Todavía me levanto cada mañana con la esperanza de despertar de la pesadilla que me la arrebató. La pasión por las cosas que amaba, como la música, la actuación y todas esos pequeños detalles que ella hacía que brillaran más, todas se fueron, lo que nunca se fue, fue la sensación de estar empapada en la sangre de la persona que aún amo, el olor de su sangre invadiendo mis fosas nasales y mis pulmones, la terrible sensación de impotencia que me invadió cuando no pude ayudarla a seguir respirando y a luchar por su vida, lo rápido que me rendí y acepté que no lo íbamos a lograr, el miedo que se reflejaba en sus ojos cuando intentó decirme algo y no pudo terminar la oración que me quería decir, lo vi en sus ojos, sabía que quería decirme que me amaba pero a veces la vida es insuficiente para la cantidad de amor que pueden sentir dos almas gemelas al encontrarse.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por mi asistente avisándome que la audiencia comenzaría en 15 minutos y el teléfono sonando, mi asistente decía que era Saint Soup al teléfono.
— Becky te estamos esperando, ¿vas a venir? – me ajuste los lentes en el puente de la nariz.
— Hoy no, hermano, tengo audiencia en 15 minutos y no puedo – le dije rápido y sin esperar respuesta, corté la llamada. Sabía que también le dolía y entendía que sin importar el tiempo que pasara, la pérdida de Freen nunca se haría más fácil, así que visitar el lugar donde descansaban sus restos no era algo que me entusiasmara en lo absoluto.
Todavía espero despertarme de esta pesadilla, todavía guardo en mi corazón la esperanza de que aquel contrato que firmamos sea válido y encontrarla en otra vida. Aún conservo su manta de Piyo y su conejo de peluche, cómo si aferrarme a eso aumentara mis posibilidades de volver a encontrarla. Y si la leyenda es cierta, si el amor es así de fuerte, si el destino es justo, nos volveremos a encontrar en la siguiente vida, y en la siguiente, y también en la siguiente, porque amarla en una sola vida no había sido suficiente.
La vida con Freen había sido una montaña rusa de subidas y bajadas estrepitosas. Nuestra relación, aunque idílica, también había sido como la constante sensación de correr entre los árboles de un imponente bosque para escapar de los depredadores que nos querían comer. Freen no era la única asustada, yo también tenía miedo, cada día que pasaba era consciente de lo frágil que era la relación que habíamos construido, y frágil no significaba que no nos amaramos con toda la fuerza de nuestro corazón, porque es así como nos lo hicieron creer, que cuando dos personas se aman con todas sus fuerzas entonces tendrán una relación fuerte y sana, pero la realidad es que el amor, como la vida misma, son inciertos. No porque una relación sea frágil significa que las dos partes involucradas no se amen con todas sus fuerzas o que no sea especial, a veces simplemente es así como las cosas son y eso está bien, aceptarlo y dejarlo ser es la única opción que nos queda disponible.
Yo amaba a Freen con todo lo que era y ella a mí también, pero eso no era suficiente para controlar lo que el destino tenía preparado para nosotros. Cuando nos conocimos, tanto para bien como para mal, nuestra energía fue como dos bolas de demolición colisionando entre sí, tan potente que era difícil de ignorar, incluso para el destino.
Cuando desperté en el hospital, concentré mis energías en contener y controlar las narrativa sobre el fatídico accidente que me la había arrebatado, yo sabía que Freen atesoraba nuestra privacidad pero era consciente que la única forma en la que podía hacer entender al mundo lo que había pasado era ser completamente honesta al respecto, por eso acepté realizar una rueda de prensa donde conté detalladamente cuál era la naturaleza de nuestra relación, y como el constante acoso y la sobre exposición mediática habían mermado la salud mental de ambas, porque sí, aunque ella solía idealizarme como una persona sana y feliz, la realidad era que yo también luchaba contra lo que me atormentaba, la diferencia era que, en primer lugar, yo había buscado la ayuda de un profesional que me guiaba en la gestión de mi salud emocional y, en segundo lugar, que había tomado la decisión de mantenerme inquebrantable ante todo y todos en un intento por ayudarla a lidiar con lo que ella estaba pasando. Por otro lado, estaba el hecho de que el accidente apenas había dejado marcas físicas en mí, a pesar de lo violento que fue, yo solo obtuve algunos golpes y veinte puntadas en la barbilla. Cuando se realizó la conferencia, me presenté aun con los puntos de sutura, la cicatriz aún permanece ahí, como un cruel recordatorio de todas las circunstancias que nos llevaron a ese momento.
Los años posteriores a su partida dedique mis energías a consolidar mi carrera como abogada, a trabajar en aquellas cosas que creía que podían mantener vivo el legado de la mujer que amo: activismo por la salud mental, visibilidad, defender los derechos de aquellas personas que no porque sus trabajos tuvieran cierto grado de exposición mediática, significaba en automático que no tenían derecho a una vida privada. Y, al parecer, estoy teniendo éxito en ello.
Todavía espero que llegue mi turno en el libro de las despedidas, lo espero con el anhelo de que cuando comience mi siguiente historia pueda encontrarme con aquella mujer que me robó el corazón y que un día, cuando yo apenas tenía 19 y ella 23, nos prometimos amarnos en todas nuestras vidas pasadas, presentes y futuras.
Mientras tanto, me concentro en mantener vigente la última promesa que le hice aquella noche, porque yo aun soy suya y ella aun es mía, mi Freen.
Fin
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Out of the woods - FreenBecky
Fanfiction"- Me lo vas a decir cuando estemos seguras, mirándome a los ojos, promételo, promete que vamos a estar a salvo, que me vas a mirar a los ojos y me lo vas a decir - apreté el volante y hundí el acelerador". Pero... ¿Cuánto puede durar una promesa?