Chapter 1: proteger a sinclair

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En lo más profundo del infierno se encontraba satañas en su oficina buscando al candidato perfecto para asignarlo a cuidar a una pequeña niña rubia esa noche, el señor de las tinieblas miro seguida mente a los 4 demonios ahí, pensó un poco quien sería el indicado para algo así ya que sabia lo que la vida la depararía a la pequeña niña soltó un suspiro y fue hacia uno de los ellos visualizo bien al chico tenia cara de modelo de portada primaveral
— Definitivamente no! —
gritó con molestia asustando a los chicos que estaban ahí
— Lárguense ahora mismo —
inmediatamente todos los chicos salieron de ahí tropezándose entre ellos por el evidente miedo que les causaba su creador quien se sentó en su trono y se frotó la cien en modo de frustración fue entonces cuando una idea llegó a su mente
— Demonio número 4! —
La mayoría de los demonios no tenían nombre por lo que su señor los llamaba por el número en el que los creó, llamó a su asistente un joven con cabello castaño piel blanca y de apariencia joven, el chico al escuchar el llamado de su amo fue hacia el
— que se le ofrece mi señor —
el chico hizo una reverencia en forma de respeto hacia el
— Dile al demonio número 1 que venga a mi oficina tengo un asunto importante de que hablarle —
El chico asistió salió de la oficina y fue hacia la habitación de número 1 cruzándose por todas las habitaciones del infierno en el que descansaban los demonios de satan, sí bien número 4 era uno de los mejores demonios del reino de su creador no era el mejor ya que estaba número 1 siento el primero al que creó el diablo y la mano derecha de su creador, al llegar a la habitación tocó la puerta se escucharon las palabras del joven dentro indicándole que pasará
— demonio 1, el señor quiere hablar con usted — demonio 1 estaba de espaldas mirando por la ventana de la habitación como las personas enviadas al infierno sufrían ardiendo en llamas por sus pecados
— En un momento iré, gracias por el aviso demonio 4 — El chico solo asintió en respuesta y hacía de la habitación ya que todos en ese lugar le tenían bastante miedo a número 1 pasaron unos segundos hasta que el demonio número 1 salió de su habitación caminando hacia la oficina de su padre amo señor y creador todos miraban al chico en admiración anhelo, el poseía un gran atractivo y elegancia al caminar, al llegar al lugar vio a demonio número 4 este dejó pasar al chico a la oficina de su creador
— ¿Me mando a llamar mi señor? —
le preguntó el chico a su creador
— Tengo una misión para ti hijo mío — el hombre con cuernos se acercó a él
— Que misión tiene para mi señor—
Le hablaba con un tono firme y con respeto a su padre
— Irás a la tierna a proteger a la niña sinclair de los oscuros —
El demonio 1 frente a él abrió los ojos como platos, ah hecho millones de cargos a su señor desde ir a cobrarle las deudas a las personas que venden su alma a él hasta asesinar a varios crimínales, pero cuidar a una niña era mucho para él sí bien su nombre los describió el era un demonio incapaz de cuidar de alguien que no sea de su mundo trato de interponerse pero fue entonces cuando volvió a hablar su creador
— Podrás alimentarte del alma de la pequeña — Esto hizo que una sonrisa se dibuje en el rostro del chico quien inmediatamente accedió a la misión que se le otorgó el sabía lo que tenía que hacer bien sabía que solo absorbería un poco del alma de la niña pero para él era suficiente, le explicaron que la niña tendría un ataque de parálisis del sueño ese día entonces tendría que cuidarla de los oscuros si no absorberían todo el alma de la pequeña volviéndola un ser humano oscuro y sin alma alguna
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narra enid: hoy había tenido un buen día mis papás me llevaron a ver shrek 2 por sacar buenas notas en mi boleta de calificaciones. Era una función nocturna, así que llegamos tarde y mi mamá me metió directamente en la cama cuando llegamos a casa. Eran al rededor de las cuadro de la mañana cuando me desperté, la luz de mi despertador me lo dijo. No podía sentir nada, ni mi pijamada contra mi piel, ni el calor de mi cabeza contra la almohada. Podía sentir mis brazos y piernas, pero los sentía pesados, como si un gran peso los estuviera sujetando. Traté de gritar pero no pude, mi voz quedó atrapada en mi garganta, mis labios no podían moverse. Reuni un gemido débil que sonó como un cruce entre el croar de una rana y el gemido de un zombi, pero eso fue todo. Pensé que estaba muerta, que así es como se siente la muerte, estar despierta pero sin poder moverme ni decírselo a nadie. Mi mente luchó con la idea de ser colocado en un ataúd, incapaz de moverme o decirle a nadie que todavía estaba viva, incapaz de moverme o decir nada cuando la tapa se cerré y me pusieran en el suelo, todavía viva. Mi miedo disminuyó cuando sentí que mi corazón latía con fuerza en mi pecho en respuesta a mi casi ataque de pánico. También me di cuenta de mi respiración, que se hizo más lenta a medida que el miedo disminuía. Me calmé un poco, pensando que solo era un sueño. Fue entonces cuando lo vi por primera vez. Se acurruco en la esquina de la habitación junto a mi armario. Sus dos ojos rojos chocolate brillaron en la oscuridad de mi dormitorio. No podía ver su cara parecía tener una máscara de porcelana, blanca, inexpresiva, sin boca ni nariz, solo esos dos inquietantes ojos mirándome. Aunque extraño se puso de pie y logre ver su sombra en la habitación. No hizo ningún ruido mientras se movía, soltó un suspiro mientras se acercaba a mi cama. Sus brazos se extendieron hacía mi mientras yo me quejaba a través de mis labios paralizados. No podía gritar, aunque tenía muchas ganas de hacerlo. Sus dedos atravesando la oscuridad, hasta mi cara. Dos dedos tocaron mis párpados y los cerraron. Recuerdo las yemas de sus dedos sintiéndose frescas pero no frías. A pesar de parecer frías no lo eran, su toque fue suave.
— No luches, pequeña, duerme, todo estará bien, tranquila, solo descansa — dijo. Su voz era tan profunda que podía sentirla en mi pecho cuando hablaba. Hice lo que me indicó, convenciéndome de que en verdad era un sueño, lncluso si no lo fuera la parte atrás de mis párpados era más tranquilizadora que mirar esos penetrantes ojos rojos en su máscara vacía de rostro. Cerré los ojos, queriendo que fuera un sueño, deseando que fuera un sueño.

After Dark - Wenclair adaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora