Tiempo

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𝐀𝐌𝐈𝐒𝐓𝐀𝐃

Después de mi primera lucha con Atenea, nuestra amistad floreció como los campos en primavera

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Después de mi primera lucha con Atenea, nuestra amistad floreció como los campos en primavera. Gran parte de nuestro tiempo lo gastábamos en lecciones con mi padre, nuestros días solo eran lecciones de tejer, lecciones de estrategia, aprender a tocar la lira, uso de armas, historia, geografía, y combates, Triton era muy exigente, no daba descansos y nunca había días libres, poco a poco Atenea entendió el porque le dije que mi padre era muy exigente.

Al no recibir descansos o días libres, Atenea y yo comenzamos a intentar fugarnos de nuestras clases, mayormente esto fue por mi, yo convencí a Atenea de que escapar era buena idea. Por varias semanas esto fue prácticamente imposible pues Triton siempre nos descubrí y nos llevaba de regreso a las clases. Atenea rápidamente se lo tomo como un reto personal, por lo que las dos comenzaron a armar planes y estrategias para lograr escapar de nuestras interminables clases. Luego de innumerables intentos por fin lo logramos.

— ¡Vamos Corre! — le dije a Atenea mientras las dos corríamos escapando de padre

La risa de Atenea resonaba detrás de mi, mi corazón se contrajo al escuchar aquella melodía, la risa de Atenea era simplemente hermosa.

— no puedo creer que lo logramos — dije mientras respiraba agitadamente — escapamos

Atenea dejo salir una risa divertida mientras me observaba con una emoción que no supe distinguir.

— ¿ahora que hacemos? — pregunto Atenea observando todo a su alrededor

Las dos terminamos adentradas en una arboleda, cerca de donde se encontraba una zona llena de frutos dulces.

— solo pasar el tiempo — me encogí de hombros sin darle mucha importancia — ven

Con atrevimiento tome la mano de Atenea, ella no se molesto por lo que suspire tranquila, con delicadeza tire de la mano de Atenea y la lleve conmigo hacia una parte más despejada, en el lugar me senté y le indique a Atenea que me acompañara, con algo de duda ella se sentó junto a mi.

— ¿que harás cuando te vayas? — pregunte con curiosidad — cuando Zeus te permita ir al Olimpo

— solo cumplir con mi deber — Atenea suspiro mientras clavaba sus ojos en el paisaje — ¿me acompañaras?

Al escuchar aquella pregunta me congele, no la esperaba, no pensé que Atenea pudiera querer que yo la acompañara.

— ¿que? — pregunte sorprendida viendo a Atenea

— ¿me acompañaras al Olimpo? — volvió a preguntar mientras me veía al rostro

— ¿por que yo? — pregunte sin saber como contestar

— no hay mejor guerrera que tu — dijo Atenea segura — no hay nadie que pueda retarme a una lucha mano a mano como tu, eres mi compañera

Yo no pude más que observar a Atenea con sorpresa, sus ojos grises tormentosos estaban despejados, no ocultaba nada, estaba siendo totalmente sincera.

Palas Atenea Donde viven las historias. Descúbrelo ahora