🤎 CAPÍTULO TRES

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— Londres —

— Londres —

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CANADÁ

EIRA DIORA

Me remuevo sin tener la más mínima intención de levantarme de la cómoda cama en la que estoy, abro un ojo y la luz choca directamente con mi rostro dejándome ciega.

Debí pensar en eso.

Era un día soleado en Canadá, la Canadá que justo hoy iba a dejar.

No pude hablar con Amaris ayer aún cuando toque su puerta, salió Kian diciéndome que estaba muy cansada hoy hasta que escuché como se culpaba de que tenga esa perspectiva de ella y ahí fue donde decidí apartarme.

Debía arreglar las cosas con mi hermana antes de partir, aún más cuando era la madrina de su matrimonio.

— Linda Eira — reconocí la voz de mamá mientras daba toques a mi puerta.

Ingreso brindándome una sonrisa mientras se acercaba con un cofre azul, cuando llegó a mí dejó un beso en mi frente antes de sentarse acción que imite.

— Papá tuvo que viajar de emergencia — habló — Pero igual te lo queríamos dar.

— ¿Qué, mamá?

— Es un collar junto a un anillo, tú eres la menor, Amaris ya tiene el suyo — dijo abriendo el cofre — Es la herencia de nuestra familia, linda, queremos que lo portes.

Sonreí mientras extendí mis manos.

— Deja que te lo ponga — ofreció a lo que asentí alzando mi cabello.

El collar era lindo, tenía joyas azules mientras que la correa era plateado, mamá me lo mostró bien y tenía plasmado en letras curvisas por detrás "Familia Diora".

Mamá lo coloca correctamente y pude detallar cuán precioso era, el dije con la joya era en forma de diamante mientras mantenía una correa de plata.

— Gracias mamá, significa mucho — respondí cuando me vi en el espejo — No me lo quitaré, nunca.

Vi lágrimas en sus ojos mientras me abrazaba.

— Papá, Amaris y yo te amamos, se que irás a Londres es tu deber y no me opongo, solo quiero que seas feliz. — dijo mientras seguía abrazada a mí dejó un beso en mi cabeza mientras se separaba y me miraba a los ojos — Amaris te ama incluso más que yo, solo esta herida y creo que tú también lo estarías si ella pensará así de ti, pero no me voy a entrometer cariño.

— Lo sé, mamá, yo la amo mucho más.

Salió de mi habitación y empecé a ordenar mis maletas que estaban casi intactas porque solo había estado un día en Canadá.

Me duché, mientras aplicaba diferentes productos en mi cuerpo y cabello, tenía que estar relajada para un viaje de siete horas.

Un jean negro, jerseys gris y una casaca verde, tomo la mochila negra junto a las dos maletas del mismo color con ruedas, los lentes negros en mi cabeza.

YOURSELF | CANCELADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora