Interactuando

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Light salió de la ducha con la toalla amarrada a la cintura, aún no podía creer lo que había pasado durante el baño que tomó. Era imposible que él se hubiese corrido con la imagen de otro chico.

"Imposible" pensó para sí mismo, no puedo haber sentido algo por alguien así. Metido en sus pensamientos, Light terminó de cambiarse aún teniendo en mente al pelinegro que había llevado a su casa la noche pasada.

Sin nada importante que hacer, se fue a la cocina a preparar su desayuno. Descendió por las escaleras y caminó rumbo a la cocina pero, se detuvo. Había visto algo que le llamó la atención de sobre manera. El pelinegro se encontraba dormido en uno de los sillones de la sala y tenía el televisor prendido. Sintió su cuerpo estremecerse.

"No, no es posible" pensó. Sacudió su cabeza y siguió rumbo a su destino.

Dentro de la cocina, empezó a preparar un desayuno que fuera lo suficientemente grande para ellos dos. No tenía idea pero, había algo en ese chico que le hacía querer ser amable con él.

-Listo- dijo para sí mismo el castaño, que había terminado de preparar unos deliciosos hot cakes. Los colocó sobre un plato y dejó el plato sobre la mesa, al lado de varias otras cosas más que había preparado.

-¿Qué demonios estoy haciendo?- se recriminó.

-Eso mismo me pregunto yo-dijo una extraña criatura de ojos rojos.

-Ryuk, eres tú- El shinigami asintió ante la afirmación de Light, tomo una manzana del frutero y se la comió- Deberías estar con Misa, ¿por qué estás aquí?

-Me cansé de estar con la estúpida rubia, que por cierto, no está nada feliz de que la hayas dejado plantada- dijo el shinigami.

Light se quedó pensativo.

Era verdad, la noche anterior, por haber ayudado al pelinegro, había cancelado totalmente los planes que tenía con su novia. Misa Misa, su novia, definitivamente no estaría feliz con eso, siempre le recriminaba que nunca salían juntos y que fuera de la universidad ni siquiera parecían novios.

Definitivamente no parecían novios, a Light Yagami no le importaba tener una novia. El único motivo para estar con esa rubia descerebrada eran los ojos de shinigami que ella poseía. Nada más. Lo que ella hiciera o dejara de hacer le importaba en lo más mínimo. Solo era un peón más dentro de su juego. Una pieza que sacrificar para encontrar al famoso detective L y asesinarlo con su Death Note.

-¿Quién eres?- una voz desconocida sacó a Light de sus pensamientos.

Giró hacía donde había provenido la voz y lo vio. El pelinegro estaba parado en la puerta, se tallaba los ojos con una mano y con la otra cubría su gran bostezo.

-Buenos días- le dijo Light en un tono amistoso- ¿Dormiste bien?-añadió con una sonrisa.

-Si, gracias- respondió el pelinegro- Todavía no me has dicho quien eres.

-Ah, claro. Disculpa, mi nombre es Light Yagami y cómo puedes ver, soy el dueño de este apartamento.

-Mucho gusto, yo soy Ryusaki-se acercó hasta el castaño y le extendió la mano

Light miró a Ryusaki acercarse a él, le extendió la mano y este, como buen anfitrión, le correspondió.

-¿Por qué estoy en tu apartamento?- siguió preguntando el pelinegro.

-¿No recuerdas? Ayer estabas borracho, te quedaste dormido sobre la barra, casi te caes, entonces decidí pagar tu cuenta y traerte para que descansaras.

El pelinegro no recordaba nada de lo dicho por el otro muchacho, pero debía ser cierto. ¿Por qué otra razón iba a estar en un departamento que no era el de él? Había descartado totalmente la situación en que ambos se hubiesen acostado al haber analizado su cuerpo pero, había algo que le dejaba la duda con respecto a castaño.

Amándonos en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora