno las planea. Habían hecho el amor varias veces desde su pequeño encuentro con Jeon, pero sentía que le estaba provocando daño por ocultarle algo de suma importancia. No era justo para ninguno, odiaba tener que hacerle daño a las personas que más se preocuparon por su bienestar, las que le tendieron la mano en el momento que más lo necesito.
Llevó sus manos al rostro al sentir la tristeza en sus ojos acumulándose en lágrimas; se levantó de un movimiento un tanto brusco, no planeaba sentirse patético, no ahora que ya no había tiempo suficiente.
Comenzó a caminar directo a su casa que, por cierto, compartía con Jimin y a quien no quería ni podía mirarle al rostro. El cielo se comenzaba a tornar oscuro y deprimente, las lámparas del camino se prendían una a una mientras avanzaba su paso. En el preciso momento que una lámpara frente a él se prendió e iluminó todo a su alrededor, pudo notar una motocicleta estacionada y al avanzar un poco más, el poste de luz que le cubría la vista se apartó y pudo ver a una persona parada al filo del puente. Pudo reconocer aquella silueta, aunque no quisiera. No sabe en qué momento ni como pasó, pero se encontraba corriendo hacia él, con unos tropezones en medio, para alcanzarlo antes de que terminara cayéndose en una muerte segura.
—¡JUNGKOOK! —Su grito sonó tan lastimero que pensó se desgarraría la garganta, sentía que no lo lograría, sentía que lo perdería.
No siendo consciente de sus actos saltó el barandal, logrando así tomar el brazo de Jungkook y sostenerse del mismo, quedando ambos colgando a una altura nada segura del suelo. Maldijo internamente la nieve que le impedía sostenerse firmemente del barandal del puente; notó que el mayor se encontraba inconsciente. Su vista comenzó a nublarse y él solo sabía el porqué, sus dedos fríos no resistirían el peso de ambos.
«Dejarlo caer sería una buena opción». Ese pensamiento traspasó rápidamente por su mente, fijó su vista en el cuerpo que sostenía.
“Lárgate obeso”. “Nunca llegarás a ser hermoso”. “Me das asco”.
Jungkook se encontraba inconsciente y al parecer con notables marcas sobre su cuerpo, los nudillos los tenía molidos y bañados en sangre. Más tormentosos recuerdos llegaron a él.
—No-no sería ma-malo dejarlo caer —susurró levemente mientras aflojaba la presión en su mano, sentía como el antebrazo de Jungkook se desliza por su palma fría.
“Te amo, Taehyung”.
Volvió apretar su mano, quedando alrededor de la muñeca del mayor. Las palabras y los recuerdos le comenzaban a jugar en su contra, nublando así su juicio. Para él era imperdonable el querer deshacerse de una persona, le era vil el querer su seguridad antes que del otro, por muy desgraciado que fuera, como Jungkook.
—¡¡¡NO!!! —gritó al no poder seguir resistiendo ambos cuerpos; su mano al no poder resistir más soltó el agarre.
Cerró los ojos y esperó el fin, sin embargo no sintió ningún impacto.
—¡MIERDA! —Al parecer un chico alto le sostenía con ambas manos—. ¡¿Qué se supone que están haciendo?! —Le era imposible reconocerle bien el rostro, causa de la pequeña lluvia de nieve que caía sobre ellos y el brillo de la lámpara—. ¡Yoongi, ayúdame!
Taehyung escuchó pasos que se acercaban y una nueva sombra se hizo presente, apretó más el agarre en la muñeca del pelinegro al escucharle musitar:
—Tae...
Su cuerpo fue jalado hacia arriba junto con el contrario. Ambos cuerpos cayeron; Taehyung no pudo seguir despierto, estaba realmente agotado de diferentes formas, lentamente cerró los ojos, asegurándose de no soltar en ningún momento a Jungkook.
—¡Oh, mierda! ¡Es Taehyung! —dijo el mayor que sostenía de hombros al nombrado.
—¿Quién? —musitó el pálido, mientras veía a ambos chicos tendidos en el suelo, notando que la sangre de Jungkook tintaba la blanca nieve.
—El novio de Jimin —respondió mientras a los chicos inconscientes los recargaba en el barandal del puente. Los observó fijamente, viendo las notables y para nada agradables marcas en el chico desconocido al lado de su amigo.
Yoongi quedó en silencio, tratando de procesar lo dicho. Por fin conocía al novio del chico que tanto le gustaba y ahora que lo veía, no dudó en pensar que era hermoso. No podía llegar a odiarle solo por tener a una persona tan amable como Jimin a su lado, apretó los puños en sus muslos al haber pensado en un momento en no haberlos salvado. Levantó la mirada preocupado al darse cuenta que un hilo de sangre escurría de la boca del castaño.
—Namjoon, deberíamos llevárnoslos de aquí —dijo mientras se levantaba.
—Tienes razón. —Se acercó a los cuerpos frente a él y al querer separarlos, se extrañó por el agarre aún vigente en el antebrazo del pelinegro. Con un poco de fuerza logró deshacerlo. Aunque una duda rondaba por su cabeza, cómo Taehyung conocía a ese chico de apariencia terrible o tal vez lo salvó de buena fe, no lo sabe, pero por el momento era hora de ponerlos a ambos a salvo.
—Yo cargaré a Taehyung. —Namjoon le miró algo entrañado—. Es que sería mejor que cargarás al otro chico que se encuentra mal, aparte eres más fuerte —dijo serio. El otro asintió de acuerdo. Yoongi rodeó con sus brazos el cuerpo delgado del castaño, se sorprendió por lo liviano que era. Le cargó y juntó sus cuerpos—. Perdón por haber pensado en un instante en querer que cayeras al saber quién eres, perdóname —murmuró y apretó los labios al haber dejado reposando el cuerpo inconsciente del castaño en la parte trasera de la camioneta en la que venían.
—Iremos a la casa de Jimin —indicó Namjoon al haber dejado reposando a Jungkook junto a Taehyung. Encendió el vehículo, emprendiendo camino hacia la casa de la pareja—. Le diré a Jimin que se encargue del chico que Tae salvó, realmente se ve mal.
—Sí, tienes razón. —Yoongi comenzó a jugar con sus dedos por el nerviosismo de estar en la casa del chico que tanto le gustaba.
La mano de Jungkook se movió para poder entrelazarla con la de Taehyung, sin que los otros lo notarán. Apenas podía mantener los ojos abiertos por el dolor sobre su cuerpo, pero la necesidad del calor ajeno hacía su sistema reaccionará.
—Tae... No me alejes de ti —susurró sin llegar a llamar la atención de los demás y se dejó caer en la oscuridad del desmayo al ya no poder más.
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Nos leemos luego.
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¿Qué se siente estar en mi lugar? •KookTae•
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